5 curiosidades del besugo

Es posible que, de todos tus interrogantes sobre la vida marina, las curiosidades del besugo sean de las menos prioritarias. Lo cierto es que es un pez que nunca sale de su condición de pescado, es decir, más allá de ponerlo en un plato para comérselo.

No obstante, nunca está de más conocerlo en su verdadera faceta, la de un ser vivo, libre y del que se puede conocer mucho más que las recetas para meterlo al horno. Por eso, aquí te traemos algunos datos curiosos sobre él para que no te pierdas en el mar de páginas de cocina que aparecen cuando buscas su nombre.

Breve resumen de su biología

El besugo recibe el nombre científico de Pagellus bogaraveo. Se trata de un pez perciforme de la familia de los espáridos y al género Pagellus, donde también se engloban otros peces como la falsa dorada (Pagellus bellottii) o el besugo blanco (Pagellus acarne).

Es una especie muy extendida por el Mediterráneo occidental y la parte oriental del Atlántico, desde Noruega hasta Mauritania. Mientras que otros espáridos se reparten por mares de todo el mundo, esta especie es la única generalizada en los mares de Europa septentrional.

Se trata de un pez omnívoro. El besugo caza, sobre todo, crustáceos y otros invertebrados, pero también peces más pequeños que él (puede llegar a los 60 centímetros de longitud y a más de 6 kilogramos de peso). También picotea algas y otros tipos de materia vegetal que se encuentra en su medio.

Curiosidades del besugo

Ahora que ya te has familiarizado un poco con la biología de este pez, vamos a ver algunas curiosidades extra sobre él. Recuerda que de los océanos aún queda muchísimo por descubrir, dada nuestra naturaleza terrestre y la increíble amplitud de la masa de agua del planeta. Por eso mismo es que no debes dejar escapar estas curiosidades del besugo.

1. Una pequeña porción de su población es hermafrodita

Se calcula que un 10 % de la población de besugos es hermafrodita protándrica. Esto quiere decir que, en esos individuos, el aparato reproductor masculino se desarrolla antes que el femenino, de manera que, en un punto concreto de la vida del pez, este cambiará de sexo y se volverá una hembra.

El besugo alcanza su madurez sexual a los 2 años, cuando alcanza los 15-20 centímetros.

2. Su nombre se asocia a un insulto

El lenguaje humano, muchas veces de manera inocente, maltrata a los animales de forma indirecta, a través de inculcar ideas y asociaciones que no son correctas. ¿Alguna vez has oído la expresión “conversación de besugos”? ¿O “esta persona es un besugo”? Lo cierto es que el nombre común de esta especie se ha ligado siempre a lo absurdo y a los humanos con baja inteligencia.

Es imposible que no se cree una asociación de vuelta, en la que se considera tonto al pez por extensión de la expresión hablada. Esto, a la larga, repercute en una falta de empatía que acaba por disminuir los esfuerzos por la conservación de la especie.

3. Su localización depende de la edad

Otra de las curiosidades del besugo es que, por lo general, vive a bastante profundidad, unos 700-800 metros en el Atlántico y 400 en el Mediterráneo. Sin embargo, cuando son jóvenes habitan zonas más bentónicas, formando pequeños bancos que crecen en número y se adentran a mayor profundidad a medida que crecen.

4. Ya se consumía en el Neolítico

El humano ya pescaba a este animal para el consumo desde tiempos remotos. En excavaciones realizadas en Escocia se han encontrado restos que indicaban que era un alimento bastante habitual entre los humanos de aquel período. Por supuesto, la explotación pesquera tenía un carácter mucho más minimalista que la que conocemos hoy en día.

5. Se encuentra casi amenazado

En la actualidad, el Pagellus bogaraveo se encuentra en estado de casi amenazado (NT) según la lista roja de la IUCN. A pesar de su amplia distribución y de que las poblaciones no están fragmentadas, estas decaen año tras año debido a la explotación masiva para el consumo humano.

Se trata de una especie sensible a la sobreexplotación, ya que su período de maduración es relativamente largo comparado con la frecuencia de pesca que sufre. Por otro lado, también es sensible al cambio climático, pues el desove y la eclosión de los huevos depende en gran medida de la temperatura de las aguas.

Por eso, a pesar de que su pesca está regulada en varios países e incluso se restringe en los meses reproductivos, los besugos siguen desapareciendo poco a poco. Son grandes los factores que afectan a esta especie, por lo que su conservación requiere no solo de la acción de los gobiernos, sino también de un cambio de hábitos a pequeña escala que lo propicie.