El síndrome del cerdo-gato es muy raro y, por eso mismo, no existen muchas investigaciones al respecto. Tiene que ver, básicamente, con personas que son alérgicas a los gatos y también a la carne de cerdo. Es lo que se llama una ‘alergia cruzada’.
Hasta ahora son muy pocos los registros que existen acerca de este problema de salud. El síndrome del cerdo-gato fue nombrado por primera vez en 1994. Solo hasta finales de los años 90 se hizo una descripción formal de este.
Las manifestaciones de esta enfermedad son similares a las de otras alergias. Van desde reacciones cutáneas y problemas respiratorios hasta anafilaxia. Por lo tanto, el síndrome del cerdo-gato debe recibir la atención que se merece.
Un antecedente curioso
Antes de que el síndrome del cerdo-gato fuera descrito, Cisteró-Bahíma había hecho referencia a una de estas alergias cruzadas, que resulta curiosa. Se trataba de una mujer de 39 años que comenzó a presentar síntomas de alergia a los gatos.
Al examinar su historia clínica, se descubrió que en su infancia había sufrido de prurito oral cuando consumía carne de conejo. Ya en la edad adulta, también tuvo reacciones alérgicas frente a la carne de caballo. Un año antes de esto, ella había introducido un hámster a su vivienda.
Esto llevó a concluir que presentaba una ‘reactividad cruzada’. Es decir, reaccionaba alérgicamente a varios alérgenos. Se estudiaron entonces los puntos en común y se concluyó que todo podría deberse a la presencia de una proteína común en los epitelios de algunos animales y la carne de otros.
Causas del síndrome del cerdo-gato
Los casos de alergias a la carne de mamíferos son sumamente infrecuentes. Sin embargo, en los últimos años han venido reportándose casos de este tipo, principalmente en Europa y Norteamérica.
Todo parece indicar que esto se debe a una hipersensibilidad a la proteína seroalbúmina. Esta se halla presente en los gatos y es muy parecida a la seroalbúmina de la carne del cerdo. Esto explicaría el porqué algunas personas son alérgicas a un animal y un alimento a la vez.
En los mamíferos, las seroalbúminas se encuentran presentes en varios tejidos. También en la carne, la piel y diferentes tipos de secreciones. No se conoce exactamente el mecanismo a través del cual operan estas intolerancias en el ser humano.
Características del síndrome del cerdo-gato
Lo poco que se sabe acerca del síndrome gato-cerdo indica que, por lo general, aparece primero la alergia a los gatos. Es usual que esto tenga lugar durante la infancia. En cambio, la alergia a la carne de cerdo se manifiesta usualmente en la edad adulta.
Así mismo, se ha establecido que la alergia al epitelio de los gatos suele producir síntomas respiratorios. A su vez, la intolerancia a la carne de cerdo tiene las características propias de una alergia alimentaria. También se han detectado casos de reacciones cruzadas como el síndrome gato-cordero, o el síndrome hámster-caballo.
Algunas de las características del síndrome gato-cerdo son las siguientes:
- Es más frecuente que las reacciones aparezcan tras el consumo de carne poco hecha, cruda, secada o ahumada.
- La reacción alérgica es menos probable cuando la carne de cerdo está bien cocida.
- Los primeros síntomas de la alergia aparecen entre 20 y 40 minutos después de la ingestión de la carne de cerdo. En otras alergias a la carne, la reacción tarda varias horas en manifestarse.
- La reacción se produce frente a todos los alimentos de origen porcino, como salchichas, salchichón, jamón y otros embutidos.
Otros datos de interés
Hay algunos datos que permiten inferir que la intolerancia a la seroalbúmina del gato tiende a desaparecer progresivamente con el tiempo. En estos casos, también se produce una remisión de los síntomas al consumir carne de cerdo. Sin embargo, si el contacto con los gatos continúa, también se mantiene la intolerancia al cerdo.
Es importante que se busque un diagnóstico lo más certero posible para establecer la presencia del síndrome del cerdo-gato. Dicho diagnóstico debe ir soportado con las pruebas cutáneas y los análisis de sangre pertinentes. Se debe determinar la inmunoglobulina E (IgE) específica, para prevenir otras alergias.
En general, a quienes padecen este tipo de problemas se les recomienda evitar el consumo de cerdo. Sin embargo, también es recomendable que porten un autoinyector de adrenalina para casos de urgencia. Algunas composiciones de alimentos no permiten detectar que contienen cerdo o alguno de sus derivados.
Bibliografía
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- Martínez-Alonsoa, J. C., Moneob, I., Gómezc, M., & Aldayc, E. (1998). Hipersensibilidad a carne de cordero y reacción cruzada con otros mamíferos. Rev. Esp. Alergol Inmunol Clín, 13(6), 359-361.