¿Qué son las aves rapaces?

Las aves rapaces son unos de los pájaros más carismáticos y peligrosos del mundo animal. No es un grupo taxonómico propiamente dicho, más bien son un conjunto de especies que tienen en común que son cazadoras y carnívoras. Gracias a su encanto y a sus habilidades, estas aves se adiestran para ser utilizadas en diferentes actividades humanas, lo que se conoce como cetrería.

A estas aves también se les conoce como aves de presa o aves de rapiña, ya que se les reconocen sus grandes habilidades de cacería. Además, son un grupo diverso con ejemplares imponentes y majestuosos que se caracterizan por estar en la cima de la cadena trófica. Sigue leyendo este espacio y descubre todo acerca de las increíbles aves rapaces.

Características comunes de las aves rapaces

Las aves rapaces presentan diferentes tamaños, formas y coloraciones. Sin embargo, mantienen al menos 3 características en común.

1. Pico curvo y filoso. Les permiten desgarrar la carne de sus presas.
2. Garras fuertes y largas. Las emplean para atrapar y aprisionar a sus víctimas contra el suelo.
3. Ojos con excelente visión. Son necesarios para localizar con facilidad a sus presas a gran distancia y desde el aire.

Aunque ciertas especies podrían no presentar alguna de estas características debido a que cazan presas muy pequeñas, todas exhiben una potente visión. De hecho, las aves rapaces son consideradas como las aves con mejor visión del reino animal, capaces de detectar presas tan pequeñas como insectos. Aun así, algunas especies como el águila real pueden capturar presas más grandes, como corderos.

A pesar de que no existe un rigor taxonómico para agrupar a las aves rapaces, los ornitólogos suelen preferir utilizar el término porque es un buen ejemplo de evolución convergente. Esto significa que aunque las especies no tienen un parentesco directo, han desarrollado características ventajosas similares, lo cual es un evento bastante peculiar en la evolución.

Debido a las diferencias que presentan las aves rapaces, se les tiende a agrupar en al menos 3 tipos distintos:

1. Rapaces nocturnas (estrigiformes)

Las rapaces nocturnas son conocidas como búhos y lechuzas, también llamados estrígidos y titónidos, respectivamente. Estas aves se caracterizan por poseer adaptaciones para mejorar su capacidad auditiva y reducir el ruido que hacen al volar.

Estos animales viven en el mundo de la noche, en el que el oído es mucho más importante que la vista. Así, su rostro es redondeado y su pico corto, lo que hace que este no sea una interferencia para la antena parabólica natural que forma la particular forma de su cabeza. Esta forma concentra mucho los sonidos de sus presas, por lo que son muy sensibles a pequeños movimientos.

A pesar de que estas aves se especializan más en percibir sonidos, esto no significa que su vista sea menos eficiente o despreciable. De hecho, en sus ojos tienen una gran cantidad de células sensibles a la iluminación, lo que les permite ver en la oscuridad con gran eficiencia.

Por otro lado, las plumas de muchas de sus especies son una auténtica obra de ingeniería natural, que ha inspirado incluso a ingenieros aeronáuticos. Las alas de estas aves poseen tres adaptaciones: una franja de plumas rígidas en la parte delantera, una cresta flexible en el exterior y un plumaje aterciopelado en la parte superior.

Esto hace que el vuelo de las aves rapaces nocturnas, como el cárabo o la lechuza, sea el de unos depredadores muy especializados; tienen la capacidad de detectar presas bajo la nieve, a la par que son prácticamente imperceptibles por sus presas.

Las alas de estas aves poseen tres adaptaciones: una franja de plumas rígidas en la parte delantera, una cresta flexible en el exterior y un plumaje aterciopelado en la parte superior.

2. Rapaces diurnas (falconiformes)

Existen muchas especies de aves rapaces diurnas, las más conocidas de ellas son las águilas, pues son las cazadoras de mayor tamaño y se han expandido por todos los ecosistemas del planeta. Entre ellas, destacan el águila imperial o el abundante busardo ratonero, además de los pigargos y las arpías, que son unas de las rapaces más llamativas por su tamaño y sus técnicas de caza.

Los halcones y cernícalos son de menor tamaño, pero son los animales más rápidos del mundo; el halcón peregrino puede llegar a los 380 km/h. Por contra, los azores y gavilanes no llegan a estas velocidades, pero poseen un vuelo muy ágil con buena capacidad de maniobra que les permite esquivar los bosques.

El secretario (Sagittarius serpentarius) es la rapaz diurna más llamativa, por su plumaje y por el hecho de que es la única que no caza desde el aire: usa sus largas extremidades para golpear y atrapar a sus presas. Se puede encontrar en muchos ecosistemas africanos, principalmente al sur del Sáhara.

Los halcones y cernícalos son de menor tamaño, pero son los animales más rápidos del mundo; el halcón peregrino puede llegar a los 380 km/h.

3. Rapaces necrófagas

Estas aves podrían englobarse en las rapaces diurnas, pero lo cierto es que los buitres son rapaces muy particulares. Aunque otras aves rapaces como los milanos pueden comer cadáveres, los buitres y cóndores son auténticos especialistas en el consumo de carroña, y es que difícilmente pueden matar presas por ellos mismos a pesar de ser las aves más grandes.

El estómago de las aves carroñeras contiene ácidos bastante potentes que le permiten digerir incluso hasta estructuras duras como huesos. Gracias a ello, las bacterias y los patógenos que contiene la carne en descomposición no les afecta en lo más mínimo.

Estos ejemplares son muy pesados y tienen un vuelo relativamente lento. Entre ellos se erige el cóndor andino como el ave de mayor envergadura del mundo. También destaca el buitre negro, que es el ave de mayor envergadura de Europa, y que además es muy abundante en España.

¿Para qué sirven las aves rapaces?

En la actualidad, cerca del 30 % de las especies de aves rapaces se encuentran en peligro de extinción. La mayoría de ellas son diurnas y presentan una distribución bastante restringida, por lo que se encuentran en un riesgo inminente de desaparecer.

Proteger a las aves rapaces es vital para el ecosistema, pues se encargan de controlar las plagas y mantener la estabilidad de las poblaciones de animales. Sin su presencia, no solo la cadena trófica corre peligro, sino que también podrían afectar a los seres humanos.

Por ejemplo, los buitres son fundamentales para evitar la propagación de enfermedades y la contaminación de fuentes de agua naturales. De hecho, la reducción de sus censos ha producido, por desgracia, auténticas crisis humanitarias en países como la India. En definitiva, proteger a estas aves trae consigo muchos beneficios al ser humano. Un motivo más por el que debemos proteger el planeta.