Anquilostomas en perros: síntomas y tratamiento

Los anquilostomas se conocen como "gusanos gancho" o hookworms en inglés. Diversas especies pueden asentarse en el tracto gastrointestinal de perros.

Un perro con anquilostomas.

Los anquilostomas son endoparásitos que se alimentan de su hospedero, con la única finalidad de reproducirse y propagar la enfermedad. Estos organismos tienen la capacidad de anclarse a la pared de los intestinos de su hospedador, donde se alimentan y se reproducen fácilmente. Debido a su ciclo de vida, pueden ocasionar diversos síntomas, que en algunos casos son letales para los perros.

La importancia de este nematodo se encuentra en que es capaz de infectar a los cánidos, entrando por medio de la piel. Contrario a otro tipo de parásitos, los anquilostomas no necesitan ingresar en su hospedador por la boca para comenzar la infección, incluso, son capaces de migrar por varios órganos antes de llegar al intestino. Si quieres saber más sobre este gusano y cómo evitarlo, sigue leyendo.

¿Anquilostomas en perros?

Este tipo de parásitos son capaces de infectar a una gran variedad de animales carnívoros. Los anquilostomas forman parte del grupo de los helmintos, por lo que su morfología es similar a la de un gusano de tierra. Su tamaño es pequeño —apenas alcanza los 13 milímetros de longitud—, pero tiene una gran capacidad de reproducción y una hembra adulta produce hasta 20 000 huevos al día.

La infección por estos helmintos puede llevarse a cabo en perros de cualquier edad. Sin embargo, su letalidad es más alta en los cánidos más pequeños y en aquellos que no reciben la atención medica adecuada.

A nivel clínico, esta enfermedad se conoce como anquilostomiasis canina. Se caracteriza por presentar diarrea frecuente con rastros de sangre, pues los anquilostomas desgarran la pared del intestino del perro, para alimentarse de la sangre circulante. El mecanismo patogénico es algo similar a lo que hacen algunas sanguijuelas hematófagas, pero en el interior del cuerpo.

Cuando hablamos de anquilostomas, en realidad nos estamos refiriendo a una gran variedad de especies, que se incluyen en el genero Ancylostoma a nivel taxonómico. En los perros, las especies más comunes son las siguientes:

  • Ancylostoma caninum, la más común.
  • A. braziliense.
  • A. ceylanicum.
  • A. stenocephala.

Un grupo de anquilostomas.

Ciclo de vida de anquilostomas en perros

Este nematodo pasa parte de su vida en forma libre y otra como parasito adulto dentro del perro. Tomando en cuenta que los parásitos centran su vida en conseguir un hospedero y después reproducirse, nos centraremos justo después de la reproducción. En ese sentido, los huevos que se producen salen por medio de las heces, llegando al suelo y comenzando su ciclo.

Fase de vida libre

Una vez que el huevo se encuentra en la tierra, pasan aproximadamente 24 horas para que eclosione y salga la primer larva (estadio L1). Como con otros invertebrados, para seguir creciendo, necesita comer y mudar de piel, por lo que se alimenta de materia orgánica disponible en el suelo. Con cada muda de exoesqueleto, las larvas alcanzan un nuevo estadio de su ciclo de vida.

La larva pasa por todas sus fases en máximo 22 días, dependiendo de la temperatura y la disponibilidad de alimento. Estos nematodos prefieren los ambientes cálidos, por lo que crecen más rápido en estos climas. La ultima larva de vida libre es la de estadio 3 (L3), que alcanza al finalizar su segunda muda. Cuando llega a este punto, ya es capaz de infectar a su huésped, en este caso al perro.

Fase de vida parásita

Para comenzar la invasión, este parásito necesita entrar al cuerpo del perro. Para ello, tiene 2 vías principales: por medio de la boca o a través de la piel. La forma más rápida y fácil para infectar a los caninos es por la vía oral, ya que el patógeno simplemente sigue el sistema digestivo hasta llegar al intestino y se ancla allí.

Sin embargo, este género de nemátodos tiene una “carta de triunfo”, ya que puede perforar la piel para introducirse en su hospedero. Esto significa que el simple hecho de caminar en una zona que esté infestada por larvas L3 de este nematodo es más que suficiente para infectarse.

Si el parásito entra por la piel sigue una ruta linfática, que le permite llegar fácilmente al corazón. De este órgano, pasa directo a los pulmones, y de ahí, se traslada a la región de la boca (tráquea-faringe). En este lugar, por medio de la saliva y la boca, es deglutido y sigue la ruta hasta el intestino. Este proceso le toma entre 2 y 7 días, por lo que los primeros síntomas de la infección son poco perceptibles.

Al final, la larva se ancla al intestino por medio de ganchos que tiene en su boca. Aquí, comienza a alimentarse de la sangre del perro. Finalmente, como ya tiene alimento, muda una ultima vez para alcanzar su madurez sexual. De esta forma es capaz de aparearse y reproducirse, produciendo los huevos que comenzaran el ciclo nuevamente.

Causas de los anquilostomas en perros

Como se mencionaba, este parásito tiene 2 principales vías de entrada, sin embargo, no son las únicas. En los perros, existen casos clínicos que han permitido demostrar que las madres gestantes también pueden transmitir la anquilostomiasis. Debido a esto, en los perros existen 4 vías principales de contagio:

  • Cutánea (piel): contacto de piel delgada con las larvas del nemátodo.
  • Oral (boca): se ingieren directamente las larvas del parásito.
  • Placentario: las madres gestantes puede infectar a sus cachorros a través de la placenta del feto.
  • Lactancia materna: si la madre se infecta durante la época de lactancia, puede contagiar a los cachorros por medio de la leche.

