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La terapia intravenosa en mascotas y sus posibles complicaciones

5 minutos
La manipulación externa de los vasos sanguíneos de la mascota para administrar cualquier medicación puede traer consigo numerosas complicaciones.
La terapia intravenosa en mascotas y sus posibles complicaciones
Última actualización: 04 diciembre, 2020

Administrar una terapia intravenosa en mascotas consiste en insertar un tubo —catéter— en una vena y, a través de él, suministrar una mediación líquida. Esto permite que el fármaco llegue de forma directa al torrente sanguíneo y haga efecto más rápido que a través de otras vías. La terapia intravenosa en mascotas es una práctica fundamental en la medicina veterinaria.

Colocar y mantener el acceso intravascular requiere de habilidad por parte del profesional. Esta actividad puede ser crucial para la aplicación de cuidados críticos en una sala de emergencias o para administrar la anestesia antes de una cirugía. Por lo tanto, mantenerse informado y actualizado sobre sus características y complicaciones resulta imprescindible.

La terapia intravenosa en mascotas: el acceso

Para elegir el acceso intravenoso óptimo para cada paciente, deben considerarse varios factores. Entre ellos, encontramos los siguientes:

  • En primer lugar es necesaria la selección de la vena, ya que en función de la especie, del tamaño del animal y de su conducta —entre otras cosas— se elige una u otra.
  • En segundo lugar, la elección del catéter.
  • Y en tercer lugar, la facilidad de su inserción y de mantenimiento.

El temperamento del animal debe tenerse en cuenta al elegir este tipo de terapias, ya que las mascotas agresivas pueden resultar difíciles de manejar. También debe considerarse la presencia de distintos trastornos en el animal, por ejemplo, problemas de coagulación o una obstrucción vascular regional.

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Inserción del catéter

A continuación, describiremos las distintas opciones que existen para colocar un catéter intravenoso en los animales de compañía.

La accesibilidad de las venas periféricas

Las venas periféricas son aquellas localizadas «lejos» de la vena cava. Son de elección habitual para la administración de casi cualquier fluido y medicamento. De hecho, debería ser el sitio de elección para un acceso intravenoso en pacientes de emergencia —si no hay razón alguna que lo desaconseje—.

Las venas periféricas de elección en mascotas son las siguientes:

  • En el perro, la vena cefálica —extremidad anterior— y la vena safena o la vena femoral —ambas en la extremidad posterior— son las más comunes. En las razas de orejas grandes también se puede recurrir a las venas auriculares.
  • En el gato, la vena cefálica o la vena femoral es la elección principal.
  • Para las mascotas exóticas, la elección suele ser más compleja. En los conejos, por ejemplo, se pueden usar las venas auriculares, pero también la vena safena y la vena cefálica, al igual que en los hurones. Sin embargo en las aves de compañía lo habitual es que, por su tamaño, el acceso periférico sea complicado.

Las venas centrales

La vena yugular del cuello es el lugar más utilizado para la colocación de catéteres centrales, de fácil acceso en la mayoría de los pacientes. De todas formas, a veces llegar a la yugular no es posible por razones de seguridad.

En esos casos, si el acceso intravenoso central es imprescindible, se puede recurrir a la colocación de un catéter central, pero de inserción periférica. Es decir, se utiliza un catéter largo a través de una vena periférica de las mencionadas en el apartado anterior para llegar a la vena cava.

La terapia intravenosa en mascotas: complicaciones

Como cualquier otra terapia, la colocación y mantenimiento de un catéter puede suponer complicaciones más o menos graves. Esto será perjudicial para la salud del animal o para la efectividad del tratamiento administrado. En las siguientes líneas te mostramos los percances más comunes.

Desplazamiento del catéter con la consiguiente pérdida del fluido medicinal

Incluso si se han seguido a rajatabla las instrucciones a la hora de colocar un catéter y asegurarlo, existe el riesgo de que se desplace. Los animales se mueven y la vía, al fin y al cabo, les incomoda. El riesgo de desplazamiento suele ser mayor con el uso de catéteres periféricos porque para el animal resulta más fácil acceder a ellos.

La sujeción y protección cuidadosa de la mascota en la clínica son las mejores estrategias para limitar la migración del catéter y la pérdida del fluido, aunque lo único verdaderamente útil es mantener al animal vigilado.

Inflamación vascular y formación de trombos

Cualquier mascota a la que se le coloca una vía corre el riesgo de sufrir flebitis —inflamación vascular— o tromboflebitis —inflamación debida a la presencia de un coágulo—. Esto se debe al daño endotelial inherente y a la inflamación incitada por la presencia de un cuerpo extraño —el propio catéter— en la vena.

Cuando el origen de la inflamación es una infección, el problema se vuelve grave de verdad. Porque en ese caso, la propia administración de fluidos actuará como vehículo de transmisión de las bacterias a través de la sangre hacia el resto del cuerpo.

Por este motivo, los catéteres deben revisarse con regularidad. Si se identifica cualquier enrojecimiento, inflamación, dolor y/o firmeza, se considerará su retirada de forma inmediata. Las complicaciones pueden ir más allá y lo que empieza como una flebitis puede derivar en una endocarditis.

Trombosis y tromboembolias, dos complicaciones habituales de esta terapia

Dentro del catéter se pueden generar coágulos de sangre, sobre todo cuando la administración de líquido no es constante. Esto obstruye el flujo, por una parte, pero por otra libera trombos al torrente circulatorio. En aquellos pacientes que tengan una mayor predisposición para la formación de coágulos, será mejor tener esta consideración en cuenta.

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Como habrás podido observar, son múltiples las pautas y complicaciones que se deben tener en mente a la hora de suministrar una terapia intravenosa a un paciente animal. A pesar de que existan riesgos inherentes a ella, a veces esta es la única opción posible en la clínica veterinaria.


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