El elasmoterio: ¿pudo ser el unicornio siberiano?

Los elasmoterios eran rinocerontes —de un tamaño casi colosal— que existieron durante el pleistoceno temprano, hace unos 2,59 millones de años. Las investigaciones y hallazgos sobre las distintas especies sugerían que estos animales debieron extinguirse hace unos 200 000 años. 

Sin embargo, según estudios recientes, una especie de elasmoterio pudo llegar a vivir mucho más cerca de nuestros días, hace tan solo 39 000 años, momento en el que presuntamente desaparició, junto a gran parte de la megafauna. Hablamos del unicornio siberiano o Elasmotherium sibiricum.

El fasciante y misterioso elasmoterio

Tras la aparición de los primeros fósiles de elasmoterios con un cráneo coronado con un enorme cuerno, la posibilidad de que los unicornios hayan existido alguna vez —y no solo como parte del folklore, leyendas o cuentos infantiles— puede materializarse.

Este descubrimiento causó un gran revuelo en la red. No obstante, si esperábamos que los unicornios siberianos fueran caballos elegantes con un largo cuerno inmaculado, estábamos lejos de la realidad.

¿Qué aspecto pudo tener el elasmoterio o unicornio siberiano?

Lejos de parecer un caballo, el elasmoterio tenía un aspecto similar a un rinoceronte. De hecho, el género Elasmotherium pertenece a la familia de los rinocerótidos, lo que significa que tanto los rinocerontes actuales como los antiguos elasmoterios tienen un antepasado común, del cual divergieron.

Como otras especies pertenecientes a la megafauna del cuaternario —periodo evolutivo formado por el pleistoceno y holoceno—, el elasmoterio poseía un gran tamaño. Además, sus restos fósiles sugieren que debió ser un animal muy fuerte. Podía medir casi 2 metros de altura y llegar a alcanzar 4,5 metros de largo. Su peso rondaba las 3,5 toneladas.

Asimismo, una de las características más definitorias de este animal era un cuerno enorme constituido por queratina, que tenía en la cabeza. Este pudo llegar a superar los 2 metros de longitud en los ejemplares más grandes.

Como otras especies de la megafauna, los elasmoterios tenían el cuerpo cubierto de gruesas capas de pelo, imprescindibles para sobrevivir a las glaciaciones. Además, debían tener una gran cantidad de grasa bajo la piel —que sirviera de aislante térmico—.

¿Dónde vivían los unicornios siberianos?

Las poblaciones de elasmoterios en Europa tuvieron que ser muy restringidas, pues la mayoría de grupos conocidos se encontraban en lo que hoy día conocemos como Kazajstán, Rusia occidental y central, Ucrania, Azerbaiyán y Uzbekistán.

Con respecto al tipo de hábitat en el que pudieron vivir o sus preferencias, solo existen hipótesis y especulaciones. Pudieron ser animales que vivían pastoreando en grandes llanuras pobres en vegetación.

Esto explicaría su amplia dentadura plana, pues eran mamíferos que debieron alimentase de raíces. Por el contrario, podrían haber habitado zonas húmedas y exuberantes. Si lo último es cierto, debieron poseer pelajes distintos para las épocas más cálidas y las más frías, al igual que una pérdida de grasa durante los momentos de más calor.

Lo que nos queda claro es que el elasmoterio era un animal herbívoro, como el resto de los ungulados. Se alimentaba de vegetales, los cuales eran capaces de triturar perfectamente gracias a sus muelas. Estas piezas bucales podían llegar a medir más de 22 centímetros de longitud.

Según los restos fósiles, sus dientes nos pueden recordar a los de los actuales elefantes, incluso de los mamuts.

Los elasmoterios y su legado

Actualmente, las razones por las que el elasmoterio se extinguió aún están en debate. Sin embargo, es muy probable que fuera por el cambio climático, cuando la última era glacial comenzó a menguar. Aún así, esto no ha sido probado y puede que otras muchas presiones hubieran llevado a esta especie, como a tantas otras de la megafauna, a la extinción.

Con los resultados de las investigaciones más recientes, el hecho de que estos animales hayan casi llegado a nuestros días fortalece la teoría de que pudieran haber sido los verdaderos unicornios —o que nuestros antepasados más lejanos los vieran así—.