El gavilán común: características y comportamiento

Esta pequeña especie de ave rapaz es una de las más comunes en varias partes del continente Euroasiático. Sin embargo, el uso de pesticidas en el pasado o los accidentes contra estructuras humanas, han mermado su población.

Gavilán común visto de frente.

El nombre científico del gavilán común es Accipiter nisus. Pertenece al orden de las aves Accipitriformes, el cual cuenta con unas 266 especies divididas en 4 familias taxonómicas. Por su parte, el propio gavilán común se separa en 7 subespecies diferentes. ¿Cómo es esta majestuosa ave?

Esta ave rapaz se encuentra entre las más pequeñas de su tipo y pueden encontrarse desde la península ibérica hasta Vietnam y Japón, pasando por el norte de África. Es una especie empleada con asiduidad en cetrería por los humanos, aunque se considera de difícil adiestramiento.

En la historia, algunas culturas antiguas como la griega, la egipcia y la germana consideraron sagrado al gavilán. Le han ido atribuyendo ciertos «poderes» por sus cualidades y vuelo. Dado que algunos la catalogan como un espécimen en cierto riesgo latente de extinción, a continuación veremos sus características y comportamiento para identificarla y protegerla.

Taxonomía del gavilán

El gavilán común es un ave de presa (rapaces) diurna típica en el Paleártico. Hasta hace un tiempo se encontraba englobada en el orden de los Falconiformes, pero ciertas revisiones genéticas lo han situado a día de hoy en el grupo taxonómico Accipitriformes, y a su vez en la familia Accipitridae

Cabe resaltar que el término «gavilán» también sirve para referirse a diferentes especies de los géneros Accipiter, Falco, Ictinia, Harpagus, Elanoides, Circus, Leucopternis, Elanus y Buteo. Sin embargo, el gavilán común es la más conocida y mejor distribuida por el viejo mundo.

El gavilán: características físicas

El ave, en la etapa adulta, presenta gran dimorfismo, es decir, variaciones anatómicas según el sexo, en el caso específico de este pájaro,  la hembra es más grande que el macho. Tal como menciona un artículo publicado en la revista PeerJ, la diferencia en cuanto a sus proporciones físicas puede ser de casi el doble.

Los machos tienen una altura promedio de 29 centímetros, una envergadura de 59 centímetros y un peso de entre 110 y 196 gramos. Por el otro lado, las hembras alcanzan los 41 centímetros de altura, tienen más de 70 centímetros de envergadura y pesan entre 185 y 342 gramos.

Según el portal Animal Diversity Web, el gavilán se caracteriza por tener un cráneo reducido, un cuerpo esbelto y una cola larga con puntas cuadradas. Dichas características le permiten mejorar su control del vuelo sin perjudicar su velocidad. Además, cuenta con unas garras poderosas y afiladas que, en conjunto con su habilidad de vuelo, lo convierten en un cazador preciso y letal.

El tipo de alimentación se ve favorecido por la forma de su pequeño pico, encorvado en la punta para agarrar y arrastrar las presas. Sus patas fuertes y grandes garras le permiten sujetar la comida e ingerirla. Sin duda, el gavilán es un depredador de los aires letal, silencioso y extremadamente efectivo.

Los machos tienen un plumaje gris azulado en el dorso, mientras que su vientre exhibe un patrón de bandas con colores marrón-rojizo y blanco. En el caso de las hembras, estas muestran un dorso marrón con un vientre de finas bandas rojas y blancas. Ambos tienen ojos amarillos con su centro negro, los cuales le otorgan la mirada atenta y penetrante que le caracteriza.

Para quien lo mira, se hace evidente que el gavilán lo ve todo y está pendiente de cualquier cosa que se mueva.

Un gavilán común volando.
En las especies dimórficas suele ser el macho el que presenta las «mejores» características (mayor tamaño, mejor coloración, etc.). Sin embargo, cuando la hembra es la que exhibe estos rasgos, como en el caso del gavilán, se dice que el dimorfismo sexual es inverso.

Subespecies de gavilán común

El gavilán común goza de una distribución bastante amplía, lo cual ha ocasionado que sus poblaciones comiencen a diversificarse y a «cambiar» de manera progresiva. Esta es la razón por la que su especie principal se divide en varias subespecies, las cuales se distinguen principalmente por su localización. Según el Integrated Taxonomic Information System, hasta el 2011 se conocen 7 subespecies de Accipiter nisus:

  • Accipiter nisus nisus: se distribuye por Europa occidental y Asia. Es la subespecie más común.
  • A. n. nisosimilis: descrita en 1833, esta subespecie se puede encontrar en Siberia, China y varios terrenos aledaños. Se diferencia de la subespecie tipo en que es algo más grande y en su naturaleza migratoria.
  • A. n. wolterstorffi: descrita en el año 1901, es la más pequeña de las subespecies registradas hasta ahora. Es residente de las islas Sardinia y Corsica.
  • A. n. granti: de constitución pequeña y oscurecida, esta subespecie es endémica de las Islas Canarias y Madeira.
  • A. n. melaschistos: se encuentra en Afganistán y el sur de Asia, dependiendo de la época del año. Es aún más grande que A. n. nisosimilis. 
  • A. n. punicus: es residente del norte de África y muy similar a la subespecie típica A. nisus nisus.
  • A. n. dementjevi: nativa de las montañas Tian, en Asia central.

