El bogavante: hábitat, características y reproducción

El bogavante es un crustáceo muy curioso, más de lo que imaginarías viéndolo en un plato. Aquí tienes una ficha completa de su biología.

Es muy probable que al buscar información sobre el bogavante, te hayas encontrado con una masa de entradas sobre recetas y su valor nutricional. No obstante, ¿qué pasa con la información referente a la propia especie, al animal? Sigue siendo un crustáceo que forma parte de su ecosistema, dando sentido a la organización natural de los diferentes componentes del mismo.

Es por ello mismo que aquí encontrarás toda la información básica referente a su biología. No te pierdas lo que viene a continuación, pues son animales fascinantes y que nada tienen que ver con lo que podrías ver en el acuario de un restaurante. Vamos con ello.

Taxonomía y características

Homarus gammarus.

El bogavante (Homarus gammarus) es un crustáceo del orden de los decápodos, es decir que tiene 5 pares de patas. Pertenece a la familia Nephropidae, donde también se engloban otros crustáceos como la cigala o la langosta. Su género, Homarus, solo aglutina a 2 especies, el bogavante europeo (el que nos ocupa) y el americano (Homarus americanus).

Este crustáceo posee 10 patas, siendo 2 de ellas sus grandes pinzas. Las otras 8, aunque pequeñas, le posibilitan el desplazamiento por los fondos marinos que habitan. También se cuentan 4 antenas, 2 largas y 2 cortas, para explorar lo que tiene inmediatamente delante (son órganos sensoriales).

Mientras que una pinza tiene los bordes afilados para cortar, la otra los tiene aserrados para triturar.

Hábitat del bogavante

Esta especie tiene un amplio rango geográfico a lo largo del océano Atlántico oriental. En la parte norte de su rango se puede encontrar desde Noruega hasta el sureste de Suecia y Dinamarca, aunque no se puede encontrar en el Mar Báltico. También se extiende a lo largo de la costa de Europa continental hasta la costa de Marruecos, así como en la costa del Mediterráneo y el Mar Negro occidental.

El bogavante habita los fondos rocosos desde la costa hasta más allá de la plataforma continental, hasta profundidades de 150 metros en la columna de agua. También se encuentra en sustratos arenosos o de fango, si bien suele preferir lugares donde haya rocas y otros elementos en los que refugiarse.

Alimentación

Se trata de crustáceos principalmente carnívoros, pero que también pueden alimentarse de carroña. De hecho, su papel como limpiadores de detritus en el ecosistema es indispensable, ya que sin ellos (y las otras especies que consumen desechos orgánicos) colapsaría. No obstante, también atrapa y se alimenta de mejillones, cangrejos ermitaños y gusanos poliquetos.

Comportamiento del bogavante

No se tienen demasiados datos etológicos sobre esta especie, pues la mayoría de ellos provienen de observaciones en cautividad, donde se les somete a condiciones lejanas a las que tendrían en la naturaleza. Se sabe que son crustáceos solitarios que solo se encuentran en la época reproductora.

Son de hábitos nocturnos, período en el que salen de su refugio para buscar comida. Rara vez se encuentran con algún ejemplar de su especie, pero sí es común que tengan comportamientos agonísticos contra otros habitantes de las aguas que pongan en peligro su alimentación.

Reproducción

La reproducción es, probablemente, el aspecto más estudiado del bogavante, ya que está directamente relacionado con su explotación para el consumo. Por lo general, se ha estudiado su reproducción en libertad para experimentar con ella en cautiverio, de forma que existen datos fiables en la actualidad.

El período reproductivo transcurre durante el verano y está estrechamente relacionado con la muda de su exoesqueleto. Los machos fecundan a las hembras y, posteriormente, estas ponen huevos y los transportan en sus pleópodos (sus patas) hasta el verano siguiente.

Las hembras mudan y después se someten a 2 desoves consecutivos, lo que sugiere la capacidad de almacenar el esperma masculino.

Las primeras semanas posteriores a la eclosión se caracterizan por el carácter pelágico de las larvas, fase que dura 14-20 días dependiendo de la temperatura del agua. Posteriormente, las larvas atraviesan varias fases, cada una consistente en una muda, hasta que alcanzan su forma adulta. No será hasta los 5-8 años que alcanzarán la madurez sexual y mudarán solo una vez al año.

Estado de conservación del bogavante

Homarus gammarus.

En la actualidad, esta especie no corre peligro serio, pero sí que se considera que está en un estado de preocupación menor (LC). Por suerte, la población no está fragmentada y se mantiene estable desde la última vez que se revisó el estado de esta.

No obstante, con especies tan cotizadas para el consumo humano, y tomando en cuenta su tardía edad de maduración para la reproducción, se han tomado varias medidas para mantener la especie en su hábitat, como hacer liberaciones de ejemplares criados en programas de reproducción en cautividad.

La mayor amenaza a la que se enfrenta el bogavante es la explotación comercial para la alimentación humana. Desde la década de los 80, la captura de bogavantes ha ido en constante aumento, por lo que no se debe apartar la vista de su conservación. Todo lo que el hombre pone a su disposición está en constante peligro de desaparecer, así que sigamos luchando por ayudar al planeta.

Bibliografía

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