La cetrería es una actividad en la que el ser humano interviene en el vuelo de las aves rapaces e intenta controlar las técnicas de caza del reino animal, aunque actualmente es empleada mayormente para la educación ambiental y los espectáculos con estas aves.
Si bien fue Félix Rodríguez de la Fuente quien la popularizó en los países de habla hispana, esta práctica, considerada patrimonio cultural de la humanidad, es muy antigua.
La cetrería comenzó en Asia
Parece que la cetrería tendría su origen en Asia, en zonas como Mesopotamia o Mongolia, donde las tropas de Gengis Kan ya utilizaban este método de caza en su vida nómada. Se dice que miles de halconeros mongoles se juntaban con el Gran Emperador Kublai Kan para la caza de zorros y liebres.
Existen diferentes fuentes que hablan del origen de la cetrería, pero todas coinciden en que tiene más de 4 000 años. Estos pueblos no criaban a las rapaces en cautividad; las liberaban al alcanzar la madurez para respetar sus rutas migratorias.
Este uso de las rapaces permitía un volumen de capturas con las que tanto ave como cazador podían subsistir, lo que se convirtió en una técnica muy socorrida para pueblos nómadas.
Los egipcios también habrían practicado la cetrería desde hace miles de años, como se puede comprobar en las múltiples representaciones de esta práctica en relieves y pinturas, además de aves rapaces momificadas.
Estos pueblos no criaban a las rapaces en cautividad; las liberadas al alcanzar la madurez para respetar sus rutas migratorias.
Cetrería: Una moda medieval
Esta práctica se popularizaría, sin embargo, en la Europa medieval. Y lo haría tras ser exportada por pueblos como los visigodos, pues los primeros vestigios europeos son del siglo V d.C con procedencia de Grecia.
En España llegaría tanto por vía árabe como germánica, lo que supuso que se asentara en nuestro país una enorme riqueza en este sentido. Y es que el uso de la caperuza, que permitía un mejor adiestramiento, vendría desde el norte de África.
La época dorada de la cetrería sería desde el siglo VI al XVI, en los que se cazaban presas pequeñas con halcones y azores. La cetrería pasa entonces de ser una técnica de caza de pueblos nómadas a una práctica de nobles y reyes.
De hecho, Alfonso X el Sabio instauró leyes para proteger a las rapaces, por lo que estableció penas por el expolio de huevos y la captura de ejemplares adultos. Así, quedó traducido el manuscrito árabe en el que se basó posteriormente Félix Rodríguez de la Fuente.
La cetrería iría perdiendo auge debido a la modernización de las técnicas de caza, cuando los nobles comenzaron a realizar batidas con trabucos y mosquetes. Únicamente tendría alguna aparición para evitar el uso de palomas mensajeras durante los conflictos bélicos de la Europa del siglo XX.
Futuro de la cetrería
Sin embargo, hoy es un deporte en el que se usan aves criadas en cautividad y no se capturan animales salvajes, así que su uso en la caza se ha visto muy reducido.
Actualmente, la cetrería permite realizar educación ambiental a través de la observación de las técnicas de vuelo y comportamiento de las aves rapaces.
Además, las rapaces son plaguicidas naturales muy necesarios en ciertas zonas agrícolas y, en el caso de las carroñeras, estas cumplen una función sanitaria vital al reducir la masa de cadáveres en descomposición, por lo que se evita el contagio de enfermedades al ser humano.
Todo ello demuestra que las rapaces tienen una función ecológica muy importante de la que el ser humano se beneficia a diario. Por desgracia, la caza furtiva, las intoxicaciones por plomo o fármacos están diezmando a muchas especies, si bien cabe reseñar que la cetrería intenta ser ahora una herramienta para educar sobre la labor de estas aves.
Las rapaces tienen una función ecológica muy importante de la que el ser humano se beneficia a diario.