Compartir el espacio y rutina con otra especie animal es una experiencia profunda y enormemente enriquecedora para el ser humano. Aun así, cuando hablamos de felinos, lograr una buena convivencia es indispensable para que no aparezcan los llamados trastornos de la conducta en gatos.
Si quieres conocer una breve aproximación al carácter de los gatos y qué trastornos de la conducta pueden derivar de sus características, aquí vas a encontrar información muy útil.
Así son los gatos
Ignora el título de este apartado. Los gatos, al igual que todas las especies, tienen su carácter individual y único. Aunque se puedan extraer unas cuantas tendencias generales ligadas a la especie, es importante conocer a los felinos de forma íntima para juzgar adecuadamente cuándo el tutor puede estar ante un trastorno de la conducta en gatos.
A pesar de su carácter individual, podemos tener en cuenta una serie de ideas generales en cuanto al comportamiento de los felinos domésticos. Estos rasgos suelen ser comunes:
- Son animales solitarios: suelen buscar alimento y moverse de forma individual. Además, los gatos marcan y se pelean por su territorio. En libertad, normalmente solo se buscan para procrear.
- Son independientes: esto a menudo se confunde con que son animales ariscos y distantes, pero nada más lejos de la realidad. Simplemente se trata de que la convivencia con ellos tendrá momentos en los que el gato no está pensando en interaccionar con el tutor o no necesita determinadas atenciones a la hora de cubrir sus necesidades.
- Son muy curiosos: por lo general, cualquier objeto nuevo causará interés en los felinos y siempre buscarán nuevos horizontes cuando su mundo se les quede pequeño. Como podrás leer más adelante, esto es algo que se debe tener en cuenta para prevenir el estrés y ciertos accidentes.
- Llevan muchos años con nosotros: el trato con gatos es algo que se remonta muchas civilizaciones atrás, por lo que ambas especies tienen cierta base instintiva para entenderse. Haz caso a lo que ves.
Los gatos y el estrés
La convivencia de un gato con un humano en un entorno preparado para este último puede conllevar que algunos de sus componentes resulten estresantes para el felino. Es importante identificar cuáles de estos estímulos pueden estar estresando al felino, pues los gatos son, por lo general, propensos a sufrir estrés cuando alguno de los componentes de su entorno cambian.
Algunos trastornos de la conducta en gatos
A continuación, te exponemos los trastornos de la conducta en gatos más habituales. Hay muchos más, pero estos son los que más visitas al veterinario ocasionan.
1. Deposiciones anormales
Son muchas las quejas cuando el gato defeca o micciona fuera de su caja de arena. Todos aquellos tutores que comparten su vida con un felino han tenido algún accidente de este tipo, pero si se analiza cuidadosamente, siempre se va a encontrar un motivo subyacente.
Si observas conductas en el gato como defecar u orinar fuera de la caja o en lugares específicos, esto se puede estar debiendo a varios factores:
- Algún elemento de su entorno le produce estrés: quizá no le gusta la arena de la caja, o esta está colocada en algún lugar que le produce ansiedad. El gato puede estar sufriendo este estrés por fuentes de ruido, olores fuertes o algún otro elemento que para un humano no es un problema.
- Territorialidad: más común en machos sin castrar que en otros individuos, puede que las deposiciones se hagan como parte de un marcaje. Suele ocurrir cuando el gato siente que su espacio se ha invadido, ya sea por el propio humano o en caso de haber introducido otro animal en el hogar. Determinados olores pueden estar afectando también a este instinto.
- Problemas de salud: es posible que el gato esté presentando este patrón debido a algún problema de salud —dolor o problemas de riñón, por ejemplo—. La cantidad de orina, su color o la forma y/o consistencia de las heces son signos que se deben tener en cuenta a la hora de pensar en un trastorno orgánico.
2. Agresividad
La agresividad o conducta agonística en felinos domésticos puede tener muchas causas. Además, es necesario estar preparados como tutores, pues suele manifestarse mediante comportamientos de ataque, como arañazos o bufidos.
No se debe confundir un comportamiento aislado de agresividad con un trastorno de la conducta. Como cualquier otro animal, los gatos reaccionan negativamente ante estímulos agonísticos, como la invasión del territorio o el espacio personal. Para evitarlos, lo mejor es conocer al animal para poder respetar sus necesidades.
3. Ingesta anormal
Una ingesta dietética excesiva, demasiado rápida o incluso la ausencia de esta puede ser un signo de alguno de los trastornos de conducta en gatos. Es importante analizar las condiciones ambientales en las que el felino se alimenta, como la temperatura o la presencia de otros animales.
La cantidad de comida a la hora de la alimentación puede ser importante también. Por ejemplo, si el gato ha pasado hambre en algún momento de su vida, puede haber desarrollado ansiedad a la hora de comer. Por otro lado, si está padeciendo estrés por algún factor externo o alguna enfermedad, puede que deje de comer.
4. Conductas de arañado
Hay que distinguir entre la conducta de afilado de las uñas y el marcaje por arañado. Este último se realiza como método informativo, más que agresivo, para indicar la propia presencia del individuo en su territorio.
Cuando el marcaje territorial de uñas se hace de forma compulsiva, esto puede ser indicativo de alguno de los trastornos de la conducta en gatos. Se podría deducir que el gato siente la necesidad de marcar aquellos objetos que considera como suyos —y que no quiere que nadie toque— porque está estresado en cuanto a su espacio personal.
La importancia de pedir ayuda ante los trastornos de la conducta en gatos
Conocer al felino de la casa es indispensable para saber distinguir qué es normal y qué puede estar indicando que estás en presencia de un trastorno de la conducta en gatos. Sin embargo, si los intentos de remediar estos comportamientos no obtienen resultado, es el momento de acudir al veterinario.
Bibliografía
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