El cuidado de personas dependientes es algo que preocupa en muchos países del planeta. En Estados Unidos han encontrado una solución que, aunque eficaz, podría no ser ética: los monos de terapia.
¿Qué son los monos de terapia?
La organización Helping Hands dedica su tiempo a entrenar monos de terapia que puedan realizar tareas básicas y ayudar a personas con parálisis u otro tipo de dependencia. Para ello, los monos son entrenados en apagar luces o encender todo tipo de aparatos, traer objetos o incluso limpiar a sus dueños.
A los ojos de muchos estadounidenses, los monos de terapia para personas dependientes son algo aceptable e incluso positivo. Estos primates parecen pasarlo bastante mejor que sus compañeros de circo o de experimentación, pero deberíamos preguntarnos si los monos se benefician o no de esta relación.
¿Son buena idea los monos de terapia?
Algo más que demostrado a día de hoy es que no se puede tener un mono como mascota. A pesar de que en Estados Unidos esta práctica sigue muy extendida, cada vez son menos las personas que tienen un mono en su casa y cada vez son más los animales que llegan a santuarios de primates con la vida destrozada.
Los monos, al igual que el resto de primates, tienen un período de infancia muy similar al del ser humano, en el que se relacionan de forma muy estrecha con su madre. Para tener a un mono de terapia, al igual que con una mascota, hay que romper ese vínculo y criarlo a mano.
Esto causa en estos primates una dependencia que no solemos mantener en el tiempo: la etapa adulta torna a estos animales un tanto agresivos, especialmente debido a que no han sido educados por los de su especie. Ocurre, además, que poseemos lenguajes distintos que se tornan en malentendidos, y estos a su vez en ataques.
Las prácticas del entrenamiento de los monos de terapia
En su origen, la asociación arrancaba los colmillos a las crías, a las que separaba con apenas 10 semanas de sus madres. Aunque actualmente reniegan de estas prácticas, Helping Hands ha sufrido serias críticas por el manejo de sus monos capuchinos de cabeza dura, la especie con la que trabajan.
Actualmente, las prácticas realizadas son menos salvajes, pero aún así entrañan dolor para los primates: la separación de sus madres les lleva a hogares donde aprenden a comportarse entre humanos previamente al entrenamiento, para luego ir a su casa de acogida. Son repetidamente habituados a personas de las que son separados, algo que de por sí es traumático para animales humanizados.
Aunque tal vez no tengan la misma habilidad, el uso de perros como animales de apoyo es mucho más ético que los monos de terapia. Los animales domesticados, aunque no tan habilidosos con las manos, pueden ayudar mucho a estas personas sin un conflicto ético tan grande.
Por supuesto, estos monos de terapia son tratados con caricias y premios. Sin embargo, a los peligros de tener un mono en casa se suma el hecho de que lo hemos privado de una vida digna con los de su especie, algo sin duda importante para muchas personas.