La pasión de los canes por mascar y comerse todo aquello que no es un juguete es un dolor de cabeza que resultará familiar para muchos tutores. Muchos de estos objetos son peligrosos para su salud y capaces de ocasionar una urgencia veterinaria, como en el caso que nos ocupa: cuando el perro ha comido poliestireno.
Si has pillado a tu cánido con este material en la boca y no has llegado a tiempo para quitárselo antes de que se lo trague, es el momento de acudir al veterinario. Aquí encontrarás información útil sobre el protocolo a seguir y para darle datos útiles a tu profesional, así que no te pierdas nada.
¿Qué es el poliestireno?
El poliestireno es un polímero termoplástico que se obtiene de la polimerización del estireno monómero. Dicho de una forma más sencilla, es un tipo de plástico con una gran variedad de usos comerciales. En su forma rígida se utiliza para objetos que requieren transparencia, como envases de alimentos.
Sin embargo, la forma que interesa en este espacio es la espumosa, que se presenta en forma expandida o extruida. En este formato, el poliestireno tiene grandes propiedades aislantes y acolchantes. Puede llegar a contener más de un 95% de aire, por lo que es liviano y fácil de transportar.
Encontrarás poliestireno en multitud de ámbitos de tu vida diaria: bandejas de fruta, relleno de paquetes de envíos frágiles, vasos desechables e incluso como material de construcción. Por eso, conviene saber identificar este material y sus peligros para los canes, en especial aquellos que sufren el trastorno de la pica.
Posibles peligros cuando un perro ha comido poliestireno
En principio, la espuma de poliestireno no es tóxica para los perros, si bien puede irritar la boca y el tracto digestivo del animal. No obstante, si esta lleva añadidos de sustancias químicas, sí es posible que el can sufra una intoxicación. En estos casos, el protocolo es el mismo: acudir al veterinario.
El verdadero peligro de ingerir poliestireno es la obstrucción. Puesto que se trata de un material no digerible, tiende a alojarse y atascarse en diferentes puntos del tracto digestivo del animal, impidiendo el correcto flujo del contenido alimenticio y fecal.
Dependiendo de en qué punto del digestivo se atasque el plástico, los síntomas serán diferentes. Aquí tienes los más importantes:
- Los trozos grandes de poliestireno no suelen pasar del estómago, de forma que atascan el píloro y el contenido no es capaz de llegar al intestino. En estos casos, el perro vomitará de forma frecuente sin conseguir expulsar el cuerpo extraño.
- Cuando el plástico se queda alojado en el intestino, la obstrucción genera síntomas como la diarrea, el estreñimiento, dolor abdominal, letargia, pérdida de apetito o bajada de peso.
Estos síntomas son muy inespecíficos y podrían señalar cualquier otra patología digestiva, por lo que no dudes en acudir al veterinario en cuanto los detectes.
¿Qué hago si mi perro ha comido poliestireno?
Ante este escenario, ten por seguro que tu perro va a tener complicaciones en su salud. Por tanto, lo primero que debes hacer es acudir al veterinario. No obstante, mantén la calma, pues incluso en el peor de los casos tu can necesitará de tu templanza y resolución. Aquí tienes algunos consejos útiles a seguir en esta situación:
- Fotografía o coge una muestra de aquello que se haya comido el perro. Al veterinario le será útil para el diagnóstico.
- Si no has visto al perro comerse el poliestireno, pero lo sospechas, llama al veterinario en busca de consejo.
- En caso de que el perro presente algún síntoma de los descritos anteriormente pero no le hayas visto comer nada, también debes acudir a un profesional. Dale información detallada sobre el comportamiento de tu perro, los días que lleva enfermo y los posibles peligros que hay alrededor del can, tanto en casa como en el paseo.
- Nunca hagas vomitar a tu perro: si se trata de poliestireno duro, podrías causar perforaciones o hemorragias internas a tu can. Solo un profesional, apoyándose en pruebas diagnósticas adecuadas, es capaz de decidir si provocar el vómito es una solución adecuada.
En los casos más graves será necesaria una cirugía abierta para extraer el cuerpo extraño que tu can tiene alojado en el intestino o el estómago. En otras ocasiones basta con un medicamento emético o con una gastroscopia, que son métodos menos invasivos.
La prevención será tu mejor arma
Siempre será mejor que el perro no coja nada del suelo y que la visita al veterinario se quede solo para chequeos de rutina. Si tu can es de los que encuentra algo que comer en cada paseo o en cada rincón de la casa, aquí tienes recomendaciones para evitar estos escenarios:
- Controla el paseo de tu perro: si se come todo lo que encuentra a su paso, no le dejes suelto hasta que aprenda a no hacerlo.
- Trabaja las alturas: no dejes nada al alcance directo de tu can. Siempre que utilices algo que él se pueda comer, como bolsas, prendas de ropa, plásticos o alimentos peligrosos, guárdalo en su sitio.
- Emplea bozal en las salidas: asegúrate de hacerte con uno que permita que el animal jadee. También tendrás que acostumbrar al perro a llevarlo para que no lo vea como un castigo.
Por último, recuerda que el trastorno de la pica se puede corregir con la ayuda de un etólogo canino. Aunque, muchas veces, el impulso de coger lo que encuentra por el suelo será fuerte en el can, que obedezca una orden básica para soltarlo te ahorrará muchos disgustos. Por eso, no dudes en acudir a los profesionales de la salud canina, tanto física como mental, para ayudarte en estas ocasiones.
Bibliografía
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