Con una creciente preocupación por el bienestar de los animales salvajes, muchos se preguntan las diferencias entre un zoo y un santuario, y si los segundos son la alternativa que debemos ofrecer a los primeros.
¿Qué tienen en común un zoo y un santuario?
Lo cierto es que a efectos legales un zoo y un santuario suelen ser lo mismo: ambos deben registrarse como parques zoológicos para poder tener animales y ser visitados, por lo que en España se les exige a ambos lo mismo. De hecho, no existe ningún requisito para nombrar a tu centro como un santuario, un centro de rescate o un zoo, por lo que no es raro que existan falsos santuarios que usan esta palabra para atraer a incautos.
Aun así, es cierto que los auténticos santuarios no tienen la misma filosofía que los zoos y existen marcadas diferencias entre ellos, por lo que vamos a hablar de ellas.
Empresas u ONGs
Una de las principales diferencias entre un zoo y un santuario es que normalmente los zoos en España son empresas, mientras que los santuarios suelen ser organizaciones sin ánimo de lucro. Mientras que un zoo debe buscar la rentabilidad de su existencia, normalmente los santuarios se montan para los animales y el visitante pasa a un segundo plano.
Esto no quiere decir que necesariamente un animal este mejor en un zoo que en un santuario. Existen santuarios que buscan la rentabilidad y ganan dinero, y existen pequeños zoológicos que tienen muchos menos ingresos, o grandes centros que gracias a estos pueden dar una vida mejor a sus animales.
¿De dónde vienen los animales?
Aquí hay que romper un mito, y es que los zoos y los santuarios comparten en muchas ocasiones el origen de los animales. Actualmente está prohibido capturar animales de la naturaleza, por lo que los zoos y los santuarios suelen acoger animales incautados por el Seprona, ya que solo con la ayuda de los santuarios sería imposible realizar esta labor.
La diferencia, en muchas ocasiones, es que los zoológicos suelen criar animales. Normalmente, esto se justifica por la conservación de especies, y se hacen intercambios entre centros para que la genética de los animales sea la adecuada, lo que imita a los intercambios de poblaciones salvajes. Estos intercambios han permitido en muchas ocasiones liberar animales como el visón europeo.
Es por ello que, en muchas ocasiones, en los zoológicos pueden aparecer animales de otros zoos o enviar sus animales a otros centros. Sin embargo, los santuarios suelen alojar de por vida a todos sus animales, y no suelen permitir su cría. Esto se debe a que así pueden acoger a más animales en malas condiciones en lugar de tener nuevos nacimientos en cautividad.
¿Ambos hacen conservación?
La conservación de animales salvajes es importante, y tanto zoológicos como santuarios cumplen un papel. Los buenos zoos realizan programas de conservación y de educación, en los que se llegan a reintroducir animales amenazados en su hábitat, aunque hay muchos que no lo hacen así.
Mientras, los santuarios no suelen hacer esto, ya que sus animales han sido maltratados o vienen de situaciones de mascotismo, pero sí son herramientas importantes contra el tráfico ilegal de animales.
Lo cierto es que las líneas entre ambos tipos de centros cada día están más desdibujadas, y los zoos son necesarios para luchar contra el tráfico ilegal de especies, la tenencia irresponsable o los circos.
Sin embargo, es cierto que a día de hoy aún hay muchos no consagrados a esta labor, mientras que en el caso de los santuarios sí parecen consagrados a los animales, aunque existan algunos que los usen en su beneficio, como en el caso de los falsos santuarios de los elefantes que pintan. La próxima vez que visites uno de estos centros, hazlo con cabeza.