La torsión de cuajar, también llamada torsión de abomaso, es una de las alteraciones del digestivo en rumiantes más comunes. Como su nombre indica, consiste en la torsión del órgano abomaso –viene a ser el verdadero estómago de los rumiantes, los previos sirven para la rumia– y esto causará alteraciones digestivas y de comportamiento.
Causa de la torsión de cuajar
Es una enfermedad que se da con más frecuencia en hembras de producción lechera y de más de cuatro años; mientras que los animales jóvenes, los machos y las razas de carne tendrán una menor predisposición a padecerla.
En general, las vacas de leche como la frisona tienen mayores exigencias y padecen estrés nutricional, y esto hace que sea más frecuente su afectación por esta patología. Esta enfermedad se produce especialmente durante el puerperio, es decir, en el período tras el parto en el que el cuerpo de la vaca vuelve al estado productivo poco a poco.
Otro de los factores relacionados con esta enfermedad es la alimentación; así, las dietas con baja cantidad de fibra –poco energéticas– tras el parto, la obesidad u otros errores en la alimentación pueden causar esta patología, que en general se produce por una reducción de volumen del rumen, lo que permite al abomaso desplazarse e incluso torsionarse.
Otros factores como la época o el estabulado pueden influir; de hecho, esta enfermedad es más frecuente en estaciones frías y en vacas que tienen poca movilidad: es decir, aquellas que están estabuladas en ganadería intensiva.
Síntomas de la torsión de cuajar
Al principio de la enfermedad, la vaca disminuye su apetito y baja de peso, e intentará únicamente consumir forrajes en lugar de alimentos concentrados, además de disminuir su producción láctea en más de la mitad. Estos síntomas no se deben confundir con el comportamiento natural del puerperio, pues es uno de los períodos más importantes en la reproducción de vacas lecheras.
Si el animal prosigue sin tratamiento, puede llegar a detener su producción de leche y ocasionarle una gran delgadez y debilidad, incluso sin poder levantarse. Debido a la pérdida de apetito, apenas eliminará excrementos y estos serán en forma de diarrea y, además, puede desarrollar fiebre.
Diagnóstico y tratamiento de la torsión de cuajar
La enfermedad, si estamos atentos al ganado, tiene un bajo índice de mortalidad; la intervención quirúrgica no es de riesgo y la prevención es bastante sencilla solo con el manejo adecuado del ganado.