Úlcera indolente en perros: qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Las úlceras indolentes suelen aparecer de forma espontánea y, por lo general, afectan a los perros de edad mediana y avanzada. Descubre todo lo que debes que saber sobre esta patología ocular.
Úlcera indolente en perros: qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento
Sebastian Ramirez Ocampo

Escrito y verificado por el médico veterinario y zootecnista Sebastian Ramirez Ocampo.

Última actualización: 13 mayo, 2023

La úlcera indolente en perros se produce por una incapacidad de la córnea de cicatrizar de forma adecuada, después de perder parte de su estructura. Aunque esta enfermedad se puede manifestar en cualquier raza, predomina entre los caninos braquicefálicos. En especial, los bóxer tienen una mayor predisposición a padecerla.

Aunque no es una patología frecuente, su desconocimiento puede derivar en un mal diagnóstico y, en consecuencia, una progresión grave de la lesión. Sumado a esto, si no se atiende de forma oportuna, es posible que comprometa la visión de las mascotas que la padecen. Te contamos todos los detalles de uno de los defectos cicatrizales más peligrosos del ojo canino.

Cicatrización corneal

El ojo de los perros es un órgano complejo, compuesto por numerosas estructuras que cumplen funciones específicas. Una de ellas es la córnea: una membrana avascular y transparente.

Su función principal es evitar la entrada de cuerpos extraños, microorganismos y agentes químicos hacia el interior del ojo. De igual manera, junto al cristalino, se encarga de controlar el enfoque y la entrada de luz al ojo, para poder obtener imágenes con claridad.

Cuando se presenta un daño anatómico en esta capa protectora —compuesta por varios estratos bien diferenciados— los procesos de cicatrización varían de acuerdo alcance de la lesión:

  • Epitelio: es la porción más externa de la córnea. La reparación es relativamente más rápida cuando el daño se presenta en esta capa, porque sus células se multiplican por mitosis para restaurar la integridad perdida. La cicatrización en estos casos suele tardar de 7 a 9 días, porque el epitelio crece en promedio 1 mm por día.
  • Estroma: es la parte más gruesa de la córnea. Cuando la injuria la alcanza, la recuperación es más lenta y complicada. En este proceso intervienen los queratinocitos. Estas células se convierten en fibroblastos, para producir nuevas fibras de colágeno que reparan la lesión.
  • Endotelio: es la capa más profunda de la córnea. Cuando la lesión progresa hasta este estrato, tiene lugar una reparación más difícil. Esto ocurre porque sus células carecen de actividad mitótica; es decir, no se multiplican. Por este motivo, la cicatrización la deben realizar las células cercanas al sitio de la lesión.

En perros de edad avanzada, la córnea no alcanza su espesor inicial, después de un proceso de cicatrización. En estos casos, a diferencia de las lesiones epiteliales, se genera una fibrosis secundaria o cicatriz, ya que las fibras de colágeno no se producen de manera organizada.

Entre otras cosas, es importante destacar que existen varios factores internos y externos que pueden influir de manera positiva o negativa en los procesos de cicatrización de la córnea. Uno de ellos es el desorden conocido como úlcera indolente o recurrente.

¿Qué es la úlcera indolente en perros?

Las úlceras corneales se definen como una alteración en la integridad y funcionalidad de la membrana protectora del ojo; por lo general, producto de un daño mecánico. De acuerdo a la profundidad, evolución y alcance de la lesión, se clasifican en dos tipos.

  • Las úlceras simples son aquellas que solo afectan la capa más externa de la córnea o epitelio. De acuerdo a lo expuesto, la recuperación es más rápida y el pronóstico es favorable.
  • Por su parte, las úlceras complicadas pueden comprometer los estratos más profundos de la córnea o cursar con complicaciones secundarias que dificultan su manejo.

En este último grupo encontramos a las úlceras indolentes, que son las lesiones que se caracterizan por una falla en los procesos de cicatrización de la córnea. En estos casos, el epitelio se regenera, pero no se adhiere al estroma ni a la membrana basal. Por lo tanto, la cicatrización no llega a completarse en su totalidad.

Aunque pareciera que existe una recuperación, las úlceras indolentes aparecen de forma constante.


Esto genera que las úlceras sean recurrentes; es decir, que vuelvan a presentarse de forma constante, a pesar de la aparente recuperación corneal. Aunque puede presentarse en cualquier tipo de perros, los estudios sugieren que las razas braquicefálicas —como el pug, el bóxer o shih tzu— están más predispuestas a sufrirla.

