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10 curiosidades de los ciempiés

6 minutos
Los ciempiés son un grupo de invertebrados sanguinarios y muy agresivos. En esta oportunidad, te lo contamos todo sobre ellos.
10 curiosidades de los ciempiés
Escrito por Samuel Sanchez
Última actualización: 17 octubre, 2022

Las curiosidades de los ciempiés son muchas, pero por desgracia, suelen pasar inadvertidas por el público general. Estos bellos miriápodos generan bastante rechazo, pues su tamaño elongado, su cantidad atípica de extremidades y su poderosa mandíbula son intimidantes. No es para menos, ya que algunas especies dentro de este grupo poseen un veneno muy doloroso y hasta letal.

Aunque nunca se deba coger un ciempiés con las manos desnudas, observarlo desde lejos sigue siendo un regalo de la naturaleza. Desde su capacidad cazadora hasta el cuidado parental que exhiben, los ciempiés no te dejarán indiferente: conoce con nosotros 10 datos interesantes sobre ellos.

1. Los ciempiés son parientes de los milpiés

Antes de entrar en las curiosidades de los ciempiés en lo que a su comportamiento se refiere, vemos de interés subrayar algunos conceptos clave a nivel taxonómico. En primer lugar, cabe destacar que todos estos animales pertenecen al filo de los artrópodos y al subfilo Myriapoda, grupo que también contiene a los pacíficos parientes con más extremidades: los milpiés.

A su vez, los ciempiés típicos pertenecen a la clase Chilopoda, que también engloba a los litobiomorfos, geofilomorfos y escutígeras. Todos estos animales presentan ciertas características similares, aunque varían en hábitos y adaptaciones. Estudios estiman que existen más de 8000 especies de ciempiés en el mundo, pero solo se han descubierto unas 3000 de ellas.

El orden scolopendromorpha representa a las especies de ciempiés típicas.

2. ¿Tienen los ciempiés 100 patas?

A pesar de su nombre, los ciempiés poseen un número variable de extremidades según la especie, que puede ir de un rango desde 30 hasta 354. Curiosamente, todos estos artrópodos poseen un número impar de pares de patas, por lo que es prácticamente imposible que posean 100 extremidades justas. Las escolopendras, los ciempiés más típicos, tienen un número fijo de patas marchadoras.

Las escolopendras tienen de 21 a 23 pares de patas, salvando excepciones.

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3. ¿Cuán largos pueden llegar a ser los ciempiés?

Todos los ciempiés presentan una serie de características similares: una cabeza aplanada, un par de antenas muy evidentes, unas mandíbulas fuertes y poderosas y un número variable de segmentos corporales (mínimo 15), con un par de patas marchadoras en cada sección.

Las escolopendras son los tipos de ciempiés que primero nos vienen a la mente al hablar de este grupo, pero no son los únicos representantes. Los geofilomorfos, por ejemplo, son quilópodos bastante más pequeños y con muchas más patas. La especie Nannarrup hoffmani, perteneciente al último taxón citado, se lleva el récord por ser el ciempiés más pequeño del mundo, con 1 centímetro de longitud.

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Aunque no lo parezca, esto también es un ciempiés.

4. Animales de la oscuridad y la humedad

Una de las curiosidades de los ciempiés es que su hábitat universal son los suelos, siempre que presenten recovecos oscuros y húmedos. Han colonizado una gran cantidad de hábitats (incluyendo zonas mediterráneas secas), pero siempre buscan microecosistemas con una humedad alta para permanecer en reposo. La pérdida de agua es un gran peligro para ellos.

Como los ciempiés carecen de una capa cerosa que minimice su pérdida de agua, tienen que mantenerse húmedos para evitar la deshidratación.

5. Unos depredadores natos

Todos los ciempiés son depredadores generalistas. A pesar de que se haya observado que pueden llegar a comer plantas cuando están a punto de morir de hambre, la realidad es que la materia vegetal constituye un porcentaje mínimo de su dieta. Por ello, se consideran carnívoros estrictos.

