La acromegalia es una enfermedad endocrina que consiste en una hipersecreción de la hormona del crecimiento (GH). El origen de esta alteración en gatos es la presencia de un tumor en la hipófisis. Es una enfermedad poco frecuente pero, por desgracia, puede llegar a ser bastante grave.
Normalmente, los indicios de acromegalia se detectan por la presencia de otras enfermedades, en este caso puede ser por una resistencia a la insulina en un tratamiento para la diabetes. El diagnóstico definitivo se confirma por imagen y los niveles en sangre de ciertas hormonas.
Acromegalia en gatos
La acromegalia felina tiene el mismo origen que en otras especies —salvo en el caso del perro—: una lesión adenohipofisaria o un adenoma responsable de la desregulación en la producción de la GH, la hormona del crecimiento.
La hormona del crecimiento es secretada por la hipófisis por la estimulación de otra hormona precursora, la somatocrinina, que se produce en el hipotálamo. La secreción de esta hormona es inhibida por otra hormona, la somatostatina, que también se produce en el hipotálamo cuando las concentraciones de GH son elevadas.
Efectos de la hormona de crecimiento
La hormona del crecimiento tiene efectos sobre el metabolismo, ya que una producción excesiva de ella afecta a la fisiología del animal. Por un lado, estimula la producción hepática de glucosa, la liposisis y aumenta la oxidación de los lípidos.
Debido a esto, un exceso de la hormona tiene como consecuencia una hiperglucemia persistente que genera un estado de hiperinsulinemia —presencia elevada de insulina en sangre— para contrarrestar. Las concentraciones excesivas de insulina provocan una intolerancia a la glucosa. Por ello, la diabetes insulinorresistente constituye un signo de acromegalia.
Además, con la hormona de crecimiento también se secreta la hormona IGF-1 (Insulin – like Factor -1), que estimula la proliferación de muchos tejidos. Las modificaciones morfológicas también son otro signo de acromegalia: organomegalia, deformación de las extremidades, ganancia de peso y otros síntomas característicos.
Síntomas en gatos
Según las estadísticas, los gatos machos de unos 10 años son más propensos a la acromegalia, pero no se han observado diferencias entre las diferentes razas felinas. Algunos de los síntomas más comunes son los siguientes:
- Insulinorresistencia asociada a los signos habituales de la diabetes mellitus: poliuria, polidipsia, cambios en el apetito y peso y otros eventos.
- Ganancia de peso inexplicada por el tutor.
- Síntomas cardiovasculares: la acromegalia puede desarrollar una cardiomiopatía hipertrófica.
- Modificaciones morfológicas: agrandamiento anormal de ciertos órganos (organomegalia). También es común un ensanchamiento de la cara.
- Sonido respiratorio.
- Prognatismo inferior: la mandíbula parece sobresalir de la boca.
- Crecimiento acelerado de las uñas.
- Cojera de uno o varios miembros.
- Signos nerviosos o comportamentales
¿Existe tratamiento para la acromegalia en gatos?
Actualmente existen varios tipos de tratamiento para los gatos con acromegalia. Te los presentamos en las siguientes líneas.
Tratamiento quirúrgico
La cirugía consiste en una hipofisectomía, es decir, la extirpación de la hipófisis junto con el tumor causante de la acromegalia. Es una operación complicada que se suele realizar únicamente en centros muy especializados por cirujanos expertos.
Debido a la dificultad de la cirugía en sí, al estado del animal y los cuidados postoperatorios que necesita es un procedimiento arriesgado, pero que puede tener muy buenos resultados.
En 2012, el Royal Veterinary College (RVC) de Reino Unido realizó la primera cirugía con éxito de hipofisectomía para tratar a un gato con acromegalia. A día de hoy, en 2019, los profesionales más cualificados superaron las 100 cirugías realizadas.
Tratamiento por radioterapia
Es el método más utilizado para los gatos con acromegalia. Con la radioterapia se controla la extensión del tumor mientras se reducen las necesidades de insulina. Sin embargo, con este tratamiento no se consigue normalizar las concentraciones de la hormona del crecimiento como sí ocurre con la hipofisectomía.
Además, su falta de disponibilidad, costes y necesidad de anestesias repetidas suponen un inconveniente considerable para los tutores de gatos enfermos. Se requieren instituciones muy especializadas para llevar a cabo este tipo de tratamiento.
Administración de fármacos
Consiste en la administración de análogos de la somatostatina y tiene como objetivo una disminución en las necesidades de insulina en los gatos tratados. Paralelamente a este tratamiento, se realiza un seguimiento del tamaño de la hipófisis y controles de las concentraciones de la hormona de crecimiento.
Si el tutor del gato decide no seguir ninguno de los tratamientos anteriores, tiene la opción de paliar los síntomas. Con la administración de altas dosis de insulina dos veces al día se puede atajar de forma relativamente eficaz la acromegalia. Teniendo en cuenta la cantidad de insulina que se debe administrar, esta opción puede ser tan costosa como las anteriores.
Además, luchar contra la insulinorresistencia puede considerarse únicamente cuando no hay signos nerviosos asociados al tumor hipofisario. Los otros síntomas que pueden surgir de la acromegalia deben tratarse igualmente de forma paliativa.
Bibliografía
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- Isabel Rodríguez Piñeiro, LV, PhD, Dip-ECVIM-Ca (Medicina Interna) Hospital Veterinario Puchol, Madrid. Dan Rosenberg LV, PhD MicenVet, Francia. Acromegalia Felina.
- Charles A. Hurty, Bente Flatland (2005): Feline Acromegaly: A Review of the Syndrome. In: Journal of the American Animal Hospital Association 41:292-297 (2005).
- AVEPA. Diagnóstico y tratamiento con radioterapia en una gata con acromegalia.