La increíble morfología de las ranas de cristal

Las ranas de cristal son una familia de anfibios anuros de aspecto semitransparente. Además de su increíble morfología, también presentan comportamientos atípicos para cualquier rana.

Una de las ranas de cristal.

La biología de los anfibios anuros ha fascinado a los investigadores por décadas. Estos delicados animales, a pesar de depender completamente del agua, han desarrollado estrategias comportamentales y morfológicas para sobrevivir a un hábitat tan hostil como es el medio terrestre. Esto ha dado lugar a infinidad de formas y conductas características, y las ranas de cristal son el ejemplo vivo de ello.

Pero ¿cómo sobreviven estos frágiles anfibios a las inclemencias del medio y a los depredadores? ¿a qué se debe su falta de coloración y su aspecto semitransparente? Si quieres recibir respuesta a estas y otras muchas más preguntas, continúa leyendo.

Una familia de cristal

En primer lugar, es necesario acotar que el término «rana de cristal» no hace referencia a una especie o un género, sino a una familia entera de anfibios. Todas estas delicadas ranas pertenecen a la familia Centrolenidae.

Dentro de esta propia agrupación encontramos dos subfamilias bien distinguidas: Centroleninae, que comprende múltiples géneros (más de nueve) y Hyalinobatrachinae, con solo dos géneros incluidos en ella.

Para no perdernos en árboles filogenéticos y relaciones taxonómicas, vamos a centrarnos en una «especie tipo» que abarca los rasgos generales de la familia: Centrolene savagei. Según el portal profesional amphibianweb.org, algunas caracterísiticas de este singular anfibio son las siguientes:

  • Se trata de una rana de pequeño tamaño, pues ronda de los 20 milímetros a los 24 milímetros de longitud (las hembras son más grandes).
  • Su coloración es verde de tono semitransparente, con punteaduras blancas y verdes por todo el cuerpo.
  • El diámetro de los ojos ocupa hasta un 30 % de la superficie de la cabeza, una proporción para nada despreciable.
  • La longitud de la tibia (hueso de la pierna) corresponde a casi el 50 % de la medida total del animal, lo que pone en evidencia su completa adaptación a la locomoción por saltos a través del medio arborícola.

Como podemos observar, los rasgos más distintivos de la rana de cristal típica son su pequeño tamaño, su coloración semitransparente y sus grandes ojos. Aún así, esta familia de anfibios guarda mucho más secretos que un aspecto peculiar.

Una rana de cristal con sus huevos.

Padres comprometidos

Algunas especies de rana de cristal como Hyalinobatrachium valerioi presentan comportamientos de cuidado parental verdaderamente sorprendentes. Estos valientes machos, nativos de los bosques tropicales de Costa Rica, Panamá y Ecuador, permanecen con los huevos puestos por la hembra hasta que estos eclosionan.

A pesar de otorgarles hidratación, la defensa mecánica de los padres de esta especie es esencial, pues pueden llegar a responder dando patadas a depredadores que se acerquen a la puesta (tales como avispas). Estudios han demostrado que la falta de un atento padre disminuye significativamente la supervivencia de la prole.

Una coloración confusa

Los científicos aún no tienen claro el porqué de la coloración ventral semitransparente de estos anfibios. Lo que sí se ha hipotetizado es que la presencia de manchas en su dorso podría tratar de imitar a los huevos puestos por la hembra.

Esto provocaría que los depredadores fijaran su atención en el cuerpo del macho, atacándolo a él en vez de a la prole de la pareja. Aunque esto suponga una disminución de la supervivencia individual del padre, le sale a cuenta, pues su descendencia tiene más posibilidades de salir adelante.

Un futuro incierto

A pesar de sus impresionantes adaptaciones para la supervivencia, el futuro de las ranas de cristal es incierto. Según la UICN, muchas de las especies de esta familia se encuentra en estado vulnerable (VU), en peligro (EN) o en peligro crítico (CR).

Esto se debe, en parte, a la fragmentación de los hábitats naturales de las especies por la urbanización de territorios y a la tala masiva de árboles para la instauración de campos de cultivo y otras estructuras. Estas especies están altamente especializadas al medio en el que habitan, y por lo tanto, cualquier alteración mínima en su ecosistema puede ser letal para ellas.

Una rana de cristal sobre una hoja.

Los hijos por encima de todo

Como hemos podido ver, este es un claro ejemplo de una familia de anfibios que viven por y para la descendencia. Esto se puede explicar porque la hembra suele producir una media de huevos menor a 20 unidades, cuando otros anuros cuentan más de tres mil huevos por puesta (como es el caso del sapo común).

Así pues, cada pequeño renacuajo es oro, y es trabajo del padre protegerlo con su vida hasta que consiga eclosionar. En el mundo natural la supervivencia individual está poco valorada, pues es siempre la permanencia de la genética mediante la descendencia la que codifica los comportamientos.

 

 

 

 

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • Centrolene savagei, amphibianweb.org. Recogido a 24 de agosto en https://amphibiaweb.org/cgi/amphib_query?where-genus=Centrolene&where-species=savagei
  • Vockenhuber, E. A., Hödl, W., & Amézquita, A. (2009). Glassy fathers do matter: egg attendance enhances embryonic survivorship in the glass frog Hyalinobatrachium valerioi. Journal of Herpetology43(2), 340-344.
Scroll al inicio