Cuando las mascotas cumplen ciertos años, se hacen más propensos a padecer enfermedades, tal y como sucede con las personas. Según la calidad de vida que ha tenido durante su existencia, estas patologías podrían ser más o menos graves. Por lo tanto, es importante cuidarlos bien desde un inicio.
Los problemas articulares y de cartílagos son muy habituales en la vejez, pero la buena noticia es que existen varios tratamientos para mitigarlos. El más común es utilizar glucosamina para perros. Te contamos más en este artículo.
Problemas articulares en los perros
Aunque no lo creas, muchos perros padecen artritis o artrosis cuando envejecen. A pesar de ello, se tratan de enfermedades degenerativas frecuentes en razas grandes, por lo que el gran danés o el pastor alemán son pacientes habituales en el consultorio.
Con el paso del tiempo, los cartílagos se vuelven más rígidos, más delgados y con menor capacidad para amortiguar los movimientos. Y esto trae aparejado mucho dolor y falta de movilidad: el animal no puede ni quiere levantarse de la cama, jugar o caminar.
Cuando los cartílagos se degradan, el área que los rodea se inflama y presiona más sobre las articulaciones, lo que genera mayor dolor y menor movilidad. Además, un cartílago deteriorado es más propenso a una lesión grave.
¿Qué es la glucosamina para perros?
Lo primero que debemos saber sobre la glucosamina es que se trata de un compuesto que se produce de forma natural en el organismo y que está presente en los cartílagos. Está compuesto por un aminoácido llamado glutamina y por glucosa, y ayuda en la formación de células cartilaginosas.
Sin embargo, cuando por diferentes motivos –principalmente la edad– las mascotas padecen artritis o artrosis, el veterinario indica un tratamiento de glucosamina para perros en forma de suplemento.
Hay tres tipos de glucosamina para perros en formato complemento:
- Sulfato de glucosamina: se extrae de las conchas de marisco y contiene azufre.
- Clorhidrato de glucosamina: proviene de otras especies marinas y no aporta azufre.
- N-acetil glucosamina: deriva de la glucosa y permite producir líquido sinovial para lubricar las articulaciones.
Este nutriente también se puede encontrar en ciertas comidas, por lo que es fundamental que la mascota cumpla con una alimentación sana y equilibrada a toda edad.
Los tratamientos con glucosamina para perros sirven para aliviar dolores articulares, así como para disminuir el daño en los cartílagos, desinflamar tendones, tratar la displasia de cadera, la artritis o las lesiones del disco espinal.
A su vez, la glucosamina acelera el proceso de recuperación tras una cirugía de cualquier articulación, ralentiza el envejecimiento de los cartílagos y hasta mejora el sistema digestivo y reduce el síndrome de colon irritable.
Glucosamina para perros: dosis
Este medicamento está disponible en diferentes presentaciones: polvos, líquidos o tabletas. El veterinario indicará cuál es el adecuado según la condición del animal, ya que si el perro es muy anciano y no puede masticar bien, será mejor darle un jarabe que una pastilla.
Por lo general, la administración de la glucosamina para perros es diaria, dividida en dos tomas cada 12 horas o una sola cada 24 horas. La dosis –prescrita por el médico– dependerá del peso de la mascota y de cuán avanzado sea el cuadro. Lo normal es administrar 20 miligramos de sulfato de glucosamina por cada kilo de peso del perro. El cálculo siempre deberá hacerlo el profesional.
Debes tener en cuenta que, si bien este tratamiento es bueno para mejorar la vida de nuestro mejor amigo, para que pueda caminar sin dolor o para evitar que una enfermedad siga avanzando, también tiene algunos efectos colaterales. Entre ellos podemos destacar la fatiga, el insomnio y la sed excesiva.
Combinación con otros ingredientes activos
El tratamiento con glucosamina no tiene efectos inmediatos, de manera que es normal no ver progreso durante los primeros meses. Esto se debe a que el compuesto solo está dirigido para controlar el avance de los problemas articulares, pero no sirve para solucionarlos o repararlos.
Sin embargo, varios especialistas coinciden en que la combinación de glucosamina y condroitina podría tener un efecto más rápido y poderoso. De hecho, un estudio publicado en la revista científica Animals respalda esta afirmación, aunque también menciona que se necesitan más estudios para asegurar que no existan problemas a largo plazo.
La glucosamina para perros no es la solución al problema de artrosis o displasia de cadera, pero sí es verdad que mejora bastante la situación del animal. Cuando el problema se detecta de forma temprana, y se cumple con el tratamiento de glucosamina al pie de la letra, es más factible que la mascota sufra menos y pueda continuar con sus actividades cotidianas sin tanto dolor.
Bibliografía
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