Aunque ambos términos suelan utilizarse de forma indistinta, saltamontes y langosta reportan diferencias desde un punto de vista general. Aunque esta distinción no sirva de mucho a nivel filogenético, sí es de utilidad para diferenciar los ciclos vitales de unos de los invertebrados más fascinantes de la Tierra. La clave se encuentra en la conducta migratoria de uno de ellos.
Los saltamontes y las langostas son ortópteros (Orthoptera), un orden de insectos que comprende unas 20 000 especies e incluye además a los grillos. A continuación, te mostramos las diferencias y similitudes entre saltamontes y langosta. Sigue leyendo, pues la forma de vivir te estos animales te fascinará.
¿Qué son las langostas y saltamontes y cuáles son sus diferencias?
En primer lugar, es necesario destacar que tanto saltamontes como langostas son insectos ortópteros. Esto significa que cumplen una serie de requisitos morfológicos comunes en todos los miembros de su orden: cabeza redonda con antenas y ojos lateralizados, un tórax del que nacen 3 pares de patas (las últimas hechas para saltar), un abdomen de 11 segmentos y alas que capacitan el vuelo.
Además de pertenecer al orden Orthoptera, los invertebrados que aquí nos atañen forman parte del suborden Caelifera. Esta agrupación engloba a todo aquel animal con el plano corporal de un saltamontes que no sea un grillo o un alacrán cebollero (Gryllotalpidae). Por esta razón, si nos ponemos estrictos debemos reseñar que una langosta es un tipo de saltamontes.
Dicho de otro modo: las langostas son saltamontes, pero no todos los saltamontes tienen el ciclo vital de las langostas. Por ello, más que diferenciar ambos términos de forma aislada, vemos de mayor interés comparar especies típicas dentro de cada uno de los grupos. Como todos pertenecen al mismo orden, suborden y familia, es necesario elegir ejemplos concretos.
Elegimos como representantes de lo saltamontes a Schistocerca americana y Omocestus viridulus y a Locusta migratoria del grupo de las langostas, pues es la más famosa. A continuación, te mostramos sus diferencias biológicas.
Las langostas pertenecen al suborden Caelifera y a la familia Acrididea, así que por definición son saltamontes.
1. Las langostas son más grandes que los saltamontes comunes
La diferencia inicial entre langosta y saltamontes es que las primeras tienden a ser más grandes. Si bien la especie de saltamontes americano común (Schistocerca americana) llega hasta los 5,5 centímetros de longitud en su estadio adulto y en caso de las hembras, ejemplares europeos como Omocestus viridulus casi nunca superan los 2 centímetros de envergadura.
En general, un saltamontes mide de 2 a 3 centímetros de longitud, mientras que la langosta Locusta migratoria alcanza sin problema los 6 centímetros en el caso de que sea una hembra adulta. Así pues, podemos afirmar que en general las langostas son un poco más grandes que el resto de sus familiares.
2. La morfología puede diferir dependiendo de la especie
Los saltamontes se presentan en todas las formas y colores posibles: los hay verdes enteros, amarillos con alas rojizas, marrones oscuros y otros que tienen patrones intermedios entre estas tonalidades. Algunos muestran ovipositores muy diferenciados y tienen una forma de hoja para mimetizarse, como es el caso de los saltamontes longicornios de la familia Tettigoniidae.
Por otro lado, el término “langosta” se aplica a muy pocas especies (unas 30, incluyendo L. migratoria), por lo que su plano corporal suele ser bastante homogéneo. Estas presentan unas alas desarrolladas, colores marronáceos-verdosos y ciertos patrones granulados a lo largo de su cuerpo. Las hembras siempre son más grandes que los machos.
Es posible distinguir a un saltamontes de una langosta a nivel físico, pero existe tanta variedad en el primer grupo que es muy probable equivocarse.
3. Las langostas migran, los saltamontes no
Si nos ponemos estrictos, el único atributo que marca las diferencias entre el saltamontes y la langosta es su capacidad migratoria. Las características físicas y el tamaño pueden decirnos algo, pero si tenemos en cuenta que hay más de 11 0000 especies en el grupo Caelifera es fácil asumir que muchos saltamontes serán casi iguales a una langosta.
El rasgo más diferencial es que al menos 25 especies dentro del grupo de los saltamontes sí migran, lo que las convierte en langostas. Las principales son Chortoicetes terminifera, Austracris guttulosa y Locusta migratoria. Estos insectos son solitarios en momentos de normalidad, pero cuando se presentan ciertas condiciones ambientales forman bandadas gregarias.
El cambio de fase entre “solo” y “acompañado” viene determinado por la metilación de ADN del cerebro. Dicho de forma sencilla, se expresa mucho más el gen Dnmt3 en la forma gregaria, mientras que su actividad parece disminuir cuando las langostas están solas.
Las agregaciones de langostas arrasan con todo vegetal que tienen a su paso. Pueden haber 80 millones de ejemplares por kilómetro cuadrado.
4. Las langostas son capaces de cambiar según su fase
Los saltamontes siguen un patrón de crecimiento normal (nacen como ninfas móviles y mudan muchas veces hasta que se convierten en adultos), pero las langostas no. En estas últimas, aparte de la fase de su ciclo biológico en la que se encuentren, la migración juega un papel esencial en su apariencia física.
Las langostas en fase solitaria son algo más grandes y verdosas para mimetizarse con la vegetación circundante. Por otro lado, las gregarias presentan un porte reducido y un color amarillo llamativo intercalado con tonalidades marrones. Así pues, estos invertebrados presentan dos apariencias (fenotipos) según su estrategia vital.
Si queremos que te quedes con un concepto claro tras leer estas líneas, este es el siguiente: las langostas son un tipo de saltamontes, pero no todos los saltamontes son langostas. Únicamente aquellos capaces de migrar y cambiar su fenotipo según su fase se consideran langostas como tal. No es tan difícil distinguirlos, ¿verdad?
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Chapman, R. F., & Joern, A. (Eds.). (1990). Biology of grasshoppers. John Wiley & Sons.
- Marshall, J. A., & Haes, E. C. M. (1988). Grasshoppers and allied insects of Great Britain and Ireland. Harley Books.
- Rentz, D. C. (1996). Grasshopper country: the abundant orthopteroid insects of Australia. UNSW Press.
- Friedrich, M. (2003). Evolution of insect eye development: first insights from fruit fly, grasshopper and flour beetle. Integrative and comparative biology, 43(4), 508-521.