Todo lo que necesitas saber sobre la displasia de cadera en gatos

El mayor problema de la displasia en los gatos es que la mayoría de los felinos afectados no son diagnosticados de manera adecuada. Por ello, se cree que es una enfermedad poco frecuente.

Existen ciertos problemas músculo-esqueléticos que pueden afectar la movilidad de los felinos domésticos. Un ejemplo de ello es la displasia de cadera, la cual afecta sobre todo a las razas de gatos de gran tamaño y de razas puras.

Si bien es algo poco común, y que tiene que ver con lo genético, es importante conocer este trastorno que afecta el andar natural de los animales. En este artículo te contaremos todo lo que debes saber sobre la displasia de cadera en gatos.

¿Qué es la displasia de cadera en gatos?

Se trata de un problema que se diagnostica poco en los felinos, aunque parece tener la misma frecuencia que en los perros. Básicamente, la displasia de cadera produce un desarrollo anormal de la articulación coxofemoral, lo que ocasiona una subluxación o luxación completa de la cabeza femoral.

Existe cierta predisposición hereditaria a padecerla; la raza Maine Coon y las hembras la sufren más que otros. En casos graves puede derivar en huesos que se alojan de forma irregular, cartílagos dañados por movimientos poco naturales, artrosis por cojera y hasta dolor paralizante.

La displasia de cadera en gatos comienza cuando el animal es cachorro, es decir, cuando sus huesos aún no se han desarrollado por completo, pero se hace más grave con el paso del tiempo. Las dislocaciones y los daños en los cartílagos van generando microfracturas que impiden al animal caminar bien, trepar, saltar o jugar.

Miedo a la visita veterinaria

¿Cuáles son los síntomas de la displasia de cadera en gatos?

Los síntomas de la displasia de cadera varían según la gravedad de la enfermedad y el tiempo de detección. Sin embargo, las señales podrían hacerse evidentes a partir de las 6 semanas de edad, por lo que es necesario estar atento de cualquier anomalía en el gato.

Si bien el diagnóstico lo debe realizar un veterinario, como dueños de la mascota tenemos la ‘obligación’ de prestar atención a ciertos síntomas o señales que puedan alertar de displasia de cadera en gatos:

1. Menos actividad

Muchas veces se atribuye el descenso de la actividad en los gatos a la edad, pero los adultos y ancianos sanos también corren, saltan y trepan árboles. Por lo tanto, si tu mascota deja de jugar o hacer ciertas actividades como antes, es necesario que la lleves a la consulta.

2. Dolores

La displasia de cadera en gatos es muy dolorosa, por lo que es normal que el animal se queje ante alguna postura, movimiento o pisada. Si lo tocas en la parte de la espalda baja, quizás maúlle fuerte; no es porque no le gusten las caricias, sino porque le duele.

3. Chasquidos

Presta mucha atención a los ‘sonidos’ que hace tu gato al caminar, dormir o moverse. Cuando hay displasia es normal que se escuche un chasquido en la cadera. Principalmente, esto sucede cuando se quiere levantar después de haber pasado varias horas echado o tumbado en la cama o manta.

Displasia

4. Hombros ensanchados

Otro de los síntomas de displasia de cadera en gatos es ver que la parte delantera está cada vez más ancha o agrandada. ¿A qué se debe? A que el animal ha modificado sus movimientos y todo el peso del cuerpo lo lleva hacia adelante. Es como si fuese al gimnasio y solo entrenase el torso.

5. Espalda arqueada

Con relación a lo anterior, la displasia causa cambios en su columna vertebral. Cuando camina debe volcarse hacia delante y, para no generar peso en las patas traseras, encorva la espalda. Verás que casi no apoya sus almohadillas de atrás para moverse. También es probable que lo veas cojear.

6. Tambaleo

Debido a que tanto sus músculos como sus huesos no se pueden mover de manera adecuada, es posible que el gato se tambalee al caminar. Esto también puede aparecer como resultado de la limitación progresiva de su movimiento, lo que ocasiona que pierda el equilibrio de manera constante.

7. Dificultad para tumbarse o levantarse

Aunque en un principio la displasia podría solo provocar dolores leves, conforme avanza la enfermedad se restringe la capacidad de movimiento de sus extremidades. En consecuencia, el felino pierde la capacidad para levantarse o tumbarse.

Diagnóstico

Para diagnosticar la displasia de cadera, el veterinario se basa en los síntomas físicos y en varios estudios clínicos. Por lo común, entre las pruebas que se le realizan a los felinos se encuentran:

  • Exámenes físicos (palpación).
  • Pruebas de movilidad en extremidades.
  • Exámenes clínicos (análisis de sangre).
  • Radiografías.

En la mayoría de los casos, las pruebas radiológicas como los rayos X son suficientes para confirmar la displasia de cadera. No obstante, siempre se recomienda complementar los estudios para descartar problemas secundarios.

Debido a que existen otras enfermedades que también provocan síntomas similares, la displasia de cadera en gatos no siempre se diagnostica como corresponde. En muchos casos, la cojera extrema –de uno o dos lados– es la prueba fehaciente de que sufre este trastorno. El único problema es que no se suele evaluar de manera radiológica la articulación coxofemoral, lo que impide el diagnóstico de la displasia.

Tratamiento de la displasia de cadera en gatos

El tratamiento de la displasia de cadera en los gatos depende mucho de la edad del paciente, de la gravedad de las lesiones y de las expectativas y capacidad económica del tutor. Esto último se debe a que no existe una cura que corrija el problema, sino que se instauran tratamientos paliativos de larga duración que pueden llegar a ser costosos.

En general, se pueden clasificar en diferentes tipos los tratamientos existentes para la displasia de cadera:

  • Tratamiento farmacológico: uso de antiinflamatorios, corticoides y glucosaminoglucanos, los cuales tienen el objetivo de disminuir la inflamación y propiciar la regeneración del cartílago.
  • Tratamiento nutricional: control de la dieta para evitar el sobrepeso o la obesidad. Ambas condiciones suelen agravar la sintomatología y la degeneración de la articulación.
  • Tratamiento quirúrgico: intervención clínica que consiste en reconstruir, reorientar y corregir la subluxación o luxación completa que exista. En casos más graves, se podría optar por el reemplazo completo de la cadera, aunque el costo del proceso es bastante elevado.

Cabe resaltar que aunque el tratamiento quirúrgico repara por completo el problema actual, no impide que la degeneración vuelva a aparecer. Por esta razón, solo se recomienda en los gatos adultos con casos severos de displasias de cadera.

La elección del tratamiento en específico depende por completo del veterinario, aunque casi siempre se opta por el uso de dos o más tipos de tratamientos. Además, se suele instaurar también un régimen de terapia física que ayude con la recuperación de movilidad.

Lamentablemente, la displasia de cadera es una patología compleja que no siempre tiene un buen pronóstico. Sin embargo, esto depende de cada caso y solo el veterinario puede ofrecerte la orientación adecuada. Así que no dudes en consultarle cualquier duda que tengas sobre la situación de tu mascota.

Bibliografía

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