Neosporosis canina: causas, síntomas y tratamiento

La neosporosis canina es una enfermedad infecciosa que muchas veces se presenta de forma asintomática, pero en otras ocasiones puede llegar a ser letal.

Un perro blanco enfermo en el veterinario, un ejemplo de neosporosis canina.

La neosporosis canina es una enfermedad infecciosa causada por Neospora caninum, un parásito coccidio que tiene como hospedadores a caballos, animales de ganado y otros mamíferos. El perro es su único huesped definitivo, por lo que el agente patógeno está especializado en instalarse en su musculatura en forma de quistes tisulares.

En general, muchos de los perros infectados son asintomáticos, pero los cachorros afectados presentan un pronóstico mucho más reservado. Si quieres saber más sobre la neosporosis canina y cómo identificarla, continúa leyendo.

¿Qué es la neosporosis canina?

Como hemos dicho previamente, esta infección es causada por el coccidio N. caninum, un microorganismo parásito intracelular obligado. Hasta hace poco, se creía que el perro era el único hospedador definitivo, pero se ha descubierto que otros cánidos como coyotes, lobos grises y dingos también lo son.

Portales veterinarios profesionales estiman que la prevalencia del parásito —número de perros infectados en una población dada— varía del 0 al 100% según la región. En Estados Unidos, por ejemplo, se calcula que aproximadamente el 7 % de los perros son positivos en ciertas zonas. En Inglaterra se estima una prevalencia del 5,5-23,6 %.

Los canes callejeros y los que están en contacto con ganado tienen más probabilidades de infectarse.

El parásito tiene 3 formas según el momento de su ciclo vital. Estas son las siguientes:

  1. Ooquistes: un análogo de los huevos, que se forman en el tracto intestinal del can y son excretados al medio con las heces.
  2. Taquizoitos: las formas infectivas que proliferan de los ooquistes una vez estos son ingeridos por un perro.
  3. Bradizoitos: forman quistes en la musculatura del animal.

Un perro y una vaca son cariñosos.

Síntomas

Como hemos dicho, muchos de los perros infectados no llegan a mostrar nunca síntomas. Por desgracia, algunos ejemplares adultos y los cachorros son más proclives a presentar ciertos signos clínicos. Estos signos son producto de los taquizoitos causando la inflamación y necrosis en los tejidos afectados.

Así pues, los síntomas más comunes son de naturaleza neuromuscular. Entre ellos, encontramos los siguientes:

  • El síntoma característico de la infección se da en los cachorros con menos de 6 meses de edad. Estos pueden presentar una parálisis de las patas traseras, la cual sigue un patrón ascendente. Esta evidencia clínica suele comenzar a aparecer a las 3-9 semanas de vida del animal.
  • Se produce una atrofia muscular generalizada en un patrón ascendente. Las extremidades traseras suelen verse más comprometidas al principio que las torácicas.
  • Tras esto, puede aparecer dificultad para tragar, parálisis de la mandíbula y una marcada debilidad cervical.
  • Otras complicaciones son la aparición de neumonías, convulsiones, anorexia, decaimiento, inflamación del músculo cardíaco e incluso muerte.

En los cachorros que son sintomáticos, esta atrofia muscular es progresiva y resulta en una contracción continua de los músculos afectados. Cuando aparece este cuadro clínico, el pronóstico del animal afectado es muy pobre.

Tratamiento

Debemos tener en cuenta que no se ha obtenido a día de hoy un tratamiento efectivo en el 100 % de los casos. Algunos antibióticos se han usado en cachorros con cierto éxito, pero la medicación no garantiza en ningún caso la supervivencia del animal. La clindamicina es el medicamento de elección durante 3 semanas-2 meses en casi todos los casos.

En general, los perros adultos suelen responder mejor al tratamiento que los cachorros. Una vez aparecen los síntomas clínicos neuromusculares en el animal, el pronóstico se vuelve bastante malo.

Si el tratamiento es rápido y se administra antes de que aparezca la parálisis, el pronóstico mejora ligeramente.

Prevención de la neosporosis canina

Como no existe ningún tratamiento definitivo, la mejor medida que se puede tomar es prevenir la enfermedad con eficacia. Portales veterinarios nos informan de que las perras embarazadas pueden transmitir el agente patógeno a sus cachorros por vía transplacentaria, por lo que hay que tener mucho cuidado con las hembras gestantes.

En general, los perros se infectan por mantener contacto estrecho con carne o tejidos de ganado con quistes de bradizoitos. Aún no se sabe del todo si, además, los ooquistes del entorno son infectivos para los canes —aunque sí lo son para animales de interés ganadero—. Por ello, la mejor medida es limitar el contacto can-ganado lo máximo posible.

Un perro en el veterinario.

Como habrás podido comprobar, la neosporosis canina pasa muchas veces desapercibida pero, cuando se manifiesta, puede llegar a ser letal. Si existen indicios de la patología en tu región, limita el contacto de tu perro con animales de ganado y entornos rurales. Ante enfermedades infecciosas, siempre es mejor prevenir que curar.

Bibliografía

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  • Neosporosis, capcvet.org. Recogido a 21 de diciembre en https://capcvet.org/guidelines/neosporosis/
  • Dubey, J. P., & Lindsay, D. S. (1996). A review of Neospora caninum and neosporosis. Veterinary parasitology, 67(1-2), 1-59.
  • Dubey, J. P., Schares, G., & Ortega-Mora, L. M. (2007). Epidemiology and control of neosporosis and Neospora caninum. Clinical microbiology reviews, 20(2), 323-367.
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