Las enfermedades más frecuentes en los caballos de competición

Los caballos de competición son sometidos a esfuerzos muy intensos para los que su aparato locomotor no tiene por qué estar preparado. Esto se cobra muchas veces su salud, además de su carrera atlética.
Las enfermedades más frecuentes en los caballos de competición
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 13 octubre, 2022

Existen numerosos factores que hacen a los caballos de competición más propensos a sufrir patologías del aparato locomotor. Normalmente, se tratan de razas especializadas, de rápido crecimiento, con una tendencia genética a sufrir estas enfermedades. Además, el esfuerzo continuado también puede promoverlas.

Por gráciles y resistentes que parezcan, los caballos pueden llegar a enfermar de forma rápida si no se siguen ciertos consejos. Por ello, a continuación te presentamos las patologías más comunes en caballos de competición y cómo prevenirlas.

Lesiones en el casco

El casco, pezuña o pie quizá sea la parte más importante de la anatomía de cualquier animal corredor. Los cascos de los caballos de carreras, por ejemplo, están sometidos continuamente a:

  • La erosión de las pistas de arena.
  • Los cambios de herraduras.
  • Los baños constantes.
  • Las largas estancias en boxes pequeños.

Cualquier enfermedad que afecte a los cascos interrumpirá los entrenamientos, ya sean heridas, abscesos, golpes, etc.  El abordaje de la patología se puede llegar a complicar, ya que el control antidopaje imposibilita la administración de fármacos vía sistémica, incluyendo los antiinflamatorios.

Lesiones óseas y articulares en caballos de competición

A continuación, hablaremos de las lesiones óseas y articulares más frecuentes en estos animales.

Fracturas de la primera falange

Las fracturas longitudinales son las más comunes. Suelen aparecer bruscamente al finalizar un entrenamiento demasiado exigente o una carrera. Es común que a partir de aquí empeoren, lo que puede comprometer incluso las articulaciones de la falange.

Mas complicadas son las fracturas conminutas (dos o más fragmentos). Es posible tratarlas con cirugía o con inmovilización, pero la vida deportiva del animal deberá darse por finalizada.

Caballos de competición.

Sesamoiditis

Como su propio nombre indica, es la inflamación de los huesos sesamoideos, huesos auxiliares que ayudan a sostener el menudillo. Es bastante frecuente en los caballos de carreras, de nuevo, por una sobreexposición de las extremidades al esfuerzo. Es un problema que, pese al reposo, tiende a reaparecer al retomar los entrenamientos. Por eso hay que buscar la causa subyacente, como por ejemplo un defecto de aplomos.

Una de las complicaciones de la sesamoiditis es la fractura de estos huesos por la excesiva tracción. Si ambos huesos están afectados, habrá una pérdida total de soporte para el menudillo.

La rápida intervención quirúrgica augura un pronóstico bastante favorable. Sin embargo, si se ha roto también el ligamento suspensorio, no será posible retomar la actividad deportiva.

Enfermedad metacarpiana dorsal

Con este nombre se engloban una serie de lesiones en los huesos metacarpianos, que son típicas del caballo de carreras joven. Estas lesiones derivan del ejercicio continuado, que está inflamando continuamente el hueso y el periostio. El resultado serán las microfracturas del hueso, las hemorragias y, finalmente, la formación del callo óseo. Recuperar una extremidad en estas condiciones es complicado.

La prevención es el mejor remedio para esta enfermedad. Por ejemplo, no empezando los entrenamientos fuertes con animales demasiado jóvenes, de esqueleto aún inmaduro.

Tendinitis en caballos de competición

Se trata de la inflamación de los tendones, en este caso del flexor digital superficial y profundo. Generalmente, la causa es el excesivo esfuerzo o estiramiento de los mismos por tensión mecánica.

El primer síntoma es la inflamación en la zona, conocida como “tendones arqueados”. Como no siempre produce cojera, a veces pasa desapercibida para el cuidador. Esto supone un problema, ya que el caballo seguirá entrenando y la lesión empeorará, lo que puede generar una fibrosis. Un tendón fibrosado no tendrá la misma elasticidad que uno sano y limitará las capacidades deportivas del caballo.

Por eso, el tratamiento debe incluir ejercicios suaves, por ejemplo en piscinas adaptadas para hacer fisioterapia en grandes animales.

Un caballo en una piscina.

Osteocondritis disecante

Es una enfermedad del desarrollo del cartílago articular relativamente frecuente en caballos. Este cartílago crece más débil de lo habitual y con el ejercicio intenso se fragmenta. Los fragmentos resultantes pueden quedar parcialmente unidos al hueso o sueltos, flotando alrededor de la articulación.

Artrosis o enfermedad articular degenerativa

Es muy común en los caballos de carreras. Afecta con más asiduidad a las articulaciones de mayor movilidad, como el carpo y el menudillo. El sobreesfuerzo de las articulaciones favorece la degeneración del cartílago articular y de la cápsula sinovial. Esto desencadena un círculo vicioso de traumatismos e inflamación, que llevan al daño articular permanente.

Hoy en día, se estudia el uso de precursores del ácido hialurónico como tratamiento, ya que estimulan su producción natural en la articulación.

La enfermedad muscular más común en caballos de competición: la rabdomiolisis

El origen de la rabdomiolisis se desconoce, pero existe un factor común para muchos de los casos: a varios días de descanso, con una dieta rica en grano, les sucede un entrenamiento vigoroso. Los síntomas que esto produce incluirán:

  • Dolor y reticencia al movimiento.
  • Sudoración excesiva.
  • Aumento de la frecuencia cardíaca.
  • Endurecimiento de las masas musculares.
  • Orina de color oscuro (mioglobinuria).

Existen una gran variedad de tratamientos, la mayoría de ellos correctores del mal estado muscular. Es el caso de las vitamina B1 y E, el selenio, los antiinflamatorios o los relajantes musculares.


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