Los tiburones son los organismos acuáticos más temidos del mundo. Gran parte de esta fama la obtienen por sus inmensos tamaños y sus feroces mandíbulas. Sin embargo, estas características no son las únicas que los convierten en excelsos depredadores, ya que los tiburones cazan a sus presas gracias a sus increíbles estrategias a nivel sensorial y anatómico.
Estos peces cartilaginosos tienen que ser ingeniosos para atrapar a sus víctimas, pues la efectividad en las cacerías no depende solo de ser el organismo más fuerte. Estos depredadores deben ser eficaces para gastar la menor energía posible sin sacrificar su ingesta calórica. Sigue leyendo para conocer cómo cazan los tiburones y algunas de sus estrategias.
Las herramientas del tiburón
Para poder entender el por qué estos escualos son depredadores tan eficientes, es necesario repasar algunas de sus características físicas. Como sabrás, estos organismos presentan gigantescas mandíbulas que son protrusibles, lo cual significa que pueden salir un poco de su cavidad oral. Gracias a esto, durante la cacería son capaces de atrapar a sus víctimas si intentan escapar.
Además, la dentadura de los tiburones es compleja y puede reponerse si se fractura. La boca del escualo típico cuenta con una serie ilimitada de filosos dientes que se rompen rápidamente, algo que no afecta en nada a su eficacia predatoria. Al enfrentarse a una presa con cuerpo duro, pueden masticarla con la seguridad de que su mandíbula no será afectada.
Aunque no sea perceptible, el tamaño de los individuos también les otorga una ventaja competitiva, pues gracias a ello no cualquiera puede atacarlos. Asimismo, los músculos que desarrollan son tan fuertes que les permiten nadar a gran velocidad. Esta situación se ve reforzada por la forma hidrodinámica de su cuerpo, la cual les da un aspecto eficiente para una persecución acuática.
Los tiburones necesitan mecanismos sensitivos que logren detectar a cualquier presa (incluso durante la noche). Por esta razón, dichos organismos presentan órganos sensoriales bien desarrollados, como las ampollas de Lorenzini, la línea lateral y el olfato. Con estos sentidos extra son capaces de detectar olores, movimientos y campos eléctricos que emiten los cuerpos de sus presas.
¿Cómo cazan los tiburones?
En general, las técnicas de caza de los escualos están basadas en percibir a sus víctimas y atacarlas por sorpresa. Estos organismos tienen más de un mecanismo sensitivo, así que si alguno es obstruido o dañado aún son capaces de atrapar a su presa. Así, el proceso con el que cazan los tiburones se puede dividir en 4 pasos específicos.
- Detección: como primer contacto, los tiburones pueden recibir alguna señal lejana que ponga al descubierto a la presa, ya sea por su olor, por su movimiento o por el ruido que llegue a producir.
- Búsqueda: una vez se tienen las primeras pistas sobre la víctima, el depredador comienza a seguir y buscar más evidencias de su presencia. Algunos ejemplares suelen nadar en círculos (o en figuras en forma de 8) para intentar obtener indicios de su objetivo.
- Localización: en este momento los cazadores ya conocen la ubicación certera de su presa, por lo que comienzan a moverse con cuidado hacia ella. Contrario a lo que se piensa, llevan a cabo el acecho de manera lenta, pues esto evita que sus presas perciban su presencia.
- Golpe y captura: cuando el tiburón está lo suficientemente cerca de su víctima, ataca con movimientos rápidos y efectivos para evitar su huida. En algunas especies es normal que primero inmovilice a su presa con algún tipo de golpe para devorarla después sin que se resista.
Aunque la mayoría de los escualos suelen seguir las técnicas anteriores, algunos tienen formas diferentes de capturar a su presa. Por ello, mientras unas especies solo abren su boca y succionan su comida, otras lanzan mordidas para lastimar de seriedad a la víctima y evitar que huya. Aun así, todos estos mecanismos de captura dependen de la capacidad sensitiva del organismo.
El cuerpo del tiburón es importante
Las adaptaciones que tienen los tiburones van más allá de sus sentidos o su comportamiento, puesto que la forma y el color del cuerpo tienen un papel también importante. Por ejemplo, la peculiar coloración clara en el vientre y oscura en el dorso de los escualos está diseñada para que sus víctimas no puedan identificarlos en el agua.
Gracias a ello, las presas que se encuentren por debajo de estos organismos solo ven el vientre claro, el cual se confunde con la luz de la superficie. Por el contrario, si se les observa desde arriba solo se percibe el dorso oscuro, que se mimetiza con el fondo del océano. Esta simple diferencia marca una gran ventaja adaptativa para los escualos.
Ejemplos de tiburones y sus estrategias
Algunas especies de estos peces cartilaginosos presentan cuerpos con formas diversas, lo cual también les suele ayudar en su cacería. Por esta razón, los ejemplares más grandes no atrapan a sus víctimas igual que los más pequeños. Aunque es imposible listar a todos, a continuación se muestran algunos ejemplares conocidos y las estrategias únicas de cada uno:
- Tiburón martillo (género Sphyrna): estos ejemplares usan su cabeza para lograr golpear a sus presas. De esta manera, la incapacitan y acaban con su vida de forma sencilla.
- Tiburón ballena (Rhincodon typus): el tamaño de estos ejemplares les permite ser poco activos al cazar, pues no dependen de su movimiento para capturar su comida. Para alimentarse solo tienen que abrir su mandíbula y succionar una gran cantidad de agua. Dicho de otro modo, son filtradores.
- Tiburón limón (Negaprion brevirostris): esta especie exhibe un comportamiento peculiar, pues revuelve la arena para crear una cortina de “humo” que le permite atacar a sus presas sin que se den cuenta.
- Tiburón blanco (Carcharodon carcharias): aunque la mayoría de estos tiburones cazan por separado, se mantienen cerca unos de otros para atacar en conjunto si es necesario. De esta forma, aprovechan algunos bancos de peces o zonas con recursos abundantes.
- Tiburón zorro (género Alopias): la cola tan larga de estos organismos es también una herramienta para cazar, ya que son capaces de usarla como un látigo para golpear a sus presas. Es más, se cree que este mecanismo es tan eficiente que pueden capturar a más de un pez al mismo tiempo.
Los tiburones tienen cuerpos adaptados por completo a la depredación, lo cual los pone en la cima de la cadena trófica. La fama que tienen de ser peligrosos no solo se la han ganado por su apariencia, sino por su habilidad y forma de atacar a sus presas. Es cierto que no son las especies más carismáticas, pero eso no eclipsa su interesante forma de conquistar los mares.
Bibliografía
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