La acuariofilia es un hobby que cada vez se ha extendido más en la población general. Tener un acuario en casa es un verdadero lujo, pues permite a los tutores aprender las dinámicas de los ecosistemas fluviales mientras disfrutan de la compañía de uno o más peces realizando todas sus funciones vitales. Aun así, existen enfermedades que pueden aquejar a sus integrantes: ¿sabes por qué un pez nada de lado?
Que un integrante del acuario sea incapaz de mantener su postura durante la locomoción es síntoma de que algo va muy mal. Si quieres saber a qué se debe esta situación y cómo ponerle fin, te invitamos a seguir leyendo.
¿Cómo nadan los peces?
Antes de entrar de lleno en la pregunta que nos atañe, vemos de interés recorrer de forma somera el sistema de flotabilidad de muchos peces. Para ello, debemos fijarnos en la vejiga natatoria, un órgano que le permite a muchos peces óseos mantenerse en un punto de la columna de agua sin tener que gastar un exceso de energía.
La vejiga natatoria consiste en 2 sacos llenos de aire que se encuentran en la sección dorsal del animal. Las paredes tisulares de este órgano poseen muy pocos vasos sanguíneos y son ricas en cristales de guanina, lo cual las hace impermeables al intercambio gaseoso.
Cuando se introduce oxígeno en una de las cámaras de la vejiga, aumenta su volumen gaseoso y la flotabilidad del animal, permitiéndole así “subir” en la columna de agua. El intercambio de gases se realiza a nivel sanguíneo según las necesidades del pez. Además, en algunas especies este órgano está conectado con el oído interno, actuando así como cámara de resonancia y mejorando la audición.
La vejiga natatoria le permite al animal acuático que la porta mantenerse en una posición de la columna del agua sin tener que gastar energía de forma innecesaria.
¿Qué pasa si mi pez nada de lado?
Nadar de lado es una conducta totalmente maladaptativa en peces, pues les hace perder rango de visión, movilidad y efectividad a la hora de desplazarse en la columna de agua. Por ello, salvo contadas excepciones, esto siempre es síntoma de una patología subyacente. A continuación, exploramos algunas de las condiciones más comunes que involucran a la vejiga natatoria.
Inflamación de la vejiga natatoria
Según estudios, este es uno de los motivos principales por el cual un pez puede nadar de lado. Representa hasta el 44 % de las visitas al veterinario por esta cuestión en el goldfish (Carassius auratus), una cifra nada desdeñable. Esta condición puede ser causada por infecciones parasíticas o por una sobrealimentación del animal.
Cuando la inflamación de la vejiga natatoria es provocada por un agente infeccioso, esta recibe el nombre de aerocistitis. Si la calidad del agua es mala, los peces están estresados o hay demasiados ejemplares en el acuario, las enfermedades de este tipo pueden verse promovidas.
Desplazamiento de la vejiga natatoria
A veces, el problema no es la hinchazón del tejido de este órgano, sino una mala localización del mismo. Como hemos dicho, la vejiga natatoria está compuesta por 2 cámaras: la anterior está recubierta por una túnica externa firme que se encuentra anclada en estructuras óseas, mientras que la posterior solo está conectada a la anterior por un fino conducto.
Por esta razón, la cámara posterior de la vejiga natatoria puede desplazarse con cierta facilidad, lo cual se traduce en un pez que nada de lado y tiene problemas de flotabilidad. Las lesiones mecánicas y los golpes fuertes pueden provocar este desplazamiento.
Fluidos en la vejiga natatoria
El contenido de la vejiga natatoria está compuesto de forma casi exclusiva por gases, aunque las células epiteliales secretan pequeñas cantidades de sustancia surfactantes que protegen al órgano. La acumulación de fluidos en las cámaras por cualquier proceso patológico impide la correcta locomoción del pez enfermo.
A veces, este proceso puede fomentar la ruptura de la vejiga, aunque no es algo común.
Otros síntomas de enfermedad
Si un pez nada de lado, este signo clínico se suele acompañar de otros muchos. Entre ellos, destacamos los siguientes:
- Pérdida de apetito: casi todos los peces comen 1-2 veces al día. Si el animal pierde interés por el alimento durante más de 24 horas, seguro que algo va mal.
- Debilidad generalizada y problemas de flotabilidad (ya descritos).
- Separación del resto de ejemplares: en los peces que viven en cardúmenes, los enfermos se separarán de sus compañeros y se irán al fondo.
- Respiración y boqueo fuera del agua.
- Cola y aletas roídas: esto puede ser causa de infecciones fúngicas y bacterianas, pero siempre es indicativo de una mala calidad del agua.
¿Qué debo hacer si mi pez nada de lado?
El primer paso es separar siempre al animal enfermo, a menos que veas que se trate de una condición generalizada en el acuario. Muchos parásitos requieren un tiempo de incubación dentro de su hospedador, así que separando al ejemplar sospechoso a tiempo puedes ahorrarte muchos problemas. Ten siempre un tanque pequeño “hospital” listo para estos casos.
Una vez hayas separado al animal enfermo, lo mejor que puedes hacer es acudir a un veterinario especializado en exóticos. Si esto no es posible, existen preparaciones farmacológicas de amplio espectro contra bacterias y hongos especiales para peces, aunque puede que estas no funcionen. Si el pez no mejora en unos días a pesar de administrarle medicamentos, el pronóstico es muy poco positivo.
Para evitar esta condición, todo tutor debe monitorizar los valores del agua del acuario de forma paulatina y respetar las necesidades de toda especie que se aloje en él. Una vez un pez enferma de forma grave es muy difícil devolverlo a su estado natural, así que la mejor herramienta siempre será el cuidado consciente y el respeto por la mascota.
Bibliografía
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