La cotorra monje (Myiopsitta monachus), también conocida como cotorra argentina, es una ave cuyo hábitat natural se encuentra en Bolivia, Argentina y el sur de Brasil, aunque su presencia se ha extendido mucho más allá de estas fronteras. Los cuidados de la cotorra monje son muchos y variados y todos ellos son de vital importancia para el ave.
Este pájaro pertenece a la familia de las psitácidas y destaca por su característico y mayoritario color verde, por su inteligencia y por ser conocida como una de las aves más escandalosas. Esta es una particularidad que no agrada a todo el mundo, pero no por ello deja de ser un animal bello y digno de conocer.
Características generales de la cotorra monje
La cotorra argentina o monje mide unos 30 centímetros y pesa alrededor de 150 gramos. Es una ave que se adapta con facilidad al entorno, pudiendo subsistir en zonas urbanas junto a otras especies. En estado salvaje vive unos 10 años, pero en cautividad puede llegar a los 25-30 años.
Sus plumas son de color verde, con algunos toques amarillos y la parte frontal de la cabeza, garganta y la mitad del pecho son de tono gris, en el caso de ejemplares jóvenes. Este se va aclarando un poco más a medida que pasan los años, pero la parte exterior de las plumas de las alas siempre permanece en un tono azul brillante.
Además de esto, cabe destacar de su cuerpo la cola larga, acabada en punta y de tono verde claro con pequeños toques azules en la parte interna. Por último, sus patas son grises, su fuerte pico es de color marrón o parduzco y tiene los ojos de color castaño.
Aclaradas sus principales características físicas, hay que mencionar que la distinción entre las cotorras monje hembras y machos es bastante complicada y requiere de una buena observación. La única diferencia reseñable es que la cabeza del macho es superior en tamaño a la de la hembra, así como que su mandíbula superior es también más ancha.
Cuidados de la cotorra monje
Entre los cuidados principales de la cotorra monje destaca el manejo de su alimentación, pero no es el único factor que se debe tener en cuenta. Veamos con más detalle algunas de las atenciones que hay que considerar con estos pájaros.
1. Alimentación
La cotorra argentina es una ave granívora, es decir, la base de su alimentación es el grano. Cualquier tipo de grano integral que no esté refinado es válido para ella, pero en las tiendas especializadas en animales se encontrarán fácilmente preparados que se componen de diferentes tipos de granos mezclados equilibradamente.
Se pueden escoger varios de esos preparados e ir alternándolos en su alimentación, pues a estos animales les viene bien el cambio en su dieta para fomentar su apetito. Además de esto, se les deben ofrecer de manera eventual pequeñas porciones de verdura y de fruta fresca y algunos insectos, ya que en libertad también forman parte de su dieta.
2. Hueso de jibia y minerales
Para la cotorra argentina —al igual que para el resto de aves—, contar con un hueso de jibia es esencial por muchos motivos. Picotearlo no solo permitirá que su pico se mantenga saludable al desgastarlo y afilarlo, sino que el calcio que obtiene mantendrá sus huesos fuertes y, en caso de poner huevos, las cáscaras serán más consistentes.
Además de huesos de jibia, también hay que ofrecerle a la cotorra otros tipos de minerales. Estos se pueden adquirir en las propias tiendas de animales en forma de bloques y son especiales para pájaros. Sus propiedades harán que el ave se mantenga más sana tanto internamente como en su aspecto externo, lo que se reflejará, por ejemplo, en un plumaje más brillante.
3. La jaula
Uno de los cuidados de la cotorra monje más importantes que se deben considerar es el lugar en el que va a vivir. Esta ave precisa de una jaula grande, con unas medidas mínimas de 100x50x50 centímetros de alto, largo y ancho. En su interior debe haber el suficiente espacio para volar, además de perchas colocadas a diferentes alturas para que se pueda posar en ellas.
La base de la jaula tiene que contener una malla para que la cotorra no pueda acceder a sus propias heces y enferme. Adicional a esto, se debe cuidar su enriquecimiento ambiental, poniendo a su alcance, por ejemplo, diferentes juguetes para su estimulación mental. Además, se le debe facilitar llegar bien a los cuencos de comida y agua —y al ya mencionado hueso de jibia—.
Aun así, es esencial que la cotorra vuele fuera de la jaula varias horas al día. Por ello, lo apropiado es colocarla en una estancia en la que pueda volar libre sin peligros. Además de esto, la temperatura de la sala debe ser templada y la jaula nunca puede estar ubicada cerca de corrientes de aire ni donde incidan directamente los rayos del sol.
4. Son aves gregarias
Las cotorras argentinas son aves gregarias, es decir, suelen vivir en grupos. Por ello, otro de los cuidados de las cotorras monje a tener en cuenta es considerar la posibilidad de tener una pareja. Eso sí, a la vez son pájaros algo territoriales y celosos, por lo que lo ideal es que la pareja conviva junta desde el primer momento para que se adapte con mayor facilidad.
