Conocer no solo a los animales, sino también los procesos evolutivos que tienen lugar en ellos y en otros tipos de especies es una forma de acercarnos más al mundo animal, aún bastante misterioso. A continuación, hablaremos precisamente de un término fundamental para la vida de muchos seres: la simbiosis.
Definición de la simbiosis
Un biólogo alemán llamado Albert Bernhard Frank estudió los líquenes, organismos surgidos de la unión entre un alga y un hongo, y llegó a la conclusión de que se producía un proceso que llevaba a cabo una interacción entre las especies. A este proceso se le conocería como simbiosis.
¿Cómo la definió él mismo? En uno de sus escritos, dijo textualmente que la simbiosis es como «la vida en conjunción de dos organismos disímiles, normalmente en íntima asociación y, por lo general, con efectos benéficos para al menos uno de ellos».
No obstante, existe un debate en torno a esta teoría, ya que muchos opinan que ambos organismos obtienen beneficios. Este hecho convertiría a este proceso en algo recíproco o un sinónimo de mutualismo.
Por lo tanto, definiendo ambas teorías, se ha llegado a la conclusión de que puede haber varias definiciones, todas correctas:
- Simbiosis en su sentido más amplio. Se puede definir como cualquier unión o interacción biológica entre especies, sin importar si reciben beneficios o perjuicios la una de la otra o ambas a la vez.
- Simbiosis como mutualismo. En este caso, se cree que el cruce de organismos es beneficioso para ambas partes.
- La simbiosis en sentido estricto. Existe la teoría de que la simbiosis y el mutualismo son cosas diferentes; aunque en ambos casos hay beneficios para una o las dos partes, el mutualismo conviene, pero no es necesario para sobrevivir. En tanto, en el más amplio sentido del término, la relación entre ambos es vital para sobrevivir.
Tipos de simbiosis
Estos son las diferentes categorizaciones de simbiosis que podemos encontrar:
- Ectosimbiosis: en esta, el simbionte se mantiene vivo en el exterior del otro organismo.
- Endosimbiosis: en este caso, el simbionte vive en el interior de las células o en espacios que quedan entre ellas.
- Mutualismo: ambos simbiontes se benefician.
- Comensalismo: para una de las partes, la relación trae beneficios, mientras que para la otra no hay cambios en su vida.
- Parasitismo: todos sabemos el efecto de un parásito. Por tanto, este tipo de interacción será beneficiosa para una parte, mientras que para la otra será perjudicial.
- Facultativa u obligatoria: dependiendo de si son necesarias para la vida o si son permanentes o temporales.
- De transmisión vertical: en esta, existe la transmisión directa de infecciones desde el anfitrión al simbionte.
- De transmisión horizontal: el simbionte se obtiene del medio ambiente.
Además, se sabe que en el simbiosismo puede haber un proceso continuo que podría llevar de un estado simbiótico a otro. Michael E.N. Majerus, quien fuera un reconocido genetista británico, lo expresó muy claramente en su libro Simbiontes hereditarios causantes de efectos deletéreos en los artrópodos. Textualmente, dijo:
“Muchas especies de artrópodos albergan endosimbiontes de transmisión hereditaria. Debido a que la persistencia de estos simbiontes hereditarios depende de modo íntimo de la supervivencia de sus hospedadores, generalmente se ha supuesto que los microorganismos que, con gran eficacia son transmitidos de padres a hijos durante generaciones de hospedadores, deberían evolucionar con el tiempo hasta volverse beneficiosos para sus hospedadores.
Cada vez está más claro que los simbiontes hereditarios son muy comunes en los artrópodos —arácnidos, crustáceos y otras especies—. Muchos de esos simbiontes son beneficiosos, pero una parte considerable son deletéreos y, más que ser beneficiosos para sus hospedadores, mantienen relaciones antagonistas con parte de ellos”.
Ejemplos
Hay distintos ejemplos en la naturaleza que nos pueden hacer entender más claramente en qué consiste el proceso simbiótico. Estos son algunos:
- Los líquenes. Como dijimos antes, es la simbiosis entre un hongo y un alga.
- Corales. Muchos de ellos forman una unión con algas con el fin de recoger energía a través de la fotosíntesis y facilitar el proceso de calcificación.
- Termitas y protozoos. Estos son microorganismos que necesitan del sistema digestivo de la termita, que es el hábitat donde habitan; la termita, en cambio, los utiliza para digerir la madera de la que se alimenta.
En definitiva, el proceso simbiótico es un método maravilloso de la naturaleza, en el que queda demostrado una vez más que en esta vida sobrevive el más fuerte.