Descubrir el comportamiento de las ninfas es una fuente inagotable de compañía y entretenimiento. Sin embargo, esta especie se trata de un ave sensible, sociable y psicológicamente compleja. Para vivir con ella, es necesario saber interpretar adecuadamente su conducta o, de lo contrario, pueden aparecer diversos trastornos.
Cada ninfa tiene su propia personalidad y sus peculiaridades a la hora de expresarse. No obstante, en este artículo encontrarás las señales básicas para cualquier ejemplar de esta especie, pues son las conductas que despliegan todas ellas en su vida en libertad. No te lo pierdas.
Características de las ninfas
La cacatúa ninfa (Nymphicus hollandicus), también conocida como cocotilla o carolina, es una especie de psitácida de la familia de las cacatúas. Cabe destacar que es la única especie viviente de su género (Nymphicus).
Las cacatúas se distribuyen ampliamente por el continente australiano, predominantemente por las zonas del interior. Prefieren áreas abiertas con agua disponible o zonas boscosas no demasiado densas. Además, las ninfas migran de norte a sur del continente australiano, buscando patrones climáticos estables a lo largo del año.
Estas aves tienen una esperanza de vida de 15 años. Su tamaño aproximado es de 25-30 centímetros contando con la cola y pesan alrededor de 90 gramos. Con base en estas cifras, se puede afirmar que se trata de la especie de cacatúa más pequeña que existe.
El alimento predilecto de las ninfas son las semillas, las cuales recogen del suelo y descascarillan fácilmente con su pico curvado. También las consumen en las ramas junto a otra materia vegetal, pues en el suelo son vulnerables a posibles ataques. Las copas de los árboles, además de alimento, les proporciona protección contra depredadores aéreos.
Carácter de las ninfas
Las ninfas son aves fuertemente gregarias, que forman grupos de más de 100 ejemplares, incluso de 1000. Al ser animales presa, son desconfiadas y sensibles, con una tendencia fuerte a la huida antes que al enfrentamiento.
Además, son animales muy ruidosos. Los gritos y chillidos forman parte de su interacción diaria, por lo que no tiene sentido regañarlas a voces cuando conviven con humanos. Probablemente les parezca divertido y griten todavía más.
Por último, cabe destacar que las ninfas son curiosas por naturaleza y muy inteligentes. Les gusta inspeccionar todo lo que esté a su alcance y siempre buscan nueva estimulación. De hecho, en cautividad pueden desarrollar problemas de salud mental si les falta enriquecimiento ambiental.
Comunicación de las ninfas
El lenguaje de estas psitácidas tiene 2 componentes principales: el verbal y el no verbal. El primero se compone de diferentes vocalizaciones:
- Llamadas de sondeo: los ejemplares se llaman unos a otros y se contestan para asegurarse de que todos están bien.
- Gritos: suelen expresar enfado y acompañarse de gestos de amenaza.
- Chillidos agudos: pueden ser signos de estrés, miedo o dolor. Sirven de aviso al resto de la bandada ante posibles peligros.
- Canciones y piar de apareamiento: vocalizaciones exclusivas del ritual previo a la cópula.
- Charloteo: son vocalizaciones suaves que estas aves emiten cuando están a gusto en pareja. Duran un tiempo prolongado y suelen indicar tranquilidad.
- Siseo: parecido al bufido de un gato, suele preceder un picotazo. Es una señal de advertencia.
La intensidad y tono de estos sonidos varían en función de la carga emocional que la ninfa quiera darle al mensaje. Para interpretarlos adecuadamente, deben integrarse con los diferentes movimientos y posturas del ave. Te mostramos algunas pautas de gran utilidad en este ámbito:
- Cresta: es un indicador claro del nivel de activación emocional de la ninfa. Cuanto más levantada esté, más excitación mostrará el ave, pero es importante distinguir el motivo —puede ser por miedo, alegría, interés o irritabilidad—.
- Plumas: dependiendo del resto de señales, las plumas erizadas pueden ser señal de relajación, enfermedad o ataque inminente. Si las pegan al cuerpo, suelen estar sintiendo miedo.
- Alas: extenderlas en forma de corazón forma parte del cortejo de los machos. Abrirlas por completo puede ser una señal de agresividad o territorialidad.
- Postura corporal: la variedad de esta sección va desde meter la cabeza bajo el ala —normalmente para dormir— hasta el acicalamiento, pasando por los saltos de alegría. Cuando se cuelgan cabeza abajo en la rama expresan territorialidad.
- Cabeza: acercarse a la pareja con la cabeza gacha suele indicar que el ejemplar quiere atención y acicalamiento. Erguirla, por el contrario, puede significar amenaza —para parecer más grande— o indicar sorpresa y miedo.
- Pupilas: las pupilas dilatadas indican irritación y un posible ataque.
Comportamiento de las ninfas
Los 3 grandes pilares del comportamiento de las ninfas son el gregarismo, la inteligencia y la comunicación. Pasan la mayor parte del día buscando alimento, pero al ser grupos tan grandes, se hace necesario coordinarse de manera eficaz. Por ello, muchas veces se usa la jerarquía cuando los recursos escasean.
Comportamiento de las ninfas en el ámbito reproductor
Las cacatúas son monógamas y crean relaciones estables con la misma pareja, incluso fuera de la época de cría. Esto les permite ahorrar el enorme gasto de energía que supone encontrar compañero reproductor cada año. Antes de que comience el apareamiento, ambos sexos muestran comportamientos rituales específicos, como los siguientes:
- Las hembras emiten píos sordos mientras mantienen erguidas las plumas de la cola. De esta forma, muestran que están listas para la cópula.
- Los machos muestran más variedad de comportamientos: sus vocalizaciones son mucho más intensas, con silbidos más complejos y parecidos a canciones. Acompañan estos sonidos con un baile en el que caminan con las alas erguidas y alejadas del cuerpo, golpeando rápido con el pico alguna superficie. También inspeccionan la cavidad en la que van a establecer el nido.
El cuidado de las crías y el proceso de incubación se realizan por ambos sexos a partes iguales. Una vez nacen los polluelos, se turnan para traer alimento y no dejar nunca solo el nido. De hecho, el éxito de la pareja sacando adelante a crías hasta la edad adulta afecta directamente a la estabilidad de su relación.
Comportamiento de las ninfas en presencia de patologías
Se considera anormal cualquier comportamiento de las ninfas que no sea habitual y que aparece de forma brusca. Normalmente, esto es síntoma de enfermedad física o mental, a menudo íntimamente relacionadas con el estrés y la ansiedad, especialmente en cautividad. Los signos más comunes de estrés psicológico son estos:
- Estereotipias: movimientos repetitivos sin función aparente.
- Picaje: el ave se arranca sus propias plumas —o las de un congénere—, dejando calvas en el cuerpo. Se diferencia a la caída de plumas normales en que, en este caso, las de la región de la cabeza no se caen —no llega a ellas—.
- Gritos constantes: no se trata de llamadas de atención habituales, sino de vocalizaciones a gran volumen que no cesan. También puede ser un signo de dolor físico o enfermedad.
- Agresividad o miedo repentinos o más intensos de lo habitual.
Mantener estas aves en cautividad es posible con unos cuidados adecuados, ya que además no están en peligro de extinción. Sin embargo, la incidencia de problemas psicológicos asociados a la privación de libertad es alta —aunque por el camino haya la mejor de las intenciones—. Por eso, antes de plantearse adoptar una ninfa, hay que estudiar seriamente si su vida va a ser plena y feliz.
Bibliografía
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