7 extrañas especies de ranas y sapos

Los anfibios anuros son tan interesantes como diversos. Por desgracia, muchos de ellos se encuentran amenazados.
7 extrañas especies de ranas y sapos
Francisco Morata Carramolino

Escrito y verificado por el biólogo Francisco Morata Carramolino.

Última actualización: 29 marzo, 2021

Las ranas y sapos llevan habitando el planeta desde hace millones de años. Aparecieron mucho antes que los dinosaurios y aún se mantienen muy relevantes en casi todos los ecosistemas del planeta, especialmente en aquellos húmedos o con abundancia de fuentes de agua.

Este periodo tan largo de evolución ha permitido que las ranas y sapos, también conocidos como anuros, se diversifiquen en especies realmente extrañas. Pese a que parezcan animales lentos y faltos de recursos, se las han ingeniado para permanecer en el planeta durante siglos.

Aunque todos los anuros tienen 4 patas y carecen de cola, el resto de sus aspectos puede variar mucho. Si quieres aprender los rasgos más relevantes de algunas de las especies más extrañas de anuros, sigue leyendo.

Las 7 especies más insólitas de ranas y sapos

Hoy en día, se han descubierto más de 7000 especies de anfibios anuros. La mayoría de ellas se encuentran en los trópicos, pero se pueden localizar diversos taxones en todos los continentes, excepto la Antártida. Te presentamos algunas de las ranas y sapos más peculiares.

1. Sapo partero común (Alytes obstetricans)

Este pequeño y rechoncho sapo cuenta con una de las estrategias reproductivas más raras entre los anfibios. Normalmente, estos a animales se reproducen en el agua, donde ponen los huevos directamente.

Sin embargo, los sapos parteros se reproducen en tierra. Tras ello, los machos cargan los huevos en la espalda y patas traseras y los transportan con extremo cuidado hasta que están listos para eclosionar, momento en el que los llevan a una masa de agua que cumpla las condiciones adecuadas. Este proceso puede durar más de un mes.

Ejemplo de la diversidad entre ranas y sapos.

2. Rana púrpura (Nasikabatrachus sahyadrensis)

Esta rana es endémica de la India, fue descrita en 2003 y tiene uno de los aspectos más alienígenas de todos los anfibios. N. sahyadrensis destaca por su cuerpo hinchado y musculoso, sus patas gruesas y su minúscula cabeza en forma de cono. Además, es completamente morada.

La peculiar morfología de este anuro se debe a sus hábitos. La rana púrpura pasa la inmensa mayoría de su vida bajo tierra y solo emerge para reproducirse durante los monzones estacionales.

Un sapo muy extraño.

3. Rana mono gigante (Phyllomedusa bicolor)

Mientras que la mayoría de ranas y sapos se encuentran en masas de agua dulce o en el suelo cerca de ellas, las ranas mono pasan sus vidas en las copas de los árboles de los bosques tropicales americanos.

Además de ser magníficas trepadoras, estas ranas son capaces de segregar una sustancia cerosa con la que recubren toda su piel. Este compuesto es aislante y les permite vivir lejos del agua sin desecarse. También contiene toxinas para defenderse de depredadores.

Una de las ranas mono.

4. Rana peluda (Trichobatrachus robustus)

Este anuro africano de aspecto musculoso cuenta con varias adaptaciones únicas. Los machos presentan prolongaciones largas y finas, muy parecidas a pelos, en los costados y patas traseras.

Estas protrusiones no son pelos verdaderos, que solo aparecen en los mamíferos, sino extensiones de piel y sistema circulatorio que podrían mejorar la absorción de oxígeno durante la respiración cutánea. Así pues, funcionan como una suerte de branquias.

Las ranas peludas tienen otro as en la manga: son capaces de romper los huesos en las puntas de sus dedos, de modo que sus astillas afiladas atraviesan la piel. Así, emergen de su capa cutánea más superficial una especie de garras puntiagudas cuando se sienten amenazadas.

Las ranas y sapos pueden ser muy diversos.

5. Rana de lluvia desértica (Breviceps macrops)

Muchas ranas y sapos son rechonchos, pero ninguno tanto como las ranas de lluvia. Estos pequeños animales son verdaderamente esféricos, con ojos grandes, dorados y saltones y patas muy cortas.

B. macrops mide tan solo 4 o 5 centímetros y vive en las costas desérticas del sur africano. Uno de sus aspectos más destacables es su chillido agudo, similar al de un juguete de goma.

6. Sapo de Surinam (Pipa pipa)

Este anuro sudamericano es uno de los más surrealistas. Su aspecto es de hoja caída, con un cuerpo marrón increíblemente aplanado, cabeza en forma de flecha, ojos casi imperceptibles y patas posteriores poderosas, con dedos largos y palmeados.

Este sapo es fundamentalmente acuático y muestra un proceso reproductivo único en el reino animal. Tras la cópula, los huevos se incrustan dentro de la espalda de la hembra.

Allí pasan su periodo larvario —aislados bajo la piel de su madre—, hasta que eclosionan y salen al exterior, ya como pequeñas ranas. Este método es chocante para los seres humanos, pero protege a las crías de la depredación de forma efectiva.

Una pipa parva con sus huevos.

7. Sapito rugoso del Kukenán (Oreophrynella nigra)

Este minúsculo sapo, que tan solo alcanza los 2 o 3 centímetros, existe únicamente en las regiones montañosas del Escudo Guayanés, en Venezuela. Su aspecto, muy negro y rugoso, recuerda al alquitrán, pero su color no es lo más curioso de este animal.

O. nigra tiene una estrategia antidepredatoria singular, adaptada a su hábitat alpino. Cuando es amenazado, este sapo se hace un ovillo y se deja rodar ladera abajo, lo que hace que rebote por las rocas hasta llegar a un lugar seguro. El sapito no sufre daños utilizando esta estrategia y consigue escapar de sus depredadores principales: las tarántulas.

Un sapo extraño.

Estas son solo algunas de las especies de anuros más fascinantes. Nuevos anfibios se descubren constantemente, pero por desgracia, un gran porcentaje de ellos se encuentra en peligro de extinción. Como se ha podido ver, estos animales están llenos de rarezas, además de ser imprescindibles para sus ecosistemas. Es crucial trabajar en su conservación.



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