Hábitat del gavilán común

Este pájaro de presa suele habitar bosques húmedos y densos, como robledales y pinares, pero también áreas boscosas cercanas a poblados humanos. Aunque es de hábitos sedentarios, los ejemplares que viven más cerca del norte migran a zonas del sur entre septiembre y noviembre. La capacidad de desplazamiento migratorio depende de la subespecie analizada y la población.

A pesar de que el gavilán prefiere vivir en arboledas, también necesita de zonas abiertas como claros o campos de cultivo. Como es de suponer, este tipo de sitios son excelentes para la cacería de sus presas. No obstante, tal como menciona el portal SEO BirdLife, pueden adaptarse e incluso adentrarse en parques, pueblos o ciudades si los recursos no son suficientes en su hábitat.

Por lo regular, estas aves ocupan un territorio promedio de entre 9 y 12 kilómetros cuadrados. No obstante, según un estudio publicado en la revista Ibis, esta área puede incrementarse si las presas no son suficientes para satisfacer a los ejemplares. También pueden considerar cambiar su ubicación si la situación lo amerita, pero esto casi siempre se restringe a machos o hembras «solteros».

Tal como menciona la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la población estimada del gavilán común es de entre 2 y 3 millones de ejemplares. Esto es evidente al ser considerada una de las aves de presa más comunes en Irlanda y en Europa.

Esta especie es típica de zonas templadas y subtropicales del Viejo Mundo (Eurasia).

Alimentación del gavilán común

Las presas preferidas del gavilán son aves pequeñas o sus crías, aunque es capaz de cazar otras de gran tamaño, hasta de medio kilo. Se cuentan entre sus opciones estorninos, zorzales, gorriones y mirlos. Los pájaros de pequeño porte suponen hasta el 97 % de sus elecciones dietéticas. Eso sí, las hembras tienden a atacar con mayor frecuencia a las presas más grandes.

Según la disponibilidad de alimento, estas aves de presa pueden alimentarse de roedores, insectos, anfibios y lagartijas. La caza es rápida y certera gracias a sus características físicas, en particular la forma de las alas y su larga cola. Para realizar el ataque, el ejemplar ronda un área y se eleva para luego descender como una flecha hacia su objetivo. También utiliza postes para limpiar a sus presas antes de llevarlas al nido.

Algunas hembras grandes cazan aves de hasta 150 gramos de peso, mientras que los machos reservan sus capacidades a depredar sobre víctimas de unos 40 gramos.

Reproducción del gavilán común

El gavilán común es una especie vivípara, como todas las aves. Forma parejas monógamas que duran toda la época reproductiva, sin embargo, puede elegir nuevos compañeros al año siguiente. Su lugar predilecto para la reproducción y la construcción del nido son los bosques, ya sean coníferos o mixtos. Los nidos suelen colocarse cerca del tronco de árboles grandes, justo en los puntos en los que empiezan las ramas.

La hembra pone entre 3 y 6 huevos entre los meses de mayo y junio, mientras que la incubación tarda 30 días en promedio. El nido de los gavilanes, construido entre ramas de árboles o en lo alto de arbustos, se compone de pequeñas ramas y cortezas. El éxito reproductivo de la pareja está correlacionado de manera positiva con el tamaño de la hembra.

El gavilán macho se esmera en la alimentación de las crías y la madre hasta que estas puedan volar (después de los 30 días de nacidas). Por ello, pierde algo de peso y de fortaleza durante la época reproductiva. Los polluelos alcanzan la madurez al cabo de 2 o 3 años.

Los pequeños gavilanes que nacen tienen el pico grisáceo con una punta negra y patas de un tono amarillo. Su plumaje es blanco con toques negros, aunque en unos días cambian las plumas de la cabeza.

El gavilán emite un sonido muy característico en su etapa reproductiva, «chilla» con pitidos cortos, agudos y repetitivos, similar a pronunciar “ki-ki-ki-k”i.

Un gavilán común dando de comer a sus polluelos.
Las hembras del gavilán común tienen una tasa de mortalidad menor que los machos, esto posiblemente sea un mecanismo adaptativo que sirve para asegurar la reproducción de la especie.

La situación actual del gavilán en España

El Catálogo Nacional de Especies Amenazadas incluye al gavilán en los animales «de interés especial». Asimismo, en el Libro Rojo de las Aves está en la categoría «vulnerable». Aun así, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) considera que se trata de una especie en la categoría de «Preocupación menor (LC)».

En el siglo XX, el gavilán fue víctima de intoxicaciones debido al uso de pesticidas organoclorados y organofosforados en Europa, lo que mermó su población. Tal como menciona un artículo publicado en la revista Environmental Pollution, esta ave ingiere los químicos a través de la cadena trófica, sus presas lo acumulan y después pasan a su cuerpo al ingerirlas. El efecto es devastador, sobre todo porque le ocasiona infertilidad.

El gavilán también puede ser víctima de accidentes contra estructuras humanas, como alambres espinados o cables. Asimismo, según su lugar de asentamiento, le puede afectar la escasez de presas. Además de que se enfrenta a sus depredadores naturales, como lo son los búhos, las lechuzas, los halcones, las águilas, el azor, la marta, entre otros.

A pesar de que su población no se encuentra en riesgo inminente, es importante remarcar que existen varios peligros latentes para el gavilán común. Por el momento ha logrado sobrevivir a esta situación, pero esto no garantiza que en el futuro continue así. Esta es una de las razones por las que es esencial conocerlo a fondo, pues solo así es posible encontrar una manera de protegerlo y perpetuar su especie.

Bibliografía

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