Comportamiento de los primates

El comportamiento de los primates es altamente complejo y variado según la especie. Si te estás iniciando en la primatología, aquí tienes algunas generalidades sobre su forma de ser.

El comportamiento de los primates es muy complejo.

Los primates son un vasto orden de mamíferos placentarios actualmente diferenciado en 2 subórdenes: estrepsirrinos y haplorrinos. Es difícil reunir en un solo artículo el comportamiento de los primates, pues cada una de las más de 200 especies en este grupo muestra conductas complejas y únicas.

Lo que todos los primates tienen en común es poseer 5 dedos en manos y pies, ser plantígrados, tener pulgares oponibles y miembros adaptados al salto y desplazarse mediante la braquiación, es decir, la capacidad de moverse de árbol en árbol con sus brazos. A partir de estas características, se pueden generalizar una serie de conductas de los primates.

Comportamiento social de los primates

El comportamiento de la mayoría de especies de primates es gregario. Por ello, en su conducta existen patrones sociales comunes, como el acicalamiento (grooming, en inglés), la cooperación, el establecimiento de jerarquías o la afiliación.

Las ventajas que suponen las redes sociales dentro de los grupos de estos mamíferos se basan en la defensa del territorio y la capacidad de responder ante los depredadores, así como la optimización de la búsqueda de recursos. Sin embargo, la competencia interna supone a veces gran desventaja para los individuos más bajos en la jerarquía.

Los seres sociales lo son porque, a nivel evolutivo, esta estrategia favorece la permanencia de la especie. 

Lazos afectivos

El carácter social de los primates, unido a su gran capacidad cognitiva, crea una compleja red de interacciones dentro de los grupos. Aunque salvo excepciones la configuración de las jerarquías suele ser patriarcal, las hembras tienen su propio sistema de organización. Este se entrelaza con el de los machos, colocándolas en ocasiones por encima de algunos de ellos.

Los machos de grupos patriarcales suelen ocuparse de la defensa del grupo, pero en especies matriarcales la hembra dominante cumple un papel de guía y referencia.

Por lo general, cada integrante del grupo tiene un rol dependiendo del sexo, edad y rango. La afiliación y la cooperación se ven favorecidas por las relaciones familiares. De esta forma, los individuos emparentados son más proclives a trabajar juntos y mostrar conductas como la proximidad física, el acicalamiento o la repartición de recursos.

Las cuatro preguntas de Tinbergen nos ayudan a desentrañar el comportamiento animal.

Territorialidad en el comportamiento de los primates

La territorialidad no solo se encuentra entre comunidades de primates y otros animales, sino también dentro del grupo. Las conductas de acercamiento-alejamiento suelen tener que ver con los conflictos que se generan con la cercanía de los ejemplares a la hora de escoger los mejores lugares para anidar, descansar o alimentarse.

Competencia y agresividad

Cuando los individuos de un grupo de primates tienen los mismos objetivos y estos no pueden cumplirse para todos ellos, es frecuente ver conflictos por competencia. Este tipo de confrontación, sin embargo, no siempre deriva en agresiones, pues los primates suelen recurrir antes a formas de aviso e intimidación.

El conflicto cumple un papel fundamental en el comportamiento de los primates, pues mediante su aparición y resolución, se configuran las jerarquías y las alianzas. Se tratan de interacciones necesarias y naturales en su socialización.

Los humanos somos mucho más numerosos y tenemos recursos sociales que permiten la ausencia casi total de conflicto, por lo que solemos darle un tinte mucho más negativo a este concepto y aplicarlo a otras especies.

Las agresiones físicas se producen cuando las reglas sociales entre los primates se rompen de forma reiterada y las transgresiones no disminuyen con los avisos de los demás integrantes del grupo. Algunas de las conductas de advertencia comunes a todas las especies de primate son las vocalizaciones, mostrar los dientes, zarandear ramas o dar empujones.

Los conflictos y agresiones, no obstante, suelen ir seguidos de conductas de reconciliación, como abrazos o acicalamiento. De esta forma, se pueden resolver las diferencias entre individuos de forma tranquila sin romper la unidad del grupo.

Uso de herramientas de los primates

Son muchas las señales de la existencia de inteligencia avanzada en los primates: cociente de encefalización, cultura, infancia prolongada y, por supuesto, el uso de herramientas. Los primates no solo se valen de utensilios para facilitarse la vida, sino que incluso los fabrican.

Los chimpancés, antes de meter una ramita en los termiteros para sacar a estos insectos, la preparan quitándole las hojas, corteza y trozos que puedan estorbar.

No solo se encuentra la conducta de “bastón” en los primates. Los gorilas (Gorilla gorilla) y el orangután (Pongo pigmaeus) usan grandes hojas a modo de paraguas cuando llueve. Otras especies seleccionan y utilizan rocas para abrir la cáscara de los frutos (o como arma).

La fabricación y uso de herramientas requiere de ciertos procesos cognitivos de resolución de problemas, creatividad y aprendizaje. Las estrategias se solapan a veces: estos mamíferos no se limitan al ensayo y error, sino que reflexionan activamente antes de actuar e incluso llegan a soluciones a través del insight, o lo que es lo mismo, la internalización de lo aprendido.

Comportamiento en cautividad

Los estudios sobre el comportamiento de los primates comenzaron con las investigadoras Jane Goodall, Dian Fossey y Biruté Galdikas. Estas 3 mujeres dedicaron sus vidas a documentar la conducta de los grandes primates en libertad. No obstante, a partir de ellas la mayoría de estudios se realizaron en cautividad.

En general, en condiciones de encierro se ha podido observar que las jerarquías son mucho más laxas, además de una mayor incidencia de agresiones y conflictos. La competitividad por los recursos, aunque estos se proporcionen en cantidades suficientes para todos, aumenta de forma considerable.

Además, los primates sufren estrés cuando están cautivos, pues son conscientes de su encierro. En estas condiciones de vida también son frecuentes las estereotipias, autolesiones y trastornos de ansiedad y depresión. Debido a la bajada de defensas derivada del estrés, también hay una mayor incidencia de parásitos y enfermedades.

Unos monos abrazándose.

Unos animales verdaderamente complejos

Para que te hagas una idea de cuán complejos son estos mamíferos, hace unos años se creó la figura jurídica de persona no humana, que por su capacidad para reconocer el encierro, inteligencia y rasgos emocionales iguales a los humanos, les reconoce el derecho a la vida, la libertad y a no ser maltratados física o psicológicamente.

Aunque a simple vista no parezcan tener un comportamiento muy cercano al nuestro, basta profundizar para darse cuenta de que lo único que nos separa de los primates es el lenguaje hablado y el nivel de desarrollo de la cultura. Son tan “personas” como los humanos, y todos los que han dedicado tiempo a su estudio coinciden en ello.

Bibliografía

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  • Piñeros, S. A. S. (2017). LAS PERSONAS NO HUMANAS COMO SUJETOS DE DERECHOS. Cuadernos de Derecho Público, (6), 33-46.
  • Fossey, D. (2000). Gorillas in the Mist. Houghton Mifflin Harcourt.
  • Montgomery, S. (2009). Walking with the Great Apes: Jane Goodall, Dian Fossey, Biruté Galdikas. Chelsea Green Publishing.
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