Consejos para seleccionar el perro perfecto para terapia

Escoger un perro de terapia no es sencillo, pues se debe garantizar que tanto los humanos como el propio can no sufran en ningún momento del proceso.

El perro de terapia es una figura cada vez más presente en el ámbito de la salud mental y física, ya que se trata de un animal que ha sufrido una domesticación milenaria por parte del hombre. Su capacidad para entenderse con los humanos, así como el vínculo estrecho que genera con nosotros, tiene propiedades terapéuticas a todos los niveles.

Pero, ¿cómo seleccionar un perro para una terapia? ¿Hay razas o perfiles psicológicos concretos para esta función? Eso es lo que vas a poder averiguar en este espacio, así que no te pierdas nada, que comenzamos.

¿Qué es un perro de terapia?

Los perros son muy importantes en la terapia animal.

Un perro de terapia es aquel que se ha seleccionado, entrenado y adiestrado con el fin de utilizarlo en una terapia o un programa educativo. Se espera que el animal ayude a alcanzar los objetivos de una manera más rápida y positiva.

Los programas que incluyen animales de terapia (no solo perros) están orientados a la mejora de la calidad de vida en varios aspectos. Los más comunes son la integración social, la mejora en trastornos de depresión y ansiedad o la ayuda con tareas cotidianas de personas con diversidad funcional.

Aunque no existe una raza de perros ideada para ser perro de terapia, sí es verdad que algunas tienen un carácter más apto para ello. Por eso, no es raro encontrar pastores alemanes, labradores o golden retriever.

No hay que olvidar que la personalidad es resultado de la interacción entre ambiente y genética, por lo que cualquier can individual puede reunir las características.

¿Qué cualidades debe reunir un perro para asistir en terapia?

Además del efecto terapéutico que tenga la presencia del perro dentro del programa, es esencial que esté educado para que no cause problemas en el centro donde este se lleve a cabo. Esto incluye comportamientos agresivos, vocalizaciones sin necesidad o desobediencia.

Por otro lado, para que sea óptimo para una terapia, existen una serie de rasgos de personalidad deseables en el can. Las tienes a continuación:

  • Sociabilidad: que disfrute de la interacción con humanos, pero sin llegar a la dependencia emocional.
  • Seguridad: debe ser un can seguro de sí mismo, que aborde las situaciones sociales con decisión.
  • Estabilidad: debe tener un temperamento equilibrado, tanto física como emocionalmente.
  • Sensibilidad: táctil, visual y auditiva. Necesita poder mostrarse abierto a nuevos estímulos, pero sin ser demasiado sensible a ellos.
  • Complacencia: algunos canes tienen más predisposición a complacer al humano que le da las órdenes. Esto es esencial para el adiestramiento en positivo.
  • Nivel de energía medio: un perro demasiado activo o, por el contrario, que no tenga energía para el trabajo necesario, no será apto. Esto es imprescindible para que la terapia no suponga un perjuicio para el propio animal.

Test de temperamento para perros

Existen varias pruebas de temperamento para obtener una idea aproximada de la validez del animal para la tarea terapéutica. Los dos más comunes son el de Liakhoff y el de Campbell, los cuales tienes detallados en las siguientes líneas:

  • Test de Campbell: se suele hacer sobre las 7 semanas de edad para hacerse una idea del temperamento que tendrá el cachorro cuando alcance la vida adulta. Se evalúan la atracción social, su grado de independencia, la respuesta a la contención, la aceptación de la dominación del humano y la dignidad.
  • Test de Liakhoff: con esta prueba se evalúa la sensibilidad del perro a los estímulos del entorno, así como la agresividad, dominancia, deseos de agradar, adaptabilidad, atención, iniciativa, persistencia, intensidad y miedo.

Como se decía arriba, estas pruebas no arrojan resultados inamovibles y definitivos, sino que muestran tendencias del animal. Especialmente cuando son cachorros, su personalidad puede desarrollarse por varias vías según multitud de factores, como la educación, las vivencias o la genética.

El bienestar de los perros de terapia

Perro de asistencia emocional

En el momento en el que se aplica un mínimo de ética al hecho de que se utilizan seres sintientes para fines exclusivamente humanos, no se puede pasar por encima del bienestar de los mismos. Por tanto, usar perros de terapia supone que se debe atender a su seguridad física y emocional y, sobre todo, nunca forzarles a realizar ninguna tarea si esta supone un problema para ellos.

Además de llevar un control estricto sobre su salud física, el entrenamiento debe efectuarse siempre en positivo. Es obligatorio respetar su ritmo de aprendizaje y nunca emplear un can que no haya alcanzado la madurez.

Para terminar es necesario apuntar que la responsabilidad última del bienestar del perro recae en las personas o entidades que los entrenan para sus programas. Son ellos los que seleccionan qué can es más adecuado para el público de la terapia, así como los encargados de garantizar que sea feliz y esté sano desde que se le elige hasta que se le jubila. Solo así se consigue una terapia efectiva.

Bibliografía

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  • Marcus, D. A. (2013). The science behind animal-assisted therapy. Current pain and headache reports17(4), 1-7.
  • Glenk, L. M. (2017). Current perspectives on therapy dog welfare in animal-assisted interventions. Animals7(2), 7.
  • Solomon, O. (2010). What a dog can do: Children with autism and therapy dogs in social interaction. Ethos38(1), 143-166.
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