El shock en perros y gatos engloba un conjunto de síndromes que se caracterizan por la presencia de signos clínicos graves. Es una afección potencialmente mortal que se presenta cuando las células no están recibiendo un flujo de sangre suficiente. Esto se aprecia porque hay alteraciones en el estado de ánimo, en la frecuencia cardíaca o en la calidad del pulso.
Un flujo de sangre insuficiente significa que las células y órganos no reciben suficiente oxígeno y nutrientes para funcionar apropiadamente.
El tratamiento del shock tiene como objetivo evitar que el daño celular avance y promover la curación, optimizando la perfusión de los tejidos. El éxito del tratamiento se aprecia con la mejora de los signos clínicos y la normalización de los parámetros alterados.
Evaluación y diagnóstico del shock en perros y gatos
Por lo común, el shock aparece como una complicación grave de una patología preexistente. Esto significa que la mayoría de los casos son detectados en la clínica, por lo que no es habitual que los tutores perciban los síntomas de este padecimiento.
Para diagnosticar el shock, los profesionales buscan ciertos signos clínicos. Los principales son fiebre o hipotermia, leucocitosis o leucopenia, taquicardia, hipotensión y taquipnea. Además, la falta de oxígeno en los tejidos produce cambios como la hinchazón celular, modificaciones en el metabolismo, edemas y, en casos graves, mal funcionamiento de los órganos.
Los eventos que pueden causar un shock sistémico lo hacen disminuyendo:
- la capacidad de la sangre para llevar oxígeno a las células;
- el volumen de sangre circulante;
- la capacidad del corazón para bombear sangre;
- o la capacidad del sistema cardiovascular para mantener el tono apropiado en las paredes de los vasos sanguíneos.
Tipos de shock en perros y gatos
La clasificación del shock permite reconocer las causas que lo originan de manera que se provee el tratamiento adecuado y especifico. El único problema es que la mayoría de los tipos de shock se parecen demasiado en sus síntomas primarios. Por lo tanto, la clasificación debe estar acompañada de un buen historial médico y ser dictada por un profesional. Los diferentes tipos de shock son los siguientes:
El shock hipovolémico
El shock hipovolémico se produce cuando la pérdida de volumen sanguíneo circulante provoca una grave disminución de la perfusión de los tejidos. Para tratarlo se suele recurrir a la vasoconstricción, mejorando el retorno venoso y redistribuyendo el flujo sanguíneo hacia zonas esenciales.
El efecto de la compensación vasoconstrictora es la perfusión de zonas vitales (corazón y encéfalo, principalmente) pero la privación de otras, como el bazo.
Durante el shock hipovolémico, muchas células sufren isquemia, es decir, ausencia de sangre arterial. Estas células liberan mediadores inflamatorios, lo que podría causar más daño celular. Por esto, la vasoconstricción es una solución a corto plazo para salvar la vida. Pero es necesario que el volumen normal del sistema circulatorio se restablezca antes de que se produzca una muerte celular masiva irreversible.
El shock traumático
En un traumatismo, el shock se suele producir a causa de la hemorragia (externa o interna). Es decir, de alguna manera puede ser otra forma de shock hipovolémico. Es cierto que un daño tisular extenso también puede causar suficiente perjuicio capilar como para resultar en una pérdida substancial de perfusión.
Además, el dolor puede inhibir la respuesta vasoconstrictora, que es la que resuelve el problema. Al activarse la respuesta inflamatoria, el sistema inmune responde aumentando el flujo sanguíneo. ¿Por qué? Porque necesita que lleguen refuerzos para ‘salvar’ a las células dañadas.
Un shock poco habitual en perros y gatos: el obstructivo
Puede darse una perfusión tisular inadecuada debido a una obstrucción del flujo sanguíneo dentro de los vasos sanguíneos. Para que se considere como shock, debe causar un déficit global en el suministro de oxígeno a los tejidos. Y para eso, esta obstrucción debe ocurrir en un vaso sanguíneo cercano al corazón.
Aunque es poco común en medicina veterinaria, el shock obstructivo puede aparecer en animales con tromboembolismo pulmonar o derrame pericárdico. Es decir, con la circulación pulmonar o cardiaca comprometida.
El shock cardiogénico
Si falla la función de bombeo del corazón, se produce un shock cardiogénico. Un ejemplo son las miocardiopatías hipertróficas en gatos. Los animales que las sufren presentan mucosas pálidas y pulsos débiles debido al mal funcionamiento del corazón.
Por último, el shock distributivo
Este shock se caracteriza por la pérdida de tono vascular. Es decir, la incapacidad de los vasos de seguir moviendo la sangre por el cuerpo de forma adecuada. El cuadro clínico es el de la vasodilatación. Dentro de este shock se contempla también:
- Shock séptico: la sepsis es la respuesta inflamatoria sistémica ante una infección de severa, causada por bacterias, virus, parásitos, hongos o toxinas.
- Shock anafiláctico: la anafilaxia/alergia es una forma de respuesta inmune exagerada ante un alergeno que el cuerpo reconoce como antígeno. Es una reacción masiva de hipersensibilidad.
Tratamiento del shock
Debido a que es un cuadro clínico grave, el tratamiento del shock en perros y gatos consiste en la aplicación de procedimientos de resucitación agresivos. En primer lugar, se busca restaurar el suministro de oxígeno y nutrientes a las células del cuerpo, de manera que se intenta restablecer las funciones del sistema circulatorio. Para ello, se aplican los siguientes pasos:
- Ventilación: se debe asegurar que el paciente aspire como mínimo una concentración de entre el 40 y 60 % de oxígeno. La jaula de oxígeno, el collar de Crowe, las sondas nasales y las máscaras de oxígeno son esenciales en este paso.
- Infusión: aparte de la oxigenación, es necesario restablecer la circulación sanguínea del paciente. Con este objetivo, se introducen líquidos similares al plasma sanguíneo, los cuales tienen el objetivo de incrementar la presión venosa para mejorar la circulación.
- Perfundir: cuando no se logra restablecer la circulación sanguínea, es posible que sea necesario administrar fármacos que mejoren el desempeño cardiaco. Estos deben estar controlados por el veterinario, pues según el tipo de shock, algunos medicamentos podrían perjudicar al paciente.
- Administrar glucocorticoides: estos fármacos suelen estabilizar los problemas metabólicos y celulares que causa la falta de oxigenación. No obstante, su uso depende por completo del profesional a cargo.
- Administrar antibióticos: esto solo en caso de que se sospeche la presencia de infecciones bacterianas.
- Vendaje de extremidades posteriores y abdomen: la compresión aumenta la presión sanguínea, lo que beneficia el movimiento de la sangre y la oxigenación. Es posible que se evite este paso si existen hemorragias internas.
Si todo sale bien y la mascota logra estabilizarse, es probable que su condición aún sea bastante grave. Por esta razón, lo normal es que se quede en observación para darle seguimiento a su recuperación. Asimismo, necesitará de análisis adicionales para comprobar su situación. Es importante denotar que el shock podría ocasionar problemas irreversibles en el paciente, así que el pronóstico es reservado.
Un cuadro clínico severo
La aparición de cualquier shock sistémico es muestra de una patología que se ha complicado. Por tanto, prácticamente cualquier dolencia mínimamente grave puede desencadenar estos síntomas.
Es mejor estar preparados y conocer sus peculiaridades para poder detectarlos a tiempo, y una vez identificados, poder tratarlos con la finalidad de minimizar los daños irreversibles.
Bibliografía
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