El cangrejo Yeti y el apego al calor de la vida

El cangrejo yeti fue encontrado al costado de agujas termales submarinas conocidas como "fuentes hidrotermales", que se elevan sobre el fondo marino y arrojan agua volcánica.

Cangrejo yeti.

Hasta hace poco, el cangrejo Yeti (Kiwa hirsuta) fue la única especie conocida en una familia de crustáceos ciegos, la denominada Kiwaidae (Decapoda: Galatheoidea).

A esta especie se le conoce vulgarmente como “yeti” porque, como el mítico personaje, sus patas y cefalotórax están cubiertos de “pelos” blancos. En este sentido, es interesante aclarar que dichos pelos, en realidad, son espinas flexibles, que reciben el nombre de: “setas”.

Al cangrejo yeti le toca a vivir en un vecindario difícil

El cangrejo yeti fue descubierto en una fuente hidrotermal de aguas profundas. Por ello, se considera que vive allí.

Llegado a este punto, es oportuno acotar que una fuente, respiradero o fumarola hidrotermal, es una grieta en la superficie del planeta del cual mana agua caliente. Es fácil imaginar, que tales fuentes se encuentran en zonas volcánicas activas.

La vida en este nicho oceánico supone varias dificultades.

  • Ante todo: cambios extremos de temperaturas. Esto se debe a que, aunque el agua volcánica que brota puede estar a una temperatura de hasta 400 grados centígrados, a solo unos metros de la fuente, el agua está a casi cero grados centígrados.
  • Adicionalmente, a la falta de luz solar se le suma la poca cantidad de oxígeno. Esto debido a que las fuentes hidrotermales vierten hidrocarburos sulfurosos tóxicos que envenenan a la mayoría de los animales y reducen el oxígeno disuelto.

Entonces, resulta muy difícil respirar, y más aún encontrar comida. Por tanto, los animales que viven allí, fueron forzados a encontrar diferentes fórmulas de sobrevivencia.

La quimiosíntesis como la base de una cadena alimenticia en ambientes extremos

Cangrejo yeti captado en movimiento.
Fuente: commons.wikimedia.org/wiki/

Visto que, a esa profundidad marina la luz del sol es inexistente, muchos organismos (como arqueas y extremófilos) convierten el calor, el metano y los compuestos de azufre que emanan de la fuente termal en energía. Esto lo hacen en un proceso llamado quimiosíntesis.

Gracias a este proceso, estos seres extremófilos sirven de alimento a otras formas de vida complejas, como los gusanos de tubo gigantes, almejas y camarones. Así, estos organismos conforman la base de la cadena alimentaria. Por tanto, aunque la vida sea escasa en estas profundidades, las fuentes hidrotermales son el eje de estos ecosistemas.

¿Cómo el cangrejo yeti se adapta a este nicho?

Ahora se sabe que los cangrejos yeti existen en estos hábitats porque pueden alimentarse de las bacterias que obtienen energía del sulfuro y metano que brotan de las fuentes termales. Sorprendentemente, estos cangrejos aprendieron a cultivar sus propios alimentos.

Esto lo realizan al promover el crecimiento de bacterias en esteras densas de su “vello” corporal en brazos y vientres. Para alimentar a sus bacterias, los cangrejos yeti se apiñan alrededor de las áreas donde el fluido del fondo marino se libera. Allí, se ubican agitando los brazos hacia adelante y hacia atrás para obtener el mayor acceso posible al sulfuro.

Adicionalmente, estos cangrejos poseen otra adaptación muy importante: cámaras branquiales muy agrandadas que mejoran la respiración. El gran tamaño de las cámaras branquiales de los cangrejos yeti le permite, sin duda, tolerar condiciones de bajo oxígeno.

El reto de la reproducción bajo condiciones extremas

En este nicho marino, los cangrejos yeti están confinados a un área habitable muy pequeña. Esto en razón de que si se acercan demasiado a la fuente termal, se los herviría vivos, pero si se alejan demasiado podrían contraer hipotermia. Así, la opción es apilarse, llenando cada espacio disponible.

Los científicos han llegado a contabilizar 700 cangrejos yeti por metro cuadrado.

Sin embargo, su forma de vida plantea algunos problemas logísticos.

Por ejemplo, la zona habitable alrededor de los respiraderos térmicos es demasiado cálida para las larvas de cangrejo yeti, que necesitan temperaturas más frías para desarrollarse.

Esto obliga a las hembras a abandonar el refugio seguro de su hogar y salir al agua más fría para reproducirse. El frío causa estragos en sus cuerpos, por lo que solo se reproducen una vez antes de la muerte.

¿Cuántas especies de cangrejo yeti se conocen?

Hasta ahora, se han encontrado seis especies en total. Los nuevos cangrejos yeti, que aún no se han nombrado y son algo diferentes a sus primos. No tienen las mismas largas garras que K. hirsuta y K. puravida. Además, sus garras cortas no tienen pelos, por lo que no acumulan bacterias allí.

En cambio, estos cangrejos yeti tienen cofres peludos. Los pelos de sus cofres generalmente están cubiertos de las bacterias, que se barren de la chimenea de ventilación o se “cultivan” en los pelos para comer más tarde.

Especies de cangrejos yeti.
Imagen: C Roterman

Hasta ahora estas son las especies:

  • Kiwa puravida
  • Kiwa araonae
  • Kiwa hirsuta
  • Kiwa tyleri
  • Kiwa sp. SWIR (sin nombre)
  • Kiwa sp. Galapagos Microplate (sin nombre)

Todos los cangrejos yeti descubiertos hasta ahora se han encontrado en el hemisferio sur. La mayoría de ellos, en los océanos que bordean la Antártida. Eso sugiere que originalmente evolucionaron allí.

Finalmente, es probable que los cangrejos yeti hayan existido durante bastante tiempo. Un análisis de sus genes sugiere que esta familia evolucionó hace unos 100 millones de años.

Imagen de portada: americanscientist.org

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • Macpherson, E., Jones, W., & Segonzac, M. (2005). A new squat lobster family of Galatheoidea (Crustacea, Decapoda: Anomura) from the hydrothermal vents of the Pacific-Antarctic Ridge. https://academic.oup.com/jcb/article/36/2/238/2547977
  • Goffredi, S. K., Jones, W. J., Erhlich, H., Springer, A., & Vrijenhoek, R. C. (2008). Epibiotic bacteria associated with the recently discovered Yeti crab, Kiwa hirsuta. Environmental Microbiology, 10(10), 2623-2634. http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.568.3054&rep=rep1&type=pdf
  • Roterman CN, Lee W-K, Liu X, Lin R, Li X, Won Y-J (2018) A new yeti crab phylogeny: Vent origins with indications of regional extinction in the East Pacific. PLoS ONE 13(3): e0194696. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0194696
  • Thurber, A. R., Jones, W. J., & Schnabel, K. (2011). Dancing for food in the deep sea: bacterial farming by a new species of yeti crab. PLoS One, 6(11). https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0026243
Scroll al inicio