¿Cómo manejar la incontinencia urinaria en perros mayores?

A medida que tu perro envejece, notarás cambios físicos, de conducta y de personalidad. La incontinencia urinaria en perros mayores es de ocurrencia común, y es importante que te sientas seguro a la hora de atenderla.

Un perro mayor acostado.

No todas las familias están preparadas para sobrellevar la incontinencia urinaria en perros mayores, de allí la importancia de informarse oportunamente. Los canes pasan por muchos cambios a medida que envejecen, y estos a menudo incluyen problemas de salud asociados a la madurez. Uno de ellos es la incontinencia urinaria, que se define como la incapacidad para controlar la eliminación de orina.

A la hora de afrontar esta condición, es importante tener en cuenta que este es un problema tan frustrante para el perro como para sus tutores, y que jamás cabe el castigo o la reprimenda como solución. Los tutores del can con incontinencia no deben olvidar que él no lo hace a propósito, sino porque no puede controlar estas funciones vitales debido a su avanzada edad.

Si tu perro mayor es incontinente, presentará fugas de orina mientras duerme y goteo al caminar. También podrás notar puntos húmedos en la ropa de cama y que él mismo tenga olor de orina. Si quieres saber cómo manejar esta situación de la forma más sencilla posible, te animamos a seguir leyendo.

Síntomas asociados a la incontinencia urinaria

Como hemos dicho, la incontinencia urinaria en perros (y en seres humanos) se asocia comúnmente con la edad. De todas maneras, no es un evento fisiológico usual. Estudios profesionales estiman que se presenta en menos de un 1 % de las muestras generales en las clínicas veterinarias (0, 94 %). Los canes de razas bullmastiff, irish red setter, fox terrier, bulldog y bóxer son los más afectados, entre otros.

A pesar de su prevalencia baja, este evento aumenta su incidencia con la edad.  Algunos de los síntomas más comunes de la incontinencia urinaria en perros son los siguientes:

  • Observar gotas o pequeños charcos de agua en el suelo mientras el perro descansa.
  • Manchas y olor a orín en camas, mantas y juguetes que el can suele utilizar.
  • Riegos de orina mientras el can pasea, se mueve por casa o intenta hacer ejercicio.
  • Necesidad de beber más agua de lo normal por parte del perro.
  • Dolor evidente al miccionar de forma voluntaria (o al intentarlo).

Antes de llevar a tu perro al veterinario, deberás apuntar cómo y cuándo encuentras las fugas de orina, la frecuencia con la que ocurren, los síntomas accesorios en tu can y las variables más importantes de su rutina (ejercicio, comida, etc.). Así le ahorrarás mucho tiempo al profesional a la hora de realizar el diagnóstico.

Entender la incontinencia en perros mayores

Al detectar episodios de incontinencia, lo primero es descartar problemas graves de salud. Para ello, será necesario llevar al can a un chequeo veterinario en cuanto comiencen a observarse los primeros signos clínicos.

Los perros mayores deben ver al veterinario con más frecuencia que los más jóvenes. A menudo se recomiendan exámenes 2 veces al año en este rango etario aunque no haya sospecha de enfermedad, mientras que en canes jóvenes se requiere solo un chequeo cada 12 meses. Una vez en la clínica, el especialista probablemente querrá analizar la orina y la sangre del perro.

Al igual que en los humanos, la incontinencia urinaria en canes mayores obedece a la disminución física que acompaña al envejecimiento, que incluye un importante desequilibrio hormonal. Cuando los perros envejecen, los músculos se debilitan y el control nervioso sobre diferentes partes del cuerpo puede empeorar.

Esto significa que la incontinencia puede ser causada por un simple envejecimiento de los músculos alrededor del sistema urinario y la falta de control neuronal sobre ellos. De todas formas, también existen desencadenantes que sí son patológicos.

La incontinencia urinaria en perros mayores es común.

Causas y tratamientos de la incontinencia urinaria

Las causas de la incontinencia urinaria se pueden deber a varias causas, pero se escinden en 2 grandes grupos: las de origen hormonal y las de origen no hormonal. Las vemos con detalle en las siguientes líneas.

1. De origen hormonal

Debido a que la causa de la incontinencia urinaria es a menudo una deficiencia hormonal, suele tratarse con reemplazos con hormonas o sustitutos. En los niveles mínimos utilizados para tratar la incontinencia en perros, los efectos secundarios son muy raros.

Tal y como indican fuentes profesionales, esta incontinencia hormonal puede llegar a afectar hasta al 20 % de las hembras castradas, sobre todo si son de raza grande. La explicación radica sobre todo en los niveles bajos de estrógeno en sangre debido a la ausencia de los ovarios, lo cual causa una pérdida de tono muscular en la región uretral.

Los canes con incontinencia sensible a hormonas deberán seguir tomando el medicamento de reemplazo hormonal por el resto de sus vidas. Existen otros tratamientos que fortalecen el esfínter uretral, el cual controla el flujo de orina, pero el abordaje con hormonas es siempre la primera elección en estos casos.

