Mantis diabólica: todo lo que debes saber

La mantis diabólica es la especie de mantodeo que se mimetiza con las hojas más grande hasta ahora. Posee unos colores impresionantes, lo que la convierte en una mascota muy preciada.
Mantis diabólica: todo lo que debes saber

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 02 abril, 2021

Los mantodeos (Mantodea) son un orden de hexápodos comunmente conocidos como mantis religiosas, por la curiosa disposición de su primer par de extremidades. Este taxón engloba unas 2450 especies repartidas por casi todo el mundo, pero sin duda, una de las más curiosas es la mantis diabólica o mantis flor del diablo. Aquí te lo contamos todo sobre ella.

Los mantodeos se han adaptado evolutivamente a la caza mediante cripsis, es decir, se mimetizan con el entorno para pillar por sorpresa a sus víctimas. Por ello, muchas mantis presentan morfologías que nos recuerdan a flores (Hymenopus coronatus), palos (Popa spurca) y hojas (Deroplatys lobata). La mantis diabólica no iba a ser menos, como veremos en líneas posteriores.

Mantis diabólica: una especie muy atípica

La mantis diabólica (Idolomantis diabolica), también conocida como mantis flor del diablo, es la única representante de su género. Se trata de una de las especies de mantodeos más grandes que hay y, además, es posible que sea la especie de mayor talla que se ha especializado evolutivamente en mimetizarse con las flores del entorno.

A pesar de ser la única especie dentro del género Idolomantis, cabe destacar que comparte puesto en la familia Empusidae con otras 27 especies de mantodeos. Los empúsidos son generalmente largos y presentan un aspecto casi alienígena, con un protórax siempre rodeado por una cresta y unas extremidades con apéndices aplanados.

La mantis diabólica alcanza una gran talla, unos 11 centímetros en hembras y 10 centímetros en machos. La cabeza está compuesta por 3 secciones esenciales: ojos compuestos, antenas y mandíbulas. El aparato ocular de este invertebrado está formado por miles de células fotorreceptoras, que le permiten percibir su entorno de forma más que adecuada.

Curiosamente, la New Castle University ha descubierto que las mantis son capaces de ver en 3D, fenómeno que se conoce como estereopsis. Son los únicos insectos que pueden registrar la profundidad del entorno con una visión binocular, lo que los convierte en extraordinarios cazadores.

Además, su percepción de profundidad solo se fija en entes que se están moviendo: las presas.

Un macho de Idolomantis diabólica
Un macho de Idolomantis diabolica.

Por fuera, esta mantis tiene un patrón de rayas verdes y blancas, perfecto para mimetizarse con hojas y materia vegetal. Por otro lado, su primer par de extremidades presenta un tono rojo y azulado con bordes negros, que estos invertebrados muestran cuando se sienten amenazados.

Además, a medida que crecen, los ejemplares desarrollan unos apéndices cada vez más pronunciados. El protórax presenta una elongación característica en forma de escudo, que le otorga a la mantis el aspecto de una hoja seca. Por otro lado, cabe destacar que la especie muestra un claro dimorfismo sexual: las antenas de los machos son mucho más gruesas.

Hábitat y desarrollo

Esta especie es africana, nativa de Etiopía, Kenia, Somalia, Malawi, Tanzania, Sudán del sur y Uganda. Es una de las mantis más codiciadas por los terraríofilos especializados en el mantenimiento de invertebrados, pero por suerte, lleva criándose desde el 2004 en cautiverio. Esto ha prevenido que sus poblaciones sean esquilmadas por el comercio ilegal.

Como todos los invertebrados, estos cazadores fascinantes deben pasar por un proceso de muda para crecer, pues necesitan abandonar su exoesqueleto rígido para adquirir más tamaño. Las ninfas recién nacidas (L1) no son nada parecidas a sus padres, ya que son minúsculas y presentan un color negro.

Seguramente, esta apariencia se trata de una adaptación evolutiva, ya que estas pequeñas mantis se parecen a hormigas, unos de los insectos menos preciados como presas. A medida que crecen, las ninfas van adquiriendo una coloración marronácea y sus apéndices se desarrollan. Las hembras alcanzan su madurez sexual a las 8 mudas, una menos para los machos.

Reproducción y mantenimiento en cautiverio

Los ejemplares adultos tardan unas 2-3 semanas en volverse reproductivamente viables. Además, cabe destacar que esta especie es una de las más difíciles de reproducir en cautiverio, pues requiere la imitación de la humedad y temperatura del entorno para poder iniciar la cópula.

Como curiosidad, son las hembras las que muestran sus carácteres sexuales dimórficos para atraer a los machos. Estas colocan su abdomen de forma especial y levantan las alas, lo que les permite liberar feromonas para llamar la atención de sus pretendientes. Como ya sabrás, la cópula no acaba bien para ciertos machos.

En muchos casos, el macho termina siendo una cena para su pareja, evento que se conoce como canibalismo sexual. Una vez ha sido fecundada, la hembra pondrá de una a varias ootecas en intervalos temporales variables, sacos que contienen de 10 a 50 huevos. A continuación, te contamos de forma somera los cuidados en cautiverio de esta especie:

  • Terrario: 30x30x30 centímetros de largo, alto y ancho para un ejemplar. Esta instalación debe presentar rejillas metálicas en la parte superior para que ventile bien y no se formen capas de moho en el sustrato.
  • Temperatura: durante el día, el terrario debe estar a 28-35 grados. La temperatura puede bajar a los 18 grados por la noche.
  • Humedad: 40-50 %. Esto se puede lograr pulverizando el sustrato con agua una vez a la semana.
  • Enriquecimiento ambiental: se deben colocar múltiples ramas en la instalación, para que la mantis pueda colgarse en el momento de la muda. La fibra de coco o la tierra universal son sustratos ideales para esta especie.
  • Alimentación: el 90 % de la dieta de este invertebrado debe estar compuesta de moscas. Las ninfas se alimentan de Drosophila sin problemas, pero los adultos requieren presas más grandes. Es necesario adquirir cultivos de moscas comunes para dar de comer a estas mantis.
Un ejemplar juvenil de Idolomantis diabolica.
Un ejemplar juvenil de Idolomantis diabolica.

Estamos ante un invertebrado fascinante, pero por desgracia, sus cuidados en cautiverios son bastante demandantes. El mantiemiento de esta especie debe reservarse a los terrariófilos expertos con programas de cría en mente, para que todos podamos seguir disfrutando de este insecto tanto en el ámbito doméstico como en su entorno natural.


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