Los canes domésticos son proclives a padecer ciertas condiciones cuya etiología resulta extremadamente desagradable para los tutores. Este es el caso del prolapso rectal en perros que, como su propio nombre indica, incluye una protrusión del tejido rectal fuera del ano del animal.
Aunque esta condición parezca muy alarmante en cuanto a sintomatología, cabe destacar que en la mayoría de los casos se puede solucionar de forma sencilla si se detecta a tiempo. Aprende con nosotros a percibir y tratar el prolapso rectal en perros antes de que sea tarde.
¿Qué es el prolapso rectal en perros?
El recto se define como la sección final de intestino de los seres vivos que conecta con el ano, el orificio localizado en el extremo terminal y justo debajo de la cola en el caso de los canes. El recto se encuentra conectado con el resto del intestino grueso, la porción del sistema digestivo encargada de absorber una gran cantidad de agua y de formar las heces.
Por su parte, el término prolapso hace referencia al desplazamiento de cualquier órgano, como el útero, los intestinos u otros tejidos internos. Con estas definiciones es fácil llegar a la conclusión de que un prolapso rectal es una condición en la que el recto sobresale hacia abajo y protruye a través del ano del perro.
Existen 2 tipos de prolapso rectal según la gravedad del cuadro. Estos son los siguientes:
- Incompleto: solo la capa de tejido más interna del recto se escapa por fuera del ano.
- Completo: el tejido rectal al completo se escapa a través del ano. Se considera un cuadro bastante más grave que el incompleto.
En primera instancia, el tejido prolapsado se muestra rosado y sano, pero con el tiempo rozará con otros elementos y se tornará ennegrecido y maloliente. Es esencial no dejar que esto ocurra, pues todo suceso necrótico deberá tratarse de forma quirúrgica.
Causas
El prolapso rectal puede ocurrir en cualquier tipo de can, pero es más prevalente en las hembras y en los ejemplares jóvenes. Las primeras están en riesgo durante el embarazo, mientras que los cachorros pueden presentar esta condición como efecto derivado de una parasitación. Algunas de las causas más comunes de este tipo de prolapso son las siguientes:
- Diarrea: las enfermedades parasíticas, víricas y bacterianas pueden provocar diarreas crónicas en los cachorros. Esto hará que el can se esfuerce demasiado al defecar, lo cual favorece el prolapso rectal. Como tienen el sistema inmunitario menos desarrollado, los cachorros son población de riesgo en este ámbito.
- Estreñimiento: la falta de movimientos peristálticos intestinales provoca que las heces se queden encalladas antes de llegar al recto y el ano. El perro intentará deshacerse del tapón fecal haciendo mucha fuerza, lo cual favorecerá la aparición de fisuras y prolapsos.
- Tumores rectales: un tumor, ya sea maligno o benigno, puede llegar a empujar el tejido del recto hacia fuera del ano al crecer.
- Distocia: las perras que tienen problemas para dar a luz (distocia) pueden experimentar un prolapso rectal por el sobreesfuerzo muscular continuado.
- Obesidad: la obesidad mórbida ocasiona que la musculatura de los esfínteres se desgaste y que las heces no se evacúen del todo durante la defecación. Por ello, los canes obesos son más proclives a padecer prolapsos.
Esta condición presenta una etiología muy variada, pues la diarrea y el estreñimiento tienen múltiples causas. Desde los gusanos intestinales hasta la ingesta de compuestos tóxicos, toda condición que provoque un esfuerzo excesivo a nivel rectal favorecerá que aparezca un prolapso rectal en perros.
Síntomas del prolapso rectal en perros
Los síntomas provocados por esta condición son muy simples y extremadamente visuales. Te los mostramos en la siguiente lista, pero es fácil darse cuenta de que resultan inequívocos:
- Presencia de una especie de tubo carnoso y rosa sobresaliente del ano. Aunque suene desagradable, la lesión se puede comparar con un “calcetín dado la vuelta”.
- Diarrea o estreñimiento.
- Hinchazón en la zona perianal.
- Sangrado en el tejido rectal.
- Secreciones purulentas y necrosis tisular.
- Lamido en la zona anal.
- Cambios posturales para minimizar el dolor.
Es necesario acudir al veterinario en cuanto percibas cualquiera de los signos clínicos citados en tu mascota. Nunca dejes que el tejido prolapsado se pudra o empiece a secretar pus, pues esto es indicativo de una infección y puede poner en peligro la vida del perro.
Diagnóstico
Detectar el prolapso es sencillo, pues basta con que el profesional veterinario analice la zona afectada y realice las palpaciones pertinentes (siempre sin dañar al perro o bajo anestesia). De todas formas, el verdadero desafío radica en encontrar la causa de la protrusión del tejido rectal.
En primer lugar, será necesario realizar una analítica sanguínea del animal con el fin de detectar cualquier anormalidad sistémica. Lo más usual es que todo salga en orden, pues los riñones o el hígado no suelen estar directamente implicados con el prolapso. Por otro lado, es posible que un análisis de las heces sí evidencie una infestación parasítica.
Las técnicas más avanzadas (colonoscopia, ultrasonido o rayos X) se reservan para los casos en los que la sintomatología continúe siendo un misterio. Estas pruebas ayudarán a detectar cánceres, pólipos, movimientos de órganos o problemas derivados del parto, por ejemplo.
Tratamiento
El tratamiento del prolapso rectal en perros dependerá del cuadro general del animal y de la condición subyacente. En principio, estos son los abordajes que se conciben cuando el animal llega al centro de urgencias:
- Antibióticos o antiparasitarios: si se detectan bacterias o parásitos entéricos en el análisis coprológico, se recetarán antibacterianos o antiparasitarios de amplio espectro.
- Recolocación manual: bajo anestesia, el profesional puede recolocar manualmente el recto del can en su sitio. Es necesario aplicar un par de puntos en el ano para que el tejido no se vuelva a salir, pero no se debe cerrar la abertura anal por completo en ningún caso.
- Colopexia: es una intervención algo más invasiva, también bajo anestesia. Se realiza una pequeña apertura en el abdomen y se fija el recto a la pared abdominal que le corresponde.
- Resección quirúrgica: si parte del recto se ha podrido, se debe extirpar la sección dañada y luego recolocar el tejido restante. Sin duda, es la operación más demandante de todas.
La recolocación manual es propensa a fallar, así que la colopexia es el camino a seguir en casi todos los casos que no sean leves. Si hay otra condición subyacente, habrá que tratarla también.
El pronóstico del prolapso rectal en perros dependerá en su totalidad de la causa de la enfermedad. Por ejemplo, una parasitosis tiene fácil solución, pero un cáncer rectal presenta un pronóstico desastroso en casi todos los casos. Acude a tu veterinario de confianza en cuanto notes cualquiera de los signos citados, pues este cuadro supone una emergencia médica.
Bibliografía
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