Cuando se piensa en las abejas, la primera idea recurrente hacia estos insectos suele ser su preciada miel y otros subproductos. Del mismo modo, nos vienen a la mente sus metódicos bailes, a través de los cuales cuentan a sus compañeras dónde están las flores y el polen que sustenta su vida. Más allá de esto, sus colmenas también encierran increíbles secretos.
Las colmenas de abejas —al igual que todo lo que estos insectos hacen— están totalmente reguladas. Cada parte de una colmena cumple una función concreta y los materiales que estos insectos utilizan también tienen una razón. Nada de lo que hacen las abejas se deja al azar, pues te explicamos el porqué de todos estos sucesos en las siguientes líneas.
¿Dónde colocan las abejas su panal?
Antes de empezar a construir la colmena, las abejas deben seleccionar muy bien el lugar donde establecer la colonia. Si escogen un sitio caluroso, la cera, el propóleo y otros productos se derretirán y la estructura no podrá mantenerse, es decir, colapsará.
Las abejas son seres realmente inteligentes a la hora de elegir el lugar para fundar la colonia. Generalmente, eligen sitios protegidos de las inclemencias del clima, como el calor, la lluvia y el frío. De esta manera, es normal que escojan huecos en los árboles, grietas en las rocas o incluso edificaciones humanas.
Una vez establecida la ubicación, las obreras comenzarán a crear una fina capa de propóleo que cubrirá toda la zona interior de la colmena, de forma que no se establezca un contacto directo entre el exterior y la estructura construida.
¿Cómo fabrican las abejas sus colmenas?
Como no podía ser de otra forma, las abejas trabajan duramente para construir una colmena y siempre comienzan desde la parte de arriba. Después de forrar toda la cavidad con propóleo, las incansables obreras comienzan a construir las unidades básicas de toda colmena: las celdillas hexagonales.
¿Cuál es el motivo de que todas las colmenas tengan esta unidad de construcción? ¿Por qué no usan formas circulares o cuadrados? Sorprendentemente, los científicos descubrieron que el hexágono es la forma geométrica que menos material necesita para ser construida. Sin embargo, es la que mayor peso soporta.
Las celdas hexagonales están hechas de cera y propóleo. La cera es producida por las propias abejas gracias a unas glándulas que tienen en su abdomen, sin embargo, necesitan consumir mucha miel para poder producirla.
Aunque hoy en día no se conozca realmente el proceso por el cual las abejas construyen hexágonos perfectos, los científicos han observado que estos insectos parecen usar el calor de su abdomen para, poco a poco, ir dándole forma a la cera.
Por otro lado, el propóleo es una sustancia con multitud de aplicaciones antimicrobianas y antimicóticas que las abejas recolectan de las yemas de los árboles. De hecho, en la entrada a una colmena siempre hay propóleo, para que las trabajadoras se unten las patas antes de entrar y así evitar el ingreso de patógenos.
Las abejas construyen poco a poco cada celda hexagonal y fijan unas a las otras con más cera. Así que se trata de una estructura realmente resistente capaz de soportar todo el peso de la miel, las larvas y las propias abejas en sí.
¿Todas las colmenas de abejas son iguales?
La diferencia entre una colmena y otra radica, en principio, en el lugar que hayan seleccionado los insectos voladores para construirla. No obstante, la unidad básica de construcción —el hexágono— es siempre la misma.
Este tipo de estructuras, además del objetivo de guardar a la colonia y todo el alimento, tienen como fin dar cabida al estilo de vida de las abejas. Así, tienen celdas donde descansan las obreras —cuya vida es corta, de unas seis semanas— y se dedican a la ampliación de la colmena, el cuidado de las larvas y la recolección de alimentos.
La disposición de las celdillas facilita, principalmente, el arduo trabajo de las obreras. De este modo, pasan de un hexágono a otro con facilidad, donde deberán alimentar a las nuevas larvas, enterrar posibles depredadores que entren en la colmena, cubrirlo de propóleo para evitar la descomposición y almacenar y velar por la correcta conservación de los alimentos.
No cabe duda de que las abejas son unos de los grandes arquitectos de la naturaleza. De hecho, los humanos han imitado el uso de hexágonos para muchas de sus construcciones como puentes, aviones e incluso automóviles. Nunca dejaremos de aprender de la biología de las distintas especies que nos rodean.
Bibliografía
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