Si has visitado las costas del mar Mediterráneo, seguro que has presenciado —o sufrido— alguna picadura de un animal marino. ¿Te has preguntado alguna vez cómo liberan el veneno las medusas? El mecanismo fisiológico de este evento es más curioso de lo que se podría pensar.
Si estás leyendo estas líneas, seguramente sientas interés por esta cuestión, ya que las medusas son unas grandes desconocidas, a pesar de su cercanía con el humano. No te pierdas lo que viene a continuación.
Las toxinas de las medusas
Las medusas llevan en la Tierra desde hace más de 600 millones de años, en parte porque no han necesitado adaptarse demasiado. Su primitivo sistema nervioso y su sencillez anatómica les permiten existir casi de forma pasiva: se dejan arrastrar por las corrientes y su comida suele acabar cayendo en sus tentáculos de forma fortuita.
Sin embargo, la complejidad de estas criaturas reside en su método de defensa —y de caza—: el veneno. A pesar de que extraer el veneno de una medusa es dificultoso, a lo largo de los años se han logrado identificar ciertas toxinas comunes producidas por estos invertebrados. Algunas de ellas son las siguientes:
- Hipnocina: esta neurotoxina provoca somnolencia, parálisis muscular y parada respiratoria. Además, tiene propiedades anestésicas.
- Thalassina: esta toxina es de las más comunes que se pueden encontrar. Produce la ya conocida urticaria, pero en mayores dosis provoca parálisis muscular e incluso la muerte.
- Congestina: afecta al sistema digestivo provocando vómitos frecuentes, diarrea y fuertes dolores abdominales, e incluso problemas respiratorios y caída de la tensión arterial.
Ahora que conoces qué sustancias pueden inocularte, llega el momento de conocer cómo liberan el veneno las medusas. Como todos los animales, por muy simples que parezcan, siempre tienen algún mecanismo cuya especialización es maravillosa de estudiar.
¿Cómo liberan el veneno las medusas?
¿Cómo sobrevive un animal tan simple y primitivo en mares poblados por depredadores? La clave de su éxito evolutivo está en su mecanismo de defensa y, a la vez, de caza: la exocitosis —liberación de células al exterior— es el arma y trampa principal de las medusas.
Los cnidarios, la familia a la que pertenecen anémonas, corales y medusas, poseen un tipo de células sensoriales llamadas cnidocitos. Para que te hagas una idea, estas células son como pequeñas cerbatanas: poseen diversos orgánulos citoplasmáticos llamados cnidos, con una cápsula de veneno unida a un filamento, que se dispara al contacto con la superficie de la medusa.
De esta forma, cuando una presa o un depredador rozan la superficie o los tentáculos de la medusa, los cnidocitos se disparan, clavándose a nivel microscópico en la piel de su presa para inocular el veneno en el torrente sanguíneo. Una vez los cnidos se descargan, la célula se reabsorbe y se reemplaza por otro cnidocito.
El cnidocito solo tarda 3 milisegundos en descargar el veneno al contacto con el ectodermo —parte más externa— de la medusa. Se trata de uno de los procesos de exocitosis más rápidos conocidos hasta la fecha.
Algunas medusas pueden albergar hasta 10 tipos diferentes de toxinas. Sin embargo, su potencial para dañar el organismo dependerá no solo de la potencia de la toxina, sino también de la cantidad de veneno inoculada en relación al tamaño del cuerpo.
¿Qué hacer ante una rozadura de medusa?
Algunas medusas del Mediterráneo, como Pelagia noctiluca, Rhizostoma pulmo o Carybdea marsupialis, están catalogadas como especies de toxicidad media-alta. Por lo general, si se evita nadar en el mar cuando se aproximan a la costa, no tiene por qué haber problema, pero a veces alguna solitaria se roza con los humanos de forma accidental.
Puesto que el cnidocito atraviesa la piel, lo primero que hay que saber es que no se debe rascar la parte urticada: de esa forma, solo se consigue que los cnidos que han quedado adheridos a la piel entren también al torrente sanguíneo. Lo primordial es limpiar la zona con abundante agua de mar y acudir al puesto de socorro.
Restregar arena en la zona o rasparla de cualquier otro modo tampoco debe hacerse, pues produce el mismo resultado.
Algunos remedios caseros recomiendan la orina para aliviar la hinchazón, pero es mucho más recomendable usar vinagre. En cualquier caso, y sobre todo ante personas que puedan ser alérgicas a las toxinas de las medusas, lo mejor es acudir al médico. Estos invertebrados son fascinantes, pero mejor si los admiramos de lejos.
Bibliografía
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- Cnidaria. (2020). Cuallado.org. http://www.cuallado.org/esp/ciencia/taxon/ani/Cnidaria/clases_desc.htm?nocheckforframe
- Gelambi, M. (2020, 18 diciembre). Cnidocitos: características, estructura, funciones, tipos. Lifeder. https://www.lifeder.com/cnidocitos/
- Medusas: tipos, características e información sobre sus picaduras. (2021). Medusas. https://www.medusas.org/