Ningún individuo es una isla en la naturaleza: en mayor o menor medida, todos los organismos interaccionan entre sí e incluso dependen unos de otros para sobrevivir. Es el caso del comensalismo, una de las varias formas de simbiosis que existen en el reino animal.
Las relaciones interespecíficas siempre tienen un nivel de complejidad mayor de lo que salta a la vista. Aquí tienes todos los conceptos básicos que rodean al comensalismo, así como algunos ejemplos. No dejes de leer.
¿Qué es el comensalismo?
El comensalismo es un tipo de simbiosis en el que la especie huésped se beneficia del hospedador sin causarle ninguna consecuencia (ni positiva ni negativa). Este es uno de los tipos de relaciones interespecíficas más habituales, tanto en macro como en microbiología. El término proviene del latín cum mensa, que significa “compartiendo la mesa”.
El comensalismo es una relación unidireccional, es decir, siempre hay un organismo beneficiado y un huésped que se queda igual (ni gana ni pierde). Además, el primero suele estar unido físicamente al hospedado.
Tipos de comensalismo
Dentro del propio comensalismo existen diferentes variantes, las cuales se categorizan con base en cómo se configura la relación entre los 2 individuos. En las siguientes líneas tienes todos los tipos que se pueden dar.
Inquilinismo
El inquilinismo se da cuando el huésped usa el espacio vital de otra especie sin que hacerlo suponga un perjuicio para esta. Puede tener lugar mientras el hospedador vive en el sitio o cuando se va, pues también cuenta como estrategia de inquilinismo cuando un animal ocupa un espacio abandonado, como las especies de pájaros que se instalan en nidos vacíos.
Comensalismo químico
El comensalismo químico involucra la degradación de compuestos químicos creados por una especie en productos útiles para otra. Es habitual verlo en el mundo de los microorganismos, pues se da entre bacterias. Además, el huésped suele utilizar estos compuestos para crear energía.
Foresis
La foresis se refiere a la utilización del hospedador como medio de transporte o refugio. Por lo general, el huésped se adhiere al hospedero sin causarle ningún perjuicio (de hecho, muchas veces ni se da cuenta de que lleva a alguien encima) e, incluso, puede alimentarse de alguno de sus restos.
Clasificación según la necesidad del huésped
Según el grado de dependencia que tenga una especie de su hospedador, se pueden encontrar 2 tipos de comensalismo:
- Obligatorio: el individuo necesita del otro para su supervivencia.
- Facultativo: la especie huésped podría sobrevivir sin la otra, pero unirse a ella le facilita la vida.
Metabiosis o tanatocresia
Este tipo de comensalismo es muy común en la naturaleza y forma parte de una función imprescindible: la eliminación de desechos. Ocurre cuando una especie se alimenta de los desperdicios de otra, como sus heces o su cuerpo sin vida.
Ejemplos de comensalismo
Toda esta información en abstracto puede ser un poco difícil de visualizar en el mundo real. Por eso, y para que compruebes que el comensalismo es realmente común en la naturaleza, aquí tienes varios ejemplos que lo ilustran.
Tiburón y rémoras
Quizá este sea el primer ejemplo que acuda a tu mente cuando piensas en el comensalismo: las pequeñas rémoras sujetas a un enorme tiburón que permanece impasible y no se las come (a pesar de ser piscívoro). Esta relación se clasifica dentro del grupo de la foresis.
El pez rémora se pega al cuerpo de los tiburones con su boca, adaptada a la forma de un disco de succión, para recorrer largas distancias sin gastar energía. Además, el escualo protege a la rémora de potenciales depredadores y, además, le suministra alimento con los restos de la comida que consume.
Opiliones y hormigas
Los opiliones son invertebrados del orden de los arácnidos que acostumbran a vivir en zonas oscuras y húmedas. Se ha descubierto que ciertas áreas de Argentina no reúnen las condiciones necesarias para su supervivencia, por lo que no deberían encontrarse opiliones en ellas.
Sin embargo, estos arácnidos se refugian de las inclemencias ambientales en los hormigueros, ya que son lugares con un microclima más adecuado para ellos. Las hormigas se lo permiten, pues este tipo de relación no les causa ningún perjuicio. Se trata de un caso de inquilinismo.
Comensalismo entre arañas y árboles
Las especies vegetales también forman parte de las relaciones de comensalismo: solo tienes que observar de cerca el tronco de un árbol. Como mínimo, seguro que encuentras algún invertebrado correteando por él.
Muchas arañas crean sus telas o se refugian en los troncos de los árboles sin causarles daño alguno a los vegetales. De esta forma, obtienen protección frente a los depredadores y tienen un mejor acceso a su comida (por lo general, otros invertebrados que se acerquen a su zona).
Moscas y ácaros del jamón
En los secaderos de jamón los trabajadores deben tener mucho cuidado con los ácaros que se alimentan de él, pues suelen dejar la pieza inservible para la venta. Estos arácnidos microscópicos son capaces de saltar de una pieza a otra gracias a las moscas que entran en el lugar.
Los ácaros se encaraman a estas moscas cuando se posan en el jamón y se bajan cuando vuelan hasta una nueva pieza. Se trata de un caso de foresis y además la mosca no se percata de que está transportando microorganismos en su cuerpo.
Comensalismo entre aves y árboles
Este inquilinismo es parecido al caso anterior de las arañas: las aves, por lo general, crean sus nidos entre las ramas de los árboles. Esto no suele generar perjuicio para el organismo vegetal, pero proporciona protección de las crías frente a los elementos y los depredadores (e incluso puede proveer de alimento con sus frutos).
Pez payaso y anémonas
Este es otro de los tipos de comensalismo más conocidos, en este caso obligatorio, pues el pez payaso no podría sobrevivir sin la anémona. El primero es inmune al veneno de los actiniarios, al contrario que sus depredadores, para quienes resulta urticante.
De esta forma, el pez payaso vive entre los tentáculos de las anémonas y solo se aventura fuera de ellos para encontrar comida. La descendencia de este pez tampoco sobreviviría sin la relación de comensalismo que practica, pues los huevos también gozan de la protección de la anémona.
Hienas y leones
Este tipo de relación es facultativa, pues las hienas son capaces de cazar y, además, lo hacen en grupo. No obstante, les resulta mucho más fácil aprovechar los restos de comida que dejan los leones, ya que pueden alimentarse de carne en descomposición. Los grandes felinos no se ven perjudicados, pues comen todo lo que necesitan y después se marchan.
Existen muchos más ejemplos de comensalismo en la naturaleza, pues es una relación segura en ambas direcciones y que, además, cumple funciones imprescindibles en el ecosistema. Si te ha interesado el tema, seguro que encuentras en la literatura casos todavía más increíbles que los aquí descritos. ¡Anímate a buscar!
Bibliografía
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- Acosta, L. E. (2002). Patrones zoogeográficos de los opiliones argentinos (Arachnida: Opiliones). Revista Ibérica de Aracnología, (6), 69-84.
- Lotero, B. (2013). Adaptación, mutualismo, parasitismo, comensalismo.
- Lubbock, R. (1980). Why are clownfishes not stung by sea anemones?. Proceedings of the Royal Society of London. Series B. Biological Sciences, 207(1166), 35-61.