5. Veterinario cualificado
Si se elige a un ave exótica como compañía, es esencial conocer a un veterinario especializado en este tipo de animales. La cotorra argentina necesitará mínimo un chequeo anual, pero puede darse el caso de tener que acudir más y es mejor que la trate un profesional cualificado para ello.
Otros cuidados y datos curiosos a tener en cuenta
Aunque los mencionados anteriormente son los cuidados principales, a continuación se destacan otras apreciaciones importantes.
6. Reproducción
Si se decide tener una pareja de cotorras monje macho y hembra y estas congenian, es probable que se unan de por vida. Los meses en los que se produce el celo son entre agosto y noviembre y la hembra puede llegar a poner entre 4 y 8 huevos. La incubación dura alrededor de 26 días.
Tras el nacimiento, los polluelos son cuidados por ambos padres, hasta que al cumplir las 6 semanas ya son lo bastante fuertes e independientes para abandonar el nido. Dicho nido, en libertad, habría sido construido por la hembra antes de la puesta, normalmente en las ramas más altas de los árboles.
7. Longevidad
Hay que tener en cuenta también que se tratan de animales muy longevos, que pueden llegar a vivir hasta 30 años. Por ello, al decidir tener a una de estas aves, se está firmando un largo compromiso. Por desgracia, no todos quieren o pueden llegar a cumplirlo y la longevidad es un motivo de abandono muy común en este tipo de pájaros.
8. Limpieza de la jaula
Otro de los cuidados de la cotorra monje es la limpieza frecuente de su jaula. Además de sus heces, es muy habitual encontrarse con restos de comida, juguetes rotos y trozos de todo aquello que haya podido pasar por su pico, así que habrá que dedicar bastante tiempo a la tarea de organizar la jaula y mantenerla en un estado saludable.
9. Destructividad
Las cotorras monje tienen un pico muy fuerte, por lo que se les da muy bien romper todo aquello que queda a su alcance. Es por eso que los materiales de los elementos que se les ofrezcan deben ser muy resistentes para que no los destrocen a la primera de cambio. En cuanto a los objetos para jugar y picar, también se puede optar por que sean de materiales naturales, como la madera.
10. Objetos a su alcance
Otro dato curioso a tener en cuenta es que, tanto si se las deja sueltas como si se escapan —algo a lo que tienen tendencia a la mínima oportunidad—, a estos pájaros les encanta hacerse con pequeños objetos que usarán para formar sus nidos. Mucho cuidado con dejar monedas, pulseras, y otros bienes preciados a su alcance.
¿Es legal adoptar a una cotorra monje como mascota?
Antes de aventurarse a tener un animal exótico como mascota, es muy importante conocer lo que dice la ley sobre esa especie en concreto en el país en el que se viva. Por ejemplo, en el caso de la cotorra monje, en España está totalmente prohibido su comercio, transporte, cría, tenencia y suelta en libertad, al igual que la conocida cotorra de kramer.
Esto es así porque carece de predadores naturales, por lo que su expansión es muy sencilla y entra en conflicto con la fauna autóctona. Además, al ser animales que se alimentan de granos, las cotorras suelen arrasar por los cultivos de cereales, causando estragos en las cosechas. Por todo ello la especie que aquí nos atañe está incluida en el propio Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
Su tenencia también está prohibida en más de una docena de estados de EE.UU. Se llegó a esta decisión después de que entre las décadas de los sesenta y ochenta del siglo pasado se introdujesen muchas de estas cotorras como mascotas en los hogares, que luego se escaparon o fueron puestas en libertad intencionadamente. Esto permitió su proliferación hasta el punto de acabar por considerarse como plaga invasora.
Otro caso similar es el de Chile, donde también se empezó a comercializar con la cotorra monje como mascota y su abandono en la naturaleza permitió la reproducción indiscriminada. Hoy en día se considera como plaga y es muy peligrosa para los ecosistemas y las especies autóctonas, ya que pone en peligro a otros loros del país.
Recomendación final
Además de confirmar la posibilidad legal de tenerla en casa y los cuidados que habría que brindarle, hay que recordar que, aunque se las cotorras monje son muy amigables con las personas y muy inteligentes, quienes adopten a una deben mantenerse pacientes y constantes.
Este es un animal que puede ser muy ruidoso, algo travieso y destructivo y esas características son, en muchos casos, las que han provocado y siguen provocando el abandono de esta especie, con todas sus consecuencias negativas. Si quieres tener una cotorra monje, infórmate bien y pregunta a tutores experimentados antes de tomar una decisión.
Bibliografía
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- Grupo de aves exóticas. Sociedad Española de Ornitología. Recogido el 10 de julio en https://seo.org/wp-content/uploads/2013/05/fichagae_myiops_monachus_2005.pdf
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