Comportamiento de los leones

Conocido por todos desde la infancia, el león es símbolo de poder y dominancia en multitud de culturas. Sin embargo, el comportamiento de los leones es un tanto diferente a como se dibuja en el conocimiento popular.

En este artículo, puedes conocer más a fondo la naturaleza de estos grandes felinos. Muchas veces, la lucha por su conservación pasa por verlos tal y como son, y no como fruto de cuentos y leyendas.

Características de los leones

Los leones africanos (Panthera leo) son félidos del género Panthera. Viven en la mayor parte del África subsahariana, —excepto en hábitats desérticos y selváticos—. Fueron exterminados en Sudáfrica y se sabe que hubo un tiempo en el que se extendieron por todo el suroeste de Asia y el norte de África.

Estos animales viven en llanuras o sabanas, lugares en los que encuentran gran cantidad de presas —en su mayoría ungulados— y zonas donde resguardarse y acechar. Los leones son carnívoros estrictos y depredadores que cazan en grupo, gracias a lo cual derriban presas mucho más grandes que ellos.

Su aspecto es bien conocido: pelaje corto y pardo, con la zona ventral más clara y colas largas terminadas en un mechón negro. Son sexualmente dimórficos: los machos son mucho más grandes y tienen melena.

Los machos adultos pueden llegar a los 190 kilos de peso y las hembras pesan un promedio de 126 kilos.

Estos felinos se reproducen durante todo el año y normalmente es un solo macho el que se aparea con casi todas las hembras de la manada. No obstante, el primer macho que aborda a una hembra en celo tiene prioridad de apareamiento con ella, de forma que no suelen haber peleas.

Carácter de los leones

Se trata de una especie gregaria, pues de hecho, son los únicos grandes felinos que viven en grupo. Aunque se asocia al macho de león con la fuerza y el poder, lo cierto es que su tamaño y melena son un hándicap a la hora de cazar, por lo que esa tarea se realiza por completo por parte de las hembras.

Una manada está compuesta por un número de individuos que oscila entre 4 y 37 ejemplares.

Las leonas también se encargan por entero de los cuidados parentales. Los machos, en definitiva, realizan labores de protección del grupo cuando ellas salen de caza y ante ataques de otros machos.

Comunicación en el comportamiento de los leones

La comunicación visual se basa, sobre todo, en el tamaño del ejemplar. Entre machos, la espesura de la melena y su color indican el tamaño del león y el posible peligro que supone. Este hecho está directamente relacionado con los niveles de testosterona, como indica este artículo de la revista Science.

Las señales olfativas consisten en marcajes de orina para delimitar el territorio, por lo que cada león puede identificar a otro ejemplar con el olor de sus feromonas. También se observan raspaduras en árboles para este propósito.

El rugido es el comportamiento de los leones que probablemente más se conozca. Los ejemplares machos comienzan a rugir al año de edad y las hembras un poco después. El objetivo de esta vocalización es marcar territorio en la distancia. En ocasiones, pueden oírse varios leones rugir a coro. De esta forma, se refuerzan los vínculos sociales.

El saludo entre congéneres suele consistir en frotar la cabeza por la barbilla del otro mientras ronronean o gimen. Por otro lado, el contacto físico entre madres e hijos es fundamental para el desarrollo psicosocial de las crías.

Comportamiento de los leones

Las manadas de leones son sociedades de fisión-fusión fuertemente jerarquizadas, en las que los miembros entran y salen de los grupos o forman nuevas asociaciones. Puede haber entre 2 y 40 de estos felinos en una manada.

Cada león macho que vive de forma estable en un grupo se ha ganado ese lugar a fuerza de echar a los miembros dominantes. En ocasiones, se observan coaliciones de machos jóvenes —habitualmente hermanos— para proteger al grupo.

Cuando un macho joven crece y comienza a ser una potencial amenaza para el líder del grupo, es probable que este lo eche antes de que pueda ser sustituido. Después de esto, el juvenil pasará por una etapa nómada solitaria hasta que encuentre un nuevo grupo.

Las hembras, por su parte, tienen su propia jerarquía, pero no compiten ni luchan entre sí. Son un gran ejemplo de igualitarismo, ya que la imposibilidad de controlar la reproducción de las demás leonas a través de la competición ha fomentado una cooperación horizontal.

Comportamiento en cautiverio

A menudo se observan leones en zoológicos, circos o centros de cría. Lo más frecuente es que, privados de su estimulación para la caza y otras actividades propias de su vida en libertad, se les observe aletargados más allá de su tiempo natural de descanso.

La reproducción se altera también: aunque es posible que críen en cautividad, el instinto reproductivo se inhibe tanto en machos como en hembras. En otras ocasiones, las crías no salen adelante o la madre las rechaza.

Por lo general, los felinos acaban por desarrollar trastornos del comportamiento. Los más frecuentes son las estereotipias de paseo, en las que se puede observar al animal recorrer un mismo itinerario una y otra vez sin motivo. En ocasiones, hasta ponen cada pata exactamente en el mismo lugar.

¿Se puede entrenar a un león?

Estos félidos son inteligentes y su sociabilidad les dota de un cierto entendimiento a la hora de interactuar con los humanos. Sin embargo, el comportamiento de los leones se caracteriza por un fuerte instinto de caza y territorialidad y una persona nunca podrá ser su amiga ni su dueña. 

Esto quiere decir que son capaces de aprender mediante condicionamiento, pero el proceso requerirá romperles el ímpetu mediante la violencia extrema o prácticas que ponen en peligro al humano. Su naturaleza silvestre debe ser respetada.

En algunos centros de recuperación y núcleos zoológicos se ha intentado entrenar a leones para los manejos veterinarios. Se ha conseguido cierta respuesta, pero no del todo la deseada, que era evitar el estrés y el peligro para los cuidadores a la hora de realizar ciertos procedimientos, como el corte de uñas o la extracción de sangre.

No es posible tener un león como mascota. Esta práctica, junto con la caza furtiva y la invasión de su hábitat para la agricultura, ha situado a los leones en un estado de conservación vulnerable. Su población decrece con el tiempo, y es posible que, si no se hace nada al respecto, acaben por desaparecer.