La mula es un mamífero terrestre cuadrúpedo perteneciente a la familia de los Equidae y al orden Periddodactyla. Su nombre proviene del latín y era empleado para denominar a los animales que descendían de especies diferentes. ¿Cuál es el origen de la mula?
Se trata de un animal híbrido, nacido y criado a partir de cruces de yeguas y asnos, o de caballos y burras. Como generalmente son estériles, la supervivencia de su especie depende mayormente de las otras especies progenitoras. Las pocas mulas fértiles suelen generar crías débiles que nacen por debajo de su peso y generalmente fallecen muy pronto.
Se trata de animales compactos y robustos, estéticamente más parecidos a los asnos que a los caballos. Su cuerpo es algo redondeado y ancho, con un cuello largo y encorvado; la cabeza es más corta y gruesa que la de los caballos, con orejas largas. Sus piernas son finas y delgadas, con cascos pequeños y pezuñas gruesas.
Algunas personas pueden confundir las mulas con los burros, pero basta observar sus colas para diferenciarlos fácilmente. La cola de los burros es fina y exhibe un pequeño penacho en su extremo semejante a la cola de una vaca. Las mulas tienen una cola de inserción alta cubierta de pelos más parecida a los caballos.
Dimorfismo sexual de las mulas y mulos
Los mulos son levemente más grandes que las mulas; tienen piernas más gruesas y redondeadas. Su cuerpo es más estrecho, con la grupa notablemente más caída hacia la cola que las hembras. Además, los machos también suelen ser más fuertes y resistentes que las hembras, teniendo una mejor esperanza de vida.
Origen de la mula: la historia nos ayuda a comprender su ‘mala fama’
Es muy difícil precisar el lugar y la fecha de nacimiento de las mulas. Se supone que su creación se debe más a la intervención humana que a los hábitos de caballos y asnos. Aunque una yegua pueda cruzarse naturalmente con un asno, es poco probable que ello haya sucedido tantas veces como para crear una nueva especie.
Probablemente, las mulas se originan en los campos de Estados Unidos, primer país donde se popularizaron. Su contribución para la agricultura era tan notable que el mismísimo George Washington se tornó un entusiasta de su creación. Pero sus planes eran frenados por el rechazo del rey Carlos III de España, un ferviente defensor del famoso burro andaluz.
Para comprobar su teoría, el expresidente Washington envío dos machos y dos hembras como regalo al monarca español. Aunque uno de los machos murió en el viaje, el superviviente ‘regalo real’ cambió la percepción del Rey Carlos III sobre su especie.
En el siglo XX, la población de mulas en Estados Unidos superó la cifra de seis millones. Su éxito solo disminuyó después de la introducción de las máquinas en los cultivos. La disminución de la población fue tan brusca que en la década de los 60 apenas estaba registradas 10 000 mulas.
Maltrato animal
Infelizmente, no solo de éxitos y alegrías está hecha la historia de las mulas. Estos animales fueron explotados para el trabajo a niveles inaceptables y verdaderamente inhumanos. Además, muchas veces vivían en condiciones poco salubres y con malos cuidados de sus propietarios.
Las mulas jamás conquistaron la fama o el prestigio de sus parientes caballos. Carecían de su exuberante belleza y nunca ganaron reconocimientos en competencias deportivas o estéticas. Siempre fueron vistas como animales de trabajo pesado con una dura rutina diaria.
En la mayoría de las granjas y campos productores, las mulas no recibían tratos adecuados. Muchas veces quedaban expuestas a la intemperie día y noche, y morían como consecuencia del trabajo arduo e interminable.
Su crianza es Estados Unidos fue tan violenta que captó la atención de muchos activistas. En los años 60 muchas mulas morían abandonadas, ya que su trabajo era sustituido por tractores. Fue entonces que se creó la Sociedad Americana del Burro y la Mula, dedicada a proteger estos animales de la exploración laboral y de cualquier clase de maltrato.
El proyecto Idaho y la reproducción de las mulas
A mediados de los años 2000, Estados Unidos anunció el inicio del llamado ‘Proyecto Idaho’. Esta iniciativa proponía ampliar los estudios sobre la reproducción de las mulas para llevar a cabo la primera clonación de dicha especie.
La primera cría obtenida por este proceso nació en mayo de 2003, tras una gestación controlada de cerca de 340 días. Su nombre es ‘Idaho Gem’, que se puede traducir como ‘La joya del Idaho’.