Dependiendo de su tamaño, estos artrópodos pueden depredar sobre colémbolos, isópodos, insectos pequeños, gusanos y hasta ratones y pequeñas aves. La representación más letal de este grupo viene de la mano de Scolopendra gigantea, pues con sus más de 30 centímetros de longitud y sus potentes mandíbulas, es capaz de cazar hasta serpientes de tamaño mediano.

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6. Un veneno clínicamente significativo

Las escolopendras son los representantes más intimidantes del grupo de los ciempiés, pues su tamaño general nos indica cierta peligrosidad. La mayoría de estas especies no pueden matar a un ser humano con el veneno que inoculan al clavar sus mandíbulas, pero sí que provocan un intensísimo dolor, un edema eritematoso en la zona de la lesión y un malestar crónico que puede durar por hasta 2 semanas.

Los venenos de Scolopendra subspinipes y Scolopendra dehaani son particularmente peligrosos y, por desgracia, han causado alguna que otra muerte humana esporádica. Según reportes personales, estas especies provocan con su picadura algunos de los dolores más potentes que se pueden experimentar en toda la vida.

7. Los ciempiés y los milpiés no son lo mismo

A pesar de que sean parientes cercanos (ambos pertenecen al taxón Chilopoda), los ciempiés y los milpiés han sufrido una divergencia evolutiva muy notable. Esta lista te ayudará a distinguirlos sin problema:

  1. Los ciempiés tienen un par de patas en cada segmento corporal, mientras que los milpiés presentan dos pares. Por esta razón, como regla general se puede establecer que los milpiés tienen más extremidades, de ahí su nombre.
  2. Los milpiés son lentos, mientras que los ciempiés corren a una velocidad inusitada.
  3. Como hemos dicho en líneas previas, los ciempiés son depredadores estrictos. Por otro lado, los milpiés se consideran detritívoros, pues se alimentan de plantas y otros tipos de materia orgánica en descomposición.
  4. Algunos milpiés se hacen bola o emiten sustancias químicas fétidas para defenderse de depredadores, pero no son venenosos. Los ciempiés, por otro lado, siempre recurren a la picadura e inoculación de agentes tóxicos si pueden. 

8. Una reproducción muy poco romántica

Otra de las curiosidades más relevantes de los ciempiés es que su reproducción es bastante arcaica. No suele existir cópula en la mayoría de las especies: el macho deja un espermatóforo resguardado con espermatozoides y la hembra lo encuentra cuando pasa por ahí, recogiéndolo y fecundándose. En el mundo de las escolopendras no hay bailes, cortejos ni regalos nupciales.

9. Curiosidades de los ciempiés: cuidan de sus crías

Lo que estos artrópodos no tienen de románticos lo compensan siendo buenos padres. Los geofilomorfos y las escolopendras hembras, por ejemplo, se enrollan sobre los huevos y los mantienen protegidos, eliminando posibles ácaros y hongos que puedan salir en su superficie.

Vamos más allá, pues la madre permanece con las crías recién nacidas hasta que son capaces de abandonar el nido. Algunas especies exhiben incluso un comportamiento denominado matrifagia, en el que los pequeños recién eclosionados se alimentan del cuerpo de su madre antes de salir al mundo. Pocas situaciones se adhieren tanto al refrán de “dar la vida por los hijos”.

Los huevos que no son cuidados por la madre tienden a infestarse de hongos y pudrirse.

10. Una situación global desconocida

Como última de las curiosidades de los ciempiés, es necesario destacar que la inmensa mayoría no han sido evaluados en lo que a estado de conservación se refiere. Esto significa que no se sabe si están en peligro de extinción o no, ya que no se pueden calcular sus números poblacionales ni establecer programas de protección especiales.

Por esta razón, es necesario que todos pongamos de nuestra parte y evitemos altercados innecesarios con ellos. Si alguna vez te encuentras un ciempiés en casa, bárrelo con una escoba hacia afuera sin tocarlo, pero no acabes con su vida. Estos depredadores merecen respeto y admiración, a pesar de que muchas personas se vean intimidadas por su aspecto externo.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


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