¿Por qué los loros viven tantos años?
Los psitácidos son una superfamilia de aves que incluye un total de 369 especies de loros, distribuidos en los territorios de América, Asia, África, Europa y Oceanía. Son animales que se caracterizan por tener un pico curvado, por la coloración intensa de su plumaje y por sus capacidades cognitivas.
La mayoría de los loros típicos se alimentan de semillas, aunque otras especies prefieren incluir en su dieta frutos, hojas e insectos. Por otro lado, son aves predominantemente monógamas, que suelen establecer sus nidos en pequeñas cuevas de los árboles.
Seguramente hayas visto un loro en algún lugar imitando una gran variedad de sonidos, incluso la voz humana. No obstante, estas particulares aves no cuentan con cuerdas bucales como nosotros, sino que es un órgano situado en la base de la tráquea llamado siringe, lo que les permite hacerlo.
Sin embargo, esta no es la característica más interesante de estas aves, ya que, de acuerdo a varias investigaciones, su genética y su gran inteligencia se encuentran estrechamente relacionadas con su expectativa de vida.
Los loros son la excepción a la regla
En la naturaleza existe una premisa que se cumple en la mayoría de las especies animales, y es que, entre mayor tamaño corporal, mayor es la expectativa de vida. No obstante, los loros parecen ser la excepción a la regla.
Algunas aves como el loro amazona frentiazul, que apenas alcanza los 35 centímetros de longitud y 400 gramos de peso, puede llegar a vivir hasta 80 años. O el loro gris africano, que con un tamaño de 33 centímetros, puede alcanzar los 60 años.
Como estos, son varios los ejemplos de loros que tienen una esperanza de vida similar a la de un ave grande como un águila o un avestruz. Para dar una explicación a este fenómeno, se creía que los loros vivían esta cantidad de años por su dieta o para lograr el desarrollo completo de su masa cerebral. No obstante, se descubrió recientemente que su longevidad está asociada a otros factores.
Su capacidad cognitiva los hace vivir más años
De acuerdo a una investigación publicada en la revista Proceedings of the Rotal Society, en la que se examinaron un total de 217 especies de loros, se encontró una conexión entre el tamaño del cerebro de estas aves y su esperanza de vida. Según el estudio, se determinó que el gran tamaño de su cerebro comparado al de otras especies, les ha brindado a los loros una capacidad cognitiva excepcional.
Gracias a esto, los loros han logrado superar y resolver una serie de problemas que se le han presentado en sus diferentes entornos, con una adaptabilidad similar a la de los seres humanos. Esta capacidad los ha hecho aves mucho más flexibles ante las amenazas que ponen en peligro su vida.
De igual manera, además de ser animales sumamente inteligentes, también son muy sociables, por lo que han aprendido técnicas de cooperación y búsqueda de nuevas fuentes de alimentos en la naturaleza.
Los loros son los humanos de las aves
De acuerdo a un estudio publicado en la revista Current Biology, en la cual se analizó por completo el genoma del loro amazona frentiazul, se identificó que no solo el tamaño del cerebro y la capacidad cognitiva de estas aves estaba relacionado con su longevidad, sino también su genética. Según los resultados de esta investigación, se encontraron unos 300 genes que pueden estar relacionados con el aumento de la expectativa de vida en estos animales.
Algunos de estos genes encontrados participan en la reparación del ADN, en el control de la proliferación celular evitando tumores, en la protección del sistema inmunológico contra el estrés oxidativo o retardando el envejecimiento de las células.
De igual manera, al comparar el genoma específico de algunos loros con el de otras aves, existen iguales o mayores diferencias a las que tenemos los humanos con otros primates. Conforme a esto, se podría sugerir que, por sus capacidades cognitivas, longevidad y diferencias genéticas con otras especies, los loros son los humanos de las aves.
Finalmente, la mayoría de enfermedades que se presentan en los loros son en animales de avanzada edad, en donde predomina la presentación de patologías crónicas como la arterioesclerosis, la fibrosis pulmonar, la fibrosis hepática o las cataratas.
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