Los anfibios son seres extremadamente delicados. Por ello, en la naturaleza hasta el 41 % de las especies analizadas se encuentran en peligro de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Esto se debe a que, al respirar en parte por la piel y tenerla muy fina, muestran cierta proclividad a padecer enfermedades de naturaleza epidérmica y superficial.
Las ranas y los sapos son seres fascinantes, pero no son buenas mascotas exóticas por su complejidad a la hora de recibir cuidados. Si tienes experiencia en el ámbito de la terrariofilia y te apetece adoptar uno de estos pequeños vertebrados como mascota, te interesará conocer cuáles son las enfermedades más comunes de las ranas y los sapos. Aquí te las mostramos.
1. Quitridiomicosis
La quitridiomicosis es la enfermedad que más estragos ha causado en las poblaciones naturales de anfibios. Tal y como indican fuentes profesionales, más de 500 especies de ranas y sapos se han visto diezmadas por esta condición. Vamos más allá, pues 90 de ellas se han extinto únicamente por la acción del patógeno causal. Sin duda, supone una pandemia letal para los anuros.
El causante de esta condición es Batrachochytrium dendrobatidis, un hongo que infecta la piel de las ranas y los sapos de manera progresiva. Cuando la infestación es muy alta, el anfibio afectado es incapaz de respirar, osmorregular y coagular, lo cual deriva en fallo cardíaco y muerte. Se pueden usar antifúngicos para evitar su progresión, si bien la enfermedad nunca se erradica del todo.
Esta enfermedad es común en ranas silvestres, pero no en aquellas criadas en cautiverio. Tu rana solo enfermará si ha sido sustraida de su medio natural.
2. Hipotermia
Las ranas y los sapos son animales ectotermos, es decir, su temperatura corporal depende de la ambiental. Si en tu casa hace mucho frío, lo más probable es que el anfibio reduzca su metabolismo hasta límites insanos. Un animal al borde de la hipotermia se mostrará apático, helado al tacto e inmóvil. Morirá si no se actúa rápido.
Para evitar esto, siempre se recomienda colocar una manta térmica en un lado y fuera del terrario del anfibio. La mayoría de especies proliferan bien a una temperatura media de 25 °C. Sin embargo, existen excepciones.
3. Impactación
Las ranas suelen presentar bocas bastante grandes en comparación con el tamaño de su cuerpo. Además, son estrictamente insectívoras y solo cazan alimento vivo. Su estrategia de caza de tipo sit and wait (acechar hasta que la presa pase por delante) fomenta que a veces comentan errores y acaben llevándose trozos de sustrato e incluso piedras hacia su aparato bucal.
Si el anfibio ingiere mucho sustrato, terminará por presentar una impactación intestinal. Este cuadro es potencialmente letal y se manifestará con falta de apetito y una dificultad clara a la hora de defecar. Los casos más leves se pueden solucionar con baños de agua tibia y un masajeado gentil a los lados de la tripa. En los cuadros graves se requiere cirugía.
Se recomienda utilizar sustratos de gran tamaño en el terrario, como cortezas o guijarros. Así, el anfibio los escupirá con más facilidad si se los mete en la boca. La arena es la peor elección en todos los casos.
4. Intoxicación
Unas de las enfermedades más comunes de las ranas son las intoxicaciones. Estos vertebrados tienen una epidermis muy permeable, así que tienden a absorber los compuestos químicos tóxicos que se encuentran a su alrededor. En la mayoría de los casos, estas sustancias estarán en las manos del tutor o en las decoraciones del terrario (jabón, lejía y otros).
La solución para evitar este problema es muy sencilla. Nunca manipules a tu rana a menos que sea estrictamente necesario y, en caso de que no lo puedas evitar, utiliza guantes de nitrilo y deséchalos tras usarlos. Por otro lado, lava con agua hirviendo el terrario y sus complementos, pero nunca con químicos de uso ordinario.
5. Desbalances vitamínicos
En la naturaleza, las ranas tienen una dieta muy variada y asimilan los nutrientes que sus presas han consumido con anterioridad (sobre todo vitaminas de origen vegetal). Es necesario que embadurnes los insectos que le vas a dar a tu anfibio con complementos vitamínicos al menos 1 vez a la semana para suplir las carencias derivadas de la vida en cautiverio.
Tampoco te pases, pues podrías generar una hipervitaminosis letal en tu anfibio.
6. Deshidratación
La inmensa mayoría de anfibios requieren una humedad ambiental del 70 % o superior (hasta el 90 %) para vivir bien en cautiverio. Esto se debe a que necesitan mantener su epidermis húmeda para respirar por ella y realizar el intercambio gaseoso. Algunos anfibios obtienen hasta el 93 % del oxígeno a través de la piel, así que si esta se torna seca se ahogan.
Para evitar la deshidratación en tu rana, deberás ponerle un cuenco de agua no muy profundo con el fin de que obtenga este fluido cuando lo desee. También tendrás que rociar el sustrato diariamente hasta que se encuentre húmedo, pero no empapado. Te recomendamos que te hagas con un higrómetro y un sistema de lluvia para automatizar el proceso.
Un anfibio deshidratado tendrá la piel seca y mostrará una postura de recogimiento, ya que intentará reducir su superficie corporal para evitar la evaporación.
7. Dermatosepticemia bacteriana (pata roja)
Esta patología de nombre tan complejo, conocida comúnmente como pata roja, hace referencia a una infección de la piel. Es una de las enfermedades comunes en ranas, sobre todo en aquellas que viven en ambientes sucios, sobrepoblados o inadecuados para la especie. Las bacterias aprovechan la inmunosupresión del anfibio débil y crecen sobre su piel, provocando las lesiones rojizas típicas.
El pronóstico de esta condición es muy pobre, ya que la tasa de mortalidad oscila de un 80 al 100 %. De todas formas, si se detecta a tiempo y se aplican antibióticos de amplio espectro existe cierta probabilidad de éxito.
Este tipo de infección es muy común en las ranas estresadas y que habitan en terrarios inadecuados. Si las cuidas bien no debería haber problema.
Las enfermedades de las ranas y la responsabilidad del tutor
Como puedes ver, son muchas las enfermedades comunes de las ranas. No es para menos, pues se trata de vertebrados muy delicados que requieren ambientes húmedos y calientes. No soportan bien los cambios ambientales, razón por la cual se encuentran en grave peligro en la inmensa mayoría de los ecosistemas naturales.
Tener una rana en casa es una tarea compleja y requiere mucho conocimiento. Si sientes que no estás preparado, te recomendamos que intentes coger algo de experiencia con animales un poco más sencillos de mantener.
Bibliografía
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