Para entender la necesidad de la vitamina K para perros, debemos entender que se trata de un nutriente que necesitan para mantenerse sanos. Entre sus principales acciones está modular los procesos de la coagulación de la sangre y la salud de los huesos. En este artículo conoceremos estos y otros efectos de la vitamina K.
Tipos de vitamina K naturales
Existen dos formas de vitamina K: la primera, que elaboran las plantas, es la K1 o fitonadiona. Las verduras de hoja verde, como el brócoli y las coles de Bruselas, son ricas en vitamina K, en su forma K1.
Por otro lado, la vitamina K2 o menaquinona es elaborada por las bacterias que residen en el intestino de los mamíferos. Así, esta vitamina es producida durante la digestión de los alimentos.
Tipos de vitaminas K sintéticas
La industria química incursionó en la producción de formas sintéticas de vitamina K. Así, en el mercado existen las vitaminas K3 (menadiona), K4 y K5.
La vitamina K3 resultó ser tóxica al interferir con la función del glutatión: causa toxicidad hepática y daño a las membranas celulares. Por tal razón, su uso quedó prohibido desde el año 1963 para tratar la deficiencia de vitamina K en humanos.
Aunque se desaconseja su uso, las tres formas sintéticas de vitamina K se utilizan en muchas áreas. Entre estas están incluidas la industria de alimentos para mascotas (vitamina K3) y con objeto de inhibir el crecimiento de hongos en alimentos procesados (vitamina K5).
La vitamina K3 puede identificarse en las etiquetas de los alimentos para mascotas fácilmente. La vitamina K3 se indica con los nombres de bisulfato de sodio de menadiona, bisulfito de sodio de menadiona o bisulfito de dimetilpirimidinol de menadiona.
El nombre de vitamina K proviene de la palabra alemana ‘koagulationsvitamin’.
Funciones de esta vitamina en perros
Las vitaminas K1 y K2 son compuestos solubles en grasa. La forma K1 se absorbe en el intestino delgado proximal y requiere bilis para su absorción. La forma K2 se absorbe en el íleon y el colon.
Después de la captación intestinal, la vitamina K se somete a un reciclaje en el hígado. Es en este órgano donde la vitamina K actúa como cofactor para la modificación de un grupo de proteínas.
En este grupo de proteínas se incluyen los factores de la cascada de la coagulación. También es un factor de crecimiento y una proteína relevante para el metabolismo de hueso y la dentina, la osteocalcina.
La modificación dependiente de esta vitamina es un requerimiento para que estas proteínas puedan interactuar con calcio y hacerse operativas en el proceso de coagulación.
¿Qué uso clínico tiene la administración de vitamina K para perros?
La vitamina K para perros se administra en varios casos específicos. Por ejemplo, en el envenenamiento por rodenticidas, como la warfarina, que actúan mediante el bloqueo efectivo del reciclaje hepático de la vitamina K.
Estos venenos inducen la incapacidad de producir factores esenciales de coagulación, principalmente factores de coagulación II y VII.
Así, el tratamiento con vitamina K para perros envenenados por rodenticidas ha sido utilizado con éxito como antídoto. En estos casos, el antídoto funciona tanto en mascotas como humanos expuestos accidental –o intencionalmente– a venenos anticoagulantes.
Por otro lado, la vitamina K para perros se administra en casos en los que exista una condición que impida su normal absorción. Esto sucede en los casos de enfermedades hepáticas, además de los de prevención y tratamiento de los huesos débiles u osteoporosis.
La hemofilia es una enfermedad caracterizada por un defecto hereditario que impide la normal coagulación sanguínea. En este caso, el tratamiento con esta vitamina busca contrarrestar el riesgo de hemorragias importantes.
Si tu perro ha pasado por un tratamiento de antibióticos prolongado, que haya alterado la microbiota intestinal, es posible que necesite suplemento de vitamina K. Será necesario suplementar su dieta hasta que se restablezca la normalidad de su ecosistema bacteriano intestinal.
Efectos secundarios del tratamiento con esta vitamina
El tratamiento con dosis altas de esta vitamina en perros debe administrarse con precaución. Esto es así debido a que se ha reportado que la vitamina K3 (menadiona) puede inducir anemia hemolítica en perros, cuando se administran 4 mg / kg durante 5 días.
Debe tenerse en cuenta que la vitamina K tarda un día en funcionar cuando se administre por cualquier vía. Recuerda que las nuevas proteínas deben sintetizarse, ya que los factores de la coagulación ya circulantes no serán modificados por el tratamiento.
Por lo tanto, en situaciones que amenazan la vida, como hemorragia grave, no se debe confiar en que la vitamina K proporcione una hemostasia inmediata. En cambio, debes incluir una fuente de factores de coagulación activos, como es una transfusión.
Finalmente, es necesario mencionar que los perros deben obtener la mayoría de los nutrientes esenciales de su alimentación. La dieta debe contener las vitaminas, minerales, fibras dietéticas y otras sustancias beneficiosas para la salud.
Solamente en algunos casos, el perro debería consumir alimentos fortificados y suplementos dietéticos para aportarles nutrientes que, de lo contrario, no se consumirían en las cantidades mínimas recomendadas.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Fernandez FR, Davies AP, Teachout DJ, et al. (1984). Vitamin K-induced Heinz body formation in dogs. J Am Anim Hosp Assoc 20:711-720
- DeClementi C, Sobczak BR. (2012) Common rodenticide toxicoses in small animals. Vet Clin North Am Small Anim Pract. 42(2):349
- Waddell, LS; Poppenga, RH; Drobatz, KJ. (2013) Anticoagulant rodenticide screening in dogs: 123 cases (1996-2003). J Am Vet Med Assoc. 242(4):516-21.
- O’Neil, J., Scarrott, B., Svalheim, R. A., Elliott, J., & Hodges, S. J. (2017). Vitamin K2 in Animal Health: An Overview. Vitamin K2: Vital for Health and Wellbeing, 215.
- Hirakawa, C., & Daristotle, C. (2001). Nutrición Canina y Felina.
- Font, A., Closa, J., Mascort, J., & Durall Rivas, I. (1987). Enfermedad de Von Willebrand en el perro: un caso clínico. Clínica veterinaria de pequeños animales, 7(1), 0039-42.
- Bav, R., Banfi, R., & Tanturi, C. A. (1942). Acción hepatoprotectora de altas dosis de vitamina K. Boletín del Inst de Clin. Quirúrgica., XVllI-I8, Buenos Aires.