En su mayoría, la úlcera indolente en perros se ha asociado a problemas congénitos, que generan una distrofia o defecto de la membrana basal del epitelio. Además, se asegura que en caninos adultos ocurre por una disminución en la capacidad de cicatrización ocular.

Úlcera del bóxer

Con un predominio de manifestación en los perros de raza bóxer, esta lesión se ha reportado de manera espontánea; es decir, que se origina a pesar de que no exista un daño físico de la córnea. Esto se debe a que estos animales pueden presentar un defecto en los hemidesmosomas que unen las células del epitelio con el estroma.

En consecuencia, ocurre una separación de ambos estratos y se produce una pequeña lesión que evoluciona hacia una úlcera. Por eso, y por ser la raza a la que más afecta esta patología, a la úlcera indolente también se le conoce como úlcera del bóxer.

De hecho, un estudio publicado en la revista BMC Veterinary Research, en el año 2021, sostiene que un defecto en el gen NOG —una proteína constitutiva en la córnea— incrementa la susceptibilidad a la aparición de úlceras corneales indolentes en perros de esta raza.

Síntomas de la úlcera indolente en perros

Al igual que ocurre con otro tipo de procesos ulcerativos, la úlcera indolente en perros suele causar alguno o varios de los signos y síntomas que se distinguen a continuación:

  • Blefarospasmo: movimientos involuntarios del párpado como consecuencia del dolor.
  • Epífora: lagrimeo excesivo.
  • Fotofobia: sensibilidad extrema a la luz.
  • Enoftalmia: desplazamiento del globo ocular hacia el interior de la cuenca del ojo.
  • Hiperemia conjuntival: inflamación y enrojecimiento de los vasos sanguíneos de la esclera.
  • Edema corneal: opacidad e hinchazón de la córnea.

En fases agudas de la enfermedad, los signos clínicos son muy marcados. No obstante, a medida que la lesión ocular se vuelve crónica, los síntomas de dolor o molestia disminuyen. Por esta razón, se le denomina como úlcera indolente.

Diagnóstico

El diagnóstico de la úlcera indolente en perros se basa en una correcta exploración oftalmológica que permita identificar el aspecto y alcance de la lesión. Por lo general, estas úlceras suelen tener un contorno irregular con bordes de características cóncavas, producto de la mala adherencia

Sumado a esto, métodos como el test de la fluoresceína permiten reconocer y delimitar el área del estroma corneal desprotegido de epitelio. No obstante, la clave en estos casos es establecer la causa del retraso en los procesos de cicatrización en el paciente.

Tratamiento

En general, este tipo de úlceras son refractarias a los tratamientos convencionales que se manejan en las lesiones superficiales de la córnea. Por lo tanto, su abordaje debe consistir en eliminar el epitelio no adherido, además de crear una abrasión para favorecer la unión de un nuevo epitelio con el estroma.

Esto se logra a través de diferentes técnicas quirúrgicas como la queratotomía en rejilla, el desbridamiento con diamond burr o el procedimiento de cross-linking corneal. Además, se deben suministrar antibióticos tópicos para evitar la infección, y sustancias ciclopléjicas y antiinflamatorias que reduzcan los síntomas de dolor e inflamación en lesiones agudas.

Aunque esta patología puede aparecer de forma espontánea, en ocasiones está relacionada con otros trastornos, que provocan o dificultan su recuperación. No obstante, gracias a la atención oportuna y un tratamiento adecuado para el perro, las úlceras indolentes tienen un pronóstico favorable.

Veterinario examina ojo pug
Es necesario aplicar antibióticos tópicos para prever la infección.


Úlcera indolente en perros, una enfermedad silenciosa

Conforme a lo expuesto en este artículo, podemos darnos cuenta de la importancia de reconocer a tiempo una úlcera de carácter indolente. Si bien en un principio nuestra mascota puede indicarnos la molestia ocular, a medida que progrese la lesión los síntomas serán menos evidentes, lo que puede dificultar que sepamos cuando nuestro perro está enfermo.

Del mismo modo, por la naturaleza de estas úlceras, después de un tratamiento tópico convencional podríamos pensar que la lesión esta resulta. Sin embargo, la deficiencia en la cicatrización hará muy probable que vuelva a presentarse.

Por tal motivo, ante un caso de úlcera indolente, los chequeos regulares con un profesional capacitado en el área son indispensables. De igual forma, tu participación y paciencia en el proceso de regenerar la integridad de la córnea, serán claves para una correcta recuperación.


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