El linfedema en perros se produce por fallos en el sistema linfático, una red de órganos, conductos y vasos por los que circula la linfa. Este líquido transparente y blanquecino es el encargado de transportar células inmunitarias (sobre todo linfocitos) y el quilo, el líquido proveniente de los intestinos y que contiene proteínas y grasas.
Aunque algunas razas son más propensas a sufrir linfedema, lo cierto es que cualquier ejemplar puede sufrirlo. Por eso, en este artículo tienes todo lo que necesitas saber sobre esta enfermedad, sus causas y cómo se trata. No te lo pierdas.
¿Qué es el linfedema?
El linfedema canino es la acumulación de fluido en el espacio intersticial, es decir, el que existe alrededor de las células. En este caso, ocurre principalmente a nivel del tejido subcutáneo. La causa de este acúmulo está en un fallo del funcionamiento de la red linfática, ya sea en cuanto a ganglios, vasos u órganos.
El linfedema es hereditario, crónico y puede ser una enfermedad en sí misma o aparecer de forma adyacente a otras patologías. Esto lleva a la distinción entre linfedema primario (cuando el problema está en el propio sistema linfático) o secundario a otros procesos patológicos.
En ocasiones, esta acumulación de líquido intersticial aparece tras una cirugía.
Síntomas del linfedema en perros
El principal signo que vas a encontrar en tu perro es la hinchazón de la zona afectada. Es más frecuente verlo en las extremidades anteriores, los genitales, el abdomen y las orejas. Esta zona inflamada es característica, ya que reúne las siguientes propiedades:
- Cuando aparece en una extremidad, suele comenzar en la zona más distal por el efecto de la gravedad. De esta forma, podrás ver los dedos inflamados del can, pero con el paso del tiempo se irá extendiendo hasta el tronco por acumulación.
- Al presionar la zona afectada, la marca persiste durante unos segundos.
- La piel de la zona afectada suele ser más fina y tener un aspecto poroso y frágil.
- Suele ser indoloro.
- A diferencia de las inflamaciones, el linfedema no está caliente al tacto. Tampoco está más frío de lo normal.
- En ocasiones, los ganglios linfáticos de la zona no se consiguen encontrar por palpación.
Debido a lo incómodo de esta hinchazón, es posible que el perro esté menos activo. Si tuviera dolor, le verías lamerse y mordisquearse la zona, pero no debes permitírselo ya que podría causarse lesiones que después serían difíciles de curar, además de crear una vía de entrada a infecciones oportunistas.
Causas
Dependiendo de si es primario o secundario, el linfedema en perros responde a causas diferentes. Aquí puedes verlo por separado:
- Linfedema primario: suele estar causado por defectos en el desarrollo de los vasos y nódulos linfáticos, es decir, que es congénito. Razas como el bulldog, el pastor alemán, el labrador retriever, el dogo alemán o dachshund son propensos a estos desórdenes.
- Linfedema secundario: cuando es otra patología la que causa esta enfermedad, suele ser la aparición de tumores, obstrucción de vasos linfáticos, cirugía, traumatismo y enfermedades inflamatorias.
Para determinar dónde está el origen del problema es necesario realizar una batería de pruebas diagnósticas al can. Entre ellas están la analítica sanguínea, el análisis de orina, la biopsia de piel, radiografía de contraste (para ver el estado de los ganglios) o la resonancia magnética.
Con estas pruebas también se hace un diagnóstico diferencial con otras enfermedades, como los edemas venosos.
Tratamiento
Puesto que se trata de una dolencia crónica, no existe ningún tratamiento que cure el linfedema en perros de manera definitiva. Sin embargo, estos canes pueden tener calidad de vida siempre y cuando se intervenga con rapidez al detectar la hinchazón. Algunas de las técnicas que se utilizan son las siguientes:
- Vendaje compresivo de Robert-Jones: bastante útil al comienzo de la aparición, ya que ayuda a evitar que el líquido se acumule en la zona distal de las patas.
- Vendajes rígidos: para estadios más avanzados. Se suele utilizar férula o escayola.
- Fármacos: a corto plazo se puede tratar con diuréticos, pero se debe alargar este tratamiento. El nicotinato de tocoferol y el hidrato sulfonato sódico se están probando en los últimos años, ya que parecen arrojar buenos resultados.
- Cirugía: cuando todo lo demás falla, se recurre a la intervención quirúrgica. Por lo general, se suele optar por extirpar el tejido edematoso, reconstruirlo o, en el peor de los casos, amputar la extremidad.
Si el linfedema está causado por otra enfermedad, entonces se orientará el tratamiento a corregirla a ella antes.
Es muy importante acudir al veterinario en cuanto aparezcan los primeros síntomas, pues puede suponer la diferencia entre ponerle un vendaje o meterle a quirófano. Además, muchos de los síntomas del linfedema son similares a los del estasis venoso, la insuficiencia cardíaca o renal, la cirrosis y la hipoproteinemia, por lo que se requiere un diagnóstico diferencial antes de comenzar con cualquier tratamiento.
Bibliografía
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