Dependiendo la vía de infección, las larvas pueden permanecer inactivas, lo que podría significar el retraso de la sintomatología.

Síntomas de la anquilostomiasis canina

La sintomatología de la infección por anquilostomas en perros es diversa. La gravedad de los síntomas aumenta o disminuye dependiendo de la cantidad de anquilostomas que infecten al hospedador. Las primeras señales de la infección suelen estar relacionadas con la piel. Te contamos algunas:

  • Dermatitis: irritación cutánea por la entrada del parásito.
  • Acantosis: reacción del sistema inmune que provoca engrosamientos de la piel.
  • Laceraciones: heridas pequeñas a lo largo del cuerpo del can.
  • Hinchazón: similar a lo que ocurre con la picadura de mosquitos. Consiste en una inflamación superficial, causada por la entrada del nemátodo.
  • Deformación de las garras: el parásito puede ocasionar la deformación de las garras al entrar por la zona de las patas.

Hay que tomar en cuenta que estos síntomas solo se ocasionan cuando la larva entra por medio de la piel. Si la infección se dio a través de la vía oral, la sintomatología será directamente la de una infección avanzada.

Larva en el intestino

Una vez que la larva ya haya llegado a la zona del intestino, podremos encontrarnos con casos un poco más agresivos. En esta fase, algunos de los síntomas son los siguientes:

  • Diarrea oscura.
  • Perdida de peso.
  • Anemia.
  • Pelo áspero o seco.
  • Mucosas pálidas.
  • Debilidad o baja actividad.
  • Enteritis: inflamación del intestino, presencia de heces con o sin sangre.

Un perro enfermo que está triste.

El cuadro clínico deriva de la perdida de sangre, ocasionada por la acción de los anquilostomas en el intestino de los perros. Es por ello que la infección en los cachorros puede ser letal. Se estima que cada anquilostoma puede succionar hasta 0,1 mililitros de sangre al día. Debido a que la anquilostomiasis suele presentar varios centenares de ejemplares, puede conducirse a una anemia severa y resultar en algo fatal.

En cuanto a los perros adultos, este padecimiento no será tan evidente y suele pasar desapercibido. Sin embargo, no es recomendable pasar por alto los ligeros cambios en la conducta del perro, ya que la condición puede llegar a complicarse por las infecciones secundarias de la enfermedad.

¿Cómo diagnosticar la anquilostomiasis en perros?

Esta padecimiento solo puede ser diagnosticado por un profesional veterinario, ya que es necesario realizar un análisis coprológico, que sirve para revisar si están presentes los huevos de este nemátodo en las heces. Este procedimiento es la mejor prueba para comprobar si el perro esta parasitado por anquilostomas o algún otro invertebrado.

Incluso, es probable que el veterinario pida realizar pruebas sanguíneas complementarias. Esto se hace con el único objetivo de verificar el estado de salud del paciente, pues permite evidenciar la gravedad de la anemia. Además, el hemograma hace que sea más fácil descartar algún otro padecimiento o infección.

Tratamiento

El primer paso suele contemplar la corrección del déficit nutricional que tiene el paciente. Esto implica tratar directamente la anemia y la deshidratación que ocasiona esta patología. Dependiendo el caso, puede ser necesario administrar suplementos o incluso realizar transfusiones sanguíneas. El medico veterinario es el único capacitado para recomendar el mejor tratamiento disponible.

Una vez que el paciente se ha estabilizado, continua el tratamiento con fármacos antihelmínticos, con el objetivo de eliminar completamente a los anquilostomas del intestino del perro. Aunado a este tratamiento, puede ser necesario el uso de antibióticos, para combatir las posibles infecciones por bacterias.

Los antihelmínticos pueden recetarse en unidosis o en varias dosis. Esto dependerá completamente de la gravedad del caso y de la infección por anquilostomas. Además, los perros que ya han tenido anquilostomiasis generan resistencia, por lo que no suelen necesitar un tratamiento agresivo en exposiciones sucesivas al patógeno.

Prevención de los anquilostomas

La mejor recomendación es que desparasites a la mascota regularmente. Los desparasitantes contienen fármacos que combaten una amplia gama de parásitos. De esta forma, mantienes la salud de tu cánido y le evitas varias visitas al veterinario.

Además, recuerda poner atención especial en los cachorros y su madre. Desparasita a tu mascota cuando el medico veterinario te indique. Si observas un comportamiento extraño o fuera de lo habitual, acude con un profesional: él es el único capacitado para dar la atención que necesita tu mascota.

Mi perro tiene anquilostomas, ¿me puedo contagiar?

Sí, es posible contagiarte si tu perro tiene anquilostomiasis. Esta patología pertenece a un grupo de enfermedades denominadas zoonóticas. Esto significa que es capaz de transmitirse entre humanos y animales, por lo que hay que tener mucho cuidado.

Al igual que en los perros, las larvas de este nematodo pueden entrar vía oral y vía cutánea. En humanos, provocan casi los mismos síntomas que en perros: anemia, debilidad del cuerpo, diarrea, etc. Además, este helminto puede ocasionar algo conocido como larva migrans que hace referencia al paso del nematodo a través de la piel.

Un ejemplo de la anquilostomiasis en gatos.

Tanto para los perros como para los humanos, la mejor defensa ante la anquilostomiasis siempre es la prevención. Lo más recomendable es que te desparasites a ti y a tu familia si el cánido de la casa presenta este cuadro, para evitar sorpresas en el futuro. Acude al medico o al veterinario cuando sea necesario: cuídate y cuídalos.

Bibliografía

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