La cirugía también puede ser una opción si la medicación sola no funciona. Las inyecciones de colágeno, una terapia más nueva para la incontinencia, parecen tener resultados prometedores.

Es importante resaltar que en perras esterilizadas (en la que la incontinencia aparece después de la cirugía) es muy tentador ignorar otras posibles causas. Si en un perro la incontinencia no responde a la terapia hormonal, o cuando hay razones para sospechar, es crucial descartar otras patologías.

2. De origen no hormonal

Los problemas subyacentes también pueden causar incontinencia, incluida la inflamación del sistema urinario y la cistitis, una infección, o el desarrollo de ‘cálculos’ (llamados urolitiasis). De todas formas, existen muchos desencadenantes más.

Las enfermedades generales como diabetes, artritis o trastornos neurológicos también pueden causar incontinencia. Por esto, es fundamental llevar al perro al veterinario tan pronto como se note un cambio en su comportamiento relacionado con la micción. Otros de los posibles desencadenantes de esta condición (sobre todo si el perro no es muy viejo) son los siguientes:

  • Posición anormal de la vejiga. 
  • Predisposición genética heredada.
  • Obesidad.
  • Infección de las vías urinarias (cistitis): si una bacteria coloniza el aparato urinario del can, es común que la orina se presente con mal olor y sanguinolenta.
  • Cambios en la estructura vaginal tras un parto (solo en hembras).
  • Lesiones, daños o infecciones a nivel nervioso y de la médula espinal.
  • Estenosis vulvovaginal: en hembras, se trate de un defecto en el que la vagina reduce su diámetro a nivel uretral.

El tratamiento dependerá de su causa subyacente que se haya determinado. En casos de incontinencia debido a cálculos en la vejiga, un disco sobresaliente o una anomalía congénita, se puede recomendar la cirugía. Por otro lado, si el desencadenante es infeccioso, se requerirán antibióticos, antifúngicos o antihelmínticos (dependiendo del patógeno).

Existen muchas razones por las cuales aparece la incontinencia urinaria en perros mayores. Solo un veteriario es capaz de dictaminar cada caso. 

¿La incontinencia tiene igual incidencia en todas las razas?

Las estadísticas señalan que las hembras son más propensas a desarrollar incontinencia que los machos. Además, algunas razas grandes tienen una mayor predisposición a padecer este problema. Así, se conoce que las razas irish setter boxer, dóberman, rottweiler, schnauzer gigante, weimaraner, gran danés y pastor alemán tienen alta probabilidad de desarrollar incontinencia en la vejez.

Las cifras indican que entre la población de perras hembras, 1 de cada 3 padecerá incontinencia si cumplen con estas dos variables: haber sido esterilizadas y pesar más de 20 kilogramos. Por el contrario, en razas pequeñas, la incidencia es de menos del 10 %.

La obesidad puede aumentar la probabilidad de incontinencia, particularmente en perras esterilizadas. Se cree que el peso de la grasa alrededor del sistema urinario tiene un efecto mecánico en la función muscular, provocando la incontinencia

Enseñar a hacer pis a tu perro.

¿Cómo puedes ayudar?

Ahora que ya sabes a qué se debe la incontinencia urinaria en perros mayores, te preguntarás cómo ayudar a tu amigo fiel. Te mostramos algunos de los abordajes más fáciles de llevar a cabo (y más efectivos) en la siguiente lista:

  1. Aumenta la frecuencia de caminatas y pausas para ir al baño. Saca a tu perro inmediatamente después de comer, beber y despertarse. Esto es similar a la manera en que tratas a un cachorro.
  2. Coloca cubiertas impermeables en las camas para perros y otros lugares donde duerme el can.
  3. Limpia bien las áreas sucias con un limpiador enzimático para evitar que, la próxima vez, tu perro sea atraído a esa área para la micción.
  4. Coloca las servilletas para cachorros en áreas de fácil acceso para que tu perro pueda obtener alivio más rápido.
  5. En casos severos, ponle pañales para perros. Solo asegúrate de cambiarlos con frecuencia para evitar irritaciones e infecciones de la piel.
  6. Lava el área genital de tu perro con frecuencia para evitar olores, irritaciones e infecciones.

Indudablemente, puede ser difícil lidiar con la incontinencia urinaria en perros mayores, pero el animal merece vivir sus años dorados lo más cómodamente posible. En las primeras etapas de la incontinencia, es una buena idea dejar que el perro vaya al baño con más frecuencia de lo habitual. El veterinario también puede sugerir cambios en el estilo de vida, como alentar al can a ser más activo.

Lo importante es que los tutores de perros mayores tengan claro que, al observar cambios en el comportamiento al orinar, no deben pensar que no se puede hacer nada. La recomendación es hacer una cita con el veterinario, que podrá asesorar sobre el mejor curso de acción.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

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