El estrés térmico: un problema emergente para las aves

Todas las especies son más o menos sensibles al malestar producido por las temperaturas excesivas. La clave está en desarrollar herramientas útiles para ayudarlas a reducir, en la medida de lo posible, ese malestar.
El estrés térmico: un problema emergente para las aves
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 11 diciembre, 2020

Las altas temperaturas ambientales junto con la humedad elevada tienen un efecto muy marcado en los animales. Las aves, más sensibles que quizás otras especies a los cambios de temperatura, sufren lo que se llama estrés térmico ante estas situaciones.

Parece razonable que, a temperaturas ambientales de más de 33 °C, los animales no se encuentren a gusto. Aun así, no debemos menospreciar el efecto de temperaturas que parecieran más moderadas, al menos desde la perspectiva humana.

El calor y la humedad, para un animal que se encuentra en fase de producción —una hembra poniendo huevos—, supondrá un cierto nivel de estrés. Esto afecta, de forma directa, a su bienestar y esperanza de vida.

La termorregulación en las aves

El exceso de calor corporal en los animales es eliminado por cuatro mecanismos diferentes:

  • Convección: el intercambio de temperatura con el aire circundante que se produce hasta que ambas temperaturas se equilibran —el cuerpo y el entorno—. Las aves aumentan la superficie expuesta al aire extendiendo sus alas e incluso pueden generar un efecto de aire frío a su alrededor batiéndolas.
  • Evaporación: pérdida de calor mediante la evaporación del agua de la boca y del aparato respiratorio. Esto se consigue mediante una respiración rápida, poco profunda y con la boca abierta —lo que en un perro llamaríamos jadeo—.
  • Radiación: transferencia del calor a través del aire a un objeto distante mediante ondas electromagnéticas. El suelo alrededor de un animal, aunque no esté en contacto directo con él, se calienta por medio de radiación.
  • Conducción: pérdida de calor corporal a través de los objetos más fríos en contacto directo con las aves. Las aves tenderán a buscar las zonas donde el suelo esté más fresco y se apoyarán contra las paredes, por ejemplo.

Además de todos los citados, hay un último mecanismo clave, solo que esta vez no se trata de eliminar calor, sino de no producirlo. Para disminuir la producción de calor corporal, las aves reducirán su actividad y disminuirán el consumo de alimentos. De alguna manera, entrarán en letargo.

¿Os imagináis las consecuencias que eso puede tener para una hembra que está poniendo sus huevos? ¿Y qué decís de una madre encargada de alimentar a sus pollitos?

El estrés térmico puede acabar con las crías.

Efectos del estrés térmico en las aves

Los efectos del estrés térmico en las aves son muchos y muy variados, pero algunos de los más frecuentes son los siguientes:

  • Retraso del crecimiento.
  • Mayor mortalidad.
  • Canibalismo.
  • Empeoramiento de la inmunidad.
  • Infertilidad.

¿Qué consecuencias tiene esto para su época reproductiva?

Las hembras que sufren estrés por calor a menudo ponen huevos con cáscaras más delgadas y débiles. Esto se explica porque el jadeo o hiperventilación altera el equilibrio ácido/base de la sangre, lo cual tiene un efecto directo sobre los minerales y electrolitos presentes en ella, que luego van a parar al huevo.

Cuando las aves aumentan su frecuencia respiratoria para eliminar calor corporal, hay una pérdida excesiva de dióxido de carbono. La disminución de este gas en la sangre hace que su pH se eleve, es decir, se vuelva más alcalino.

Esto se conoce como alcalosis respiratoria. El aumento del pH reduce la actividad de ciertas enzimas que disminuyen las concentraciones del calcio y el carbonato, constituyentes directos de las cáscaras.

¿Cómo ayudar a prevenir y tratar el estrés térmico en las aves domésticas?

La clave para minimizar sus efectos es anticiparse a los periodos de calor a través de medidas de manejo y nutrición apropiadas. A continuación, te presentamos algunas medidas que evitan este estrés.

Consejos sobre manejo

En primer lugar, se recomienda contar con un buen sistema de ventilación en la sala donde se mantenga a las aves. No tiene porqué ser artificial, a veces con disponer de una ventana abierta es suficiente para enfriar el ambiente.

Eso sí, en el caso de una granja con aves de corral, habrá que ser mucho más meticuloso con la ventilación en las épocas de calor. Al fin y al cabo, sus necesidades son mayores que las de un ave casera.

En segundo lugar, lo mejor será no molestar a las aves durante las horas de más calor. Cualquier manejo adicional —como la administración de un medicamento— será mejor realizarlo cuando el ambiente esté más templado, ya que lo normal es que la manipulación del animal aumente su estrés y, por tanto, su temperatura.

Consejos sobre alimentación

Es importante monitorizar el consumo de alimento de las aves durante la estación cálida. De hecho, puede ser interesante reestructurar la dieta mediante la adición de nutrientes esenciales como aminoácidos, calcio, sodio o fósforo —sobre todo si las aves están en época de cría—.

Lo más útil es formular una ración rica en nutrientes altamente digestibles, pero sin caer en los excesos. Si la digestión se complica, aumentará el metabolismo y, por consiguiente, la temperatura corporal.

Se recomienda incluso no proporcionar el alimento a las aves durante los períodos más calientes del día. Será mejor dejarles el pienso temprano por la mañana o por la tarde, cuando el calor baje.

¿Y qué hay de la bebida? ¿Influye en el manejo del estrés térmico?

Habrá que asegurarle al animal un aporte de agua fresca y limpia suficiente. Si fuese necesario, podría cambiarse el contenido del bebedero varias veces al día, para mantener el agua fresca.

Un colibrí se baña en una fuente.

El calor ambiental, además, al igual que sucede con cualquier otra especie, aumenta la sed. Por lo tanto, cabe esperar que la demanda de agua sea mayor. Puesto que la sed aumentará, también lo harán las deyecciones.

Por eso, se recomienda aplicar suplementos de vitaminas y electrolitos en el agua de las aves. Así se reemplazará la pérdida de sodio, cloruro, potasio y bicarbonato en la orina. Mantener a un pájaro sano e hidratado es esencial para que no llegue a sufrir los efectos del estrés térmico en las épocas más calurosas.


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