La importancia de la ardilla roja en los ecosistemas

La ardilla roja es un simpático mamífero que, de forma involuntaria, planta árboles en los ecosistemas en los que habita debido a sus costumbres excavadoras.
La importancia de la ardilla roja en los ecosistemas

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 24 septiembre, 2020

La ardilla roja (Sciurus vulgaris), además de ser un pequeño mamífero adorable, aporta una serie de beneficios esenciales para el equilibrio de los ecosistemas en los que habita. Por desgracia, sus poblaciones se han visto amenazadas por la introducción de la ardilla gris en los últimos años.

Todas las especies animales tienen un rol esencial en el mantenimiento de la naturaleza tal y como la conocemos, pero algunos casos curiosos como este no dejan de sorprendernos. Continúa leyendo si quieres saber más acerca de este precioso vertebrado.

Conociendo a la especie

La ardilla roja es un pequeño mamífero del género Sciurus, cuya distribución se encuentra extendida por toda Eurasia. Estamos ante un carismático roedor de costumbres arbóreas y hábitos mayoritariamente herbívoros.

A continuación, te presentamos algunas de las características más reseñables de este animal:

  • Se trata de un mamífero de pequeño tamaño, pues su cuerpo de cabeza a extremidades posteriores no ocupa más de 23 centímetros. Pese a esto, la cola puede medir casi lo mismo que la totalidad de su cuerpo.
  • Los individuos adultos pesan entre 240 y 350 gramos.
  • La larga cola de este animal permite su balanceo durante el movimiento en árboles y saltos, además de disminuir la pérdida de calor en momentos de descanso.
  • Este pequeño mamífero presenta diversas adaptaciones a la vida arbórea, entre las que se encuentran unas garras potentes que le permiten escalar por los troncos de los árboles e incluso paredes de edificios.
  • A pesar de su nombre común, existen distintos morfotipos en lo que a coloración se refiere. Según la población, su pelaje puede variar de negro a naranja.

Como podemos observar, estamos ante un mamífero típico de bosques de coníferas y ecosistemas templados. Por sorprendente que pueda parecer, estas pequeñas ardillas se caracterizan por su escasa capacidad de socialización, ya que suelen ser recelosas con su terreno y comida.

A pesar de ello, en invierno los grupos de ardillas pueden compartir refugio para mantenerse calientes frente a las bajas temperaturas ambientales.

Una ardilla roja sobre un fondo blanco.

Plantando bosques

Una vez hemos presentado a la especie de forma extensa, es hora de conocer por qué estamos ante un animal esencial para la regeneración de los ecosistemas boscosos.

Como ya hemos dicho, este animal es principalmente herbívoro. No solo eso lo define, pues también se caracteriza por su capacidad «almacenadora de comida». Es curioso observar a las ardillas recolectando semillas y frutos secos caídos de los árboles en su boca.

Una vez se encuentran satisfechas, se ayudan de sus garras para excavar pequeños hoyos de unos tres centímetros de profundidad, en los que escupen las semillas y frutos y los entierran para preservarlos a lo largo del tiempo. Como dice el refrán, «el que guarda siempre tiene».

A pesar de que la capacidad de recordar de estos animales es relativamente confiable, su memoria espacial es sustancialmente menor que la de otras ardillas. Por ello, muchos de los huecos llenos de semillas nunca son encontrados de nuevo.

Así pues, las ardillas están plantando árboles sin darse cuenta. Según el portal ConservationJobs (Inglaterra), esto promueve la reforestación de los ecosistemas y la dispersión de especies vegetales.

Vamos más allá, pues estos pequeños mamíferos también se alimentan de setas. Por ello son considerados dispersores de esporas, función esencial si se tiene en cuenta que muchas de estas especies de hongos presentan simbiosis con diversas especies de árboles y otros vegetales.

Así pues, las ardillas no solo plantan árboles, sino que dispersan esporas de hongos que ayudan a otras especies de vegetales a crecer, pues se interrelacionan con ellas brindándoles agua y otros nutrientes (esta asociación se conoce como micorriza).

Una ardilla roja sobre un árbol.

Amenazas en el horizonte

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), esta especie aún no se encuentra en peligro, pero sí que está sufriendo un declive poblacional significativo.

Esto se debe a acciones como la fragmentación de hábitat, pero sobre todo, por la expansión de la ardilla gris. Este otro roedor compite de forma directa con la especie que aquí nos atañe, y por desgracia, su labor en los ecosistemas es muy diferente a la brindada por la ardilla roja.

Es necesario preservar a la ardilla roja y evitar que esta se vea del todo desplazada, pues como hemos podido ver, su valor en los ecosistemas boscosos es incalculable.

 

 

 

 

 


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