Los humanos utilizamos el calzado como elemento de protección, que ademas de ser útil para evitar lesiones, nos ayuda en la tracción cuando caminamos o corremos.
No obstante, el que usemos estas prendas obedece mas a criterios de comodidad, pues perfectamente podríamos caminar con un trozo de cartón sobre la planta del pie.
En cambio, los animales, cuya supervivencia depende en gran medida de su habilidad para cazar o escapar de sus presas, deberían de tener un sistema mucho mas eficaz que nuestras zapatillas. Y así es, realmente lo tienen, ya que las almohadillas de los mamíferos suponen una proeza evolutiva en muchos aspectos.
En las siguientes lineas vamos a comentar algunas características de esta parte del cuerpo de los animales. Seguramente nunca os hayáis parado a pensar en ello, pero cuentan con varias curiosidades que seguro os resultarán de lo mas interesantes.
Anatomía de las almohadillas de los animales
Las almohadillas son una modificación del tegumento en las extremidades anteriores y posteriores. Muchos propietarios de mascotas habréis tocado alguna vez las almohadillas de perros y gatos, pudiendo comprobar lo blanditas que son.
Esto se debe a que cuentan con un componente conectivo que sirve para amortiguar el peso del animal y proteger los huesos del impacto durante la marcha o la carrera. Esta protección resulta especialmente importante durante marchas veloces, ya que la presión que se ejerce sobre las zonas de apoyo es muy elevada y podría provocar lesiones en huesos y músculos.
En este punto, conviene comentar que las almohadillas están situadas en los dedos, es decir, en las falanges. Si nosotros contásemos con estas estructuras, las tendríamos situadas mas o menos en la mitad de estos. Esto es así porque los animales con almohadillas son digitigrados, por lo que apoyan con los dedos y no con toda la planta.
En la parte externa cuentan con un epitelio modificado que protege de las agresiones ambientales, como arañazos o roces. No obstante, este tejido no es completamente invulnerable a lesiones, por lo que conviene evitar los paseos por zonas con piedras cortantes, donde pueda haber restos de cristales.
Además, los dibujos que poseen en forma de grietas o surcos sirven para aumentar la superficie de contacto y ayudan a mejorar el agarre y la tracción. Así se evitan posibles resbalones que podrían resultar fatales durante la carrera, especialmente si quien resbala es la presa.
Curiosidades sobre las almohadillas
Espero que en este punto ya os haya picado el gusanillo y tengáis ganas de conocer alguna curiosidad sobre estas estructuras:
- Son un elemento fundamental en la disipación del calor: las almohadillas sirven para rebajar la temperatura corporal del animal mediante la transpiración. Por este motivo, se recomienda aplicar paños húmedos en esta zona a animales que han sufrido un golpe de calor. La intensa vascularización de la zona permite un rápido intercambio de temperatura con el exterior.
- Son zonas muy sensibles: como nuestros dedos, las almohadillas cuentan con una intensa inervación que las hace sensibles a cualquier estimulo, ya sea de táctil, o térmico. Es por este motivo que no es recomendable pasear a los perros por el asfalto en las horas centrales de los días veraniegos.
- Tienen pigmentación: al contrario de lo que pueda parecer, las almohadillas tienen coloración. Aunque es cierto que con el tiempo tienden a adoptar una tonalidad oscura a consecuencia del rozamiento. No obstante, en los cachorros o en los gatos se pueden observar almohadillas blancas, con lunares…
Ya veis que estas estructuras albergan varias sorpresas y resultan de lo mas útiles en la vida de los animales salvajes, igualmente en las mascotas.
Por eso, recomendamos la revisión y cuidado frecuente de las mismas. Esta indicación está especialmente dirigida a los tutores de perros tras el paseo. Un correcto mantenimiento de las almohadillas basado en su limpieza e hidratación evitará posibles lesiones en las mismas.