Hace algunos años, en Ciudad de México, un perrito llamado Pancho fue atropellado y perdió su ojito a causa de este accidente. Los responsables del hecho lo abandonaron en el lugar, pese a saber que el impacto fue grave. Por cuenta de la contusión, el ojo se le salió de la cuenca y él se tuvo que quedar así por varios días, sin recibir atención.
Sigue leyendo para conocer más detalles sobre la historia de Pancho. Aunque es bastante triste en un inicio, descubrirás que su sufrimiento fue recompensado por el destino de una forma hermosa.
¿Qué ocurrió con el perrito después del accidente?
Lamentablemente, el tiempo transcurrió y Pancho siguió viviendo esta tragedia y tratando de sobrevivir sin que nadie se interesara en darle una mano amiga. Finalmente, Mundo Patitas, una organización que vela por el bienestar y la protección de los animales lo rescató de la calle y de este gran sufrimiento.
Estos sucesos se presentaron en el año 2006 y ninguna persona ayudó a Pancho. Como el ojo no había sido atendido de inmediato, cuando llegó a la fundación, lo tenía infectado. Más allá de la ayuda que le brindaron, no fue posible rescatar su ojo, lo perdió.
Desde que el peludo llegó al refugio, se notaba muy temeroso y en algunos videos que el lugar publicó, se puede ver que ni siquiera comía, pues solo se acercaba al plato y se quedaba mirando el alimento.
Pancho perdió su ojito, pero ganó un hogar
La tarea de brindarle una nueva oportunidad al canino fue bastante ardua, tenían que atender su ojito y era necesario ayudarlo a recuperar la confianza en los humanos. No solo por cuenta del maltrato que pudo sufrir en las calles, sino por el constante rechazo.
Resulta que, en medio de su proceso de recuperación, fue dado en adopción a una familia que se pensó era la indicada. Sin embargo, por alguna razón, Panchito fue devuelto por los adoptantes en dos ocasiones, fue algo bastante triste y un poco frustrante.
No obstante, una mujer llamada Alejandra llegó con la firme convicción de brindarle amor, cuidado y protección de por vida. Ella se encargó de enseñarle a confiar en los humanos de nuevo, le dio amor y comprensión. Gracias a esto, se hicieron inseparables.
Pancho ahora se llama Eco y es muy feliz
Seis años después, Alejandra se acercó con Pancho, que ahora se llama Eco, a un parque en el cual se encontraban los colaboradores de la fundación Mundo Patitas. Ellos estaban dando en adopción a más animalitos, cuando los rescatistas lo vieron, estaban impresionados con su gran cambio, que no era solo físico.
Ahora, Eco tenía mucho pelo, se ve radiante y confiado en su tutora. Sin duda, Alejandra ha dado lo mejor de sí para que nuestro protagonista sea un perro leal, tranquilo y feliz. Es evidente que su dueña le ha brindado el amor eterno que todo peludo necesita.
Como ella, tú también puedes abrirle las puertas de tu hogar y de tu corazón a una mascota, si te encuentras en ciudad de México puedes buscar a Mundo Patitas.