Tener peces parece un asunto sencillo, pero hay cosas que las personas desconocen. Una de ellas tiene que ver con el hábitat de las mascotas acuáticas, que debe cumplir con ciertos parámetros a tener en cuenta al montar la pecera.
Un solo elemento discordante puede dificultad la vida de cualquier pez, por improbable que parezca. Elementos tóxicos, contaminación y falta de espacio son apenas algunos de los aspectos que debemos evitar.
Por ello, aquí te mostramos los errores más comunes que se suelen cometer con el objetivo de no caer en ellos.
¿Adornos artificiales? ¡Definitivamente no!
Buena parte de los errores que se cometen al colocar una nueva pecera tienen que ver con las ansias de los dueños por decorarla. Uno de los problemas más importantes tiene que ver con la implementación exagerada de adornos artificiales.
Cada pieza que colocamos allí dentro está conformada por una serie de materiales residuales. Y estos pueden contaminar el agua y afectar a la salud de tus peces. Además, muchos de los objetos decorativos no forman parte del entorno natural de estos animales.
Por ello, debemos recordar siempre que un acuario no debe ser una obra de arte, sino un ecosistema agradable para la mascota.
Utilizar piedras grandes y de colores no es buena idea
Las piedras de colores pueden ser muy llamativas, pero tóxicas para los animales acuáticos. Las mismas son tratadas con químicos y tintes que pueden ser perjudiciales para la vida de la mascota.
En contraste, la elección idónea son piedras reales capaces de recrear un ecosistema más real y propicio. No obstante, tampoco es conveniente que las rocas sean de grandes dimensiones en relación al espacio interno del recipiente.
La idea es que los objetos sólidos no interfieran con la fluidez normal del agua o que limiten demasiado el espacio de nado para los peces.
¿Piensas que el filtro no es necesario? Estas equivocado
Algunas personas tienen la falsa creencia de que la limpieza de las peceras puede sustituir la colocación de un filtro. A decir verdad, este implemento no solo limpia los espacios, sino que purifica el agua en favor del pez.
Montar la pecera con un filtro incluido nos da la seguridad de que el agua estará 100% libre de amoniaco. Esta herramienta tiene una gran influencia en la vida de nuestras mascotas acuáticas, librándolas de un sinfín de enfermedades.
La razón: los filtros acumulan una serie de microorganismos claves que facilitan ambas labores. Claro que siempre es bueno que limpiemos nuestro acuario, aun cuando dicha labor también tiene sus límites.
Error garrafal: limpiar excesivamente el acuario
Nuestros peces, pequeños o de gran tamaño, necesitan espacios limpios, más no perfectamente desinfectados. Las labores de aseo son importantes, pero no deben ser repetitivas, intensivas e invasivas. De hecho, mucho más recomendable es colocar un buen filtro y limpiar cada cierto tiempo.
Para ser más exactos, limpiar cada 3 o 4 semanas es más que suficiente. La razón: existen microorganismos que son positivos para los peces y que deben ser conservados en buena medida para incrementar sus defensas.
Otro error muy común es el de limpiar con jabón las piedras y adornos que reposan en el interior. El jabón eleva la toxicidad del agua y también elimina microbios que protegen a los ejemplares.
Montar la pecera: dile no a la pecera en forma de bola
Históricamente, la imagen de la pecera de bola o redonda es la mayor representación de la acuariofilia dentro de la cultura pop. Pero, a decir verdad, este no es el mejor espacio que podemos proporcionarle a un animal acuático.
Actualmente se sabe que este tipo de implemento genera grandes cuotas de estrés en el pez. La oxigenación del agua no se ve favorecida y el espacio es bastante reducido para el nadar continuo del animal.
Por el contrario, las peceras rectangulares y alargadas ayudan a crear un ecosistema bastante adecuado y variado. En él se pueden colocar varios ejemplares, respetando siempre las reglas que existen para hacerlo.
Jamás se cambia totalmente el agua estancada por la del grifo
Montar la pecera es delicado hasta cuando se coloca el agua. De hecho, es un error cambiar en su totalidad el agua del acuario por agua fría y salida de la tubería. Lo aconsejable es cambiar parte del líquido vital y mantener un poco del que había previamente.
Solo de esta forma cumplimos con dos objetivos. El primero es aclimatar al pez, aspecto prioritario para no generar estrés e inadaptación del ejemplar dentro de su ambiente artificial. En segundo lugar, la preservación de los microorganismos positivos que se mencionaron